viernes, 7 de septiembre de 2007

NATIVIDAD DE LA SANTA MADRE DE DIOS



Cuando llegó el tiempo del nacimiento del Salvador del mundo, vivía en la ciudad de Galilea Nazaret, un descendiente del rey David, Joaquín, con su esposa Ana. Ambos eran personas devotas y conocidas por su humildad y misericordia. Alcanzaron la vejez sin tener hijos. Esto los apenaba mucho. A pesar de su avanzada edad no cesaban de pedirle a Dios que les enviara un vástago e hicieron la promesa de consagrarlo al servicio de Dios si se le concedía esa gracia. En aquel tiempo el no tener hijos era considerado un castigo de Dios por pecados cometidos. En especial, a Joaquín se le hacía muy difícil aceptar la falta de hijos, porque según las profecías, el Mesías-Cristo iba a pertenecer a la casa de David (a la que él pertenecía). Por su paciencia y por su fe, el Señor les otorgó, a Joaquín y a Ana una gran alegría: finalmente engendraron una hija. La llamaron María, que en hebreo significa: "Señora, Esperanza."


KONTAQUIO


Por tu Nacimiento, Oh Purísima;
Joaquín y Ana han sido liberados de los reproches de la esterilidad
y Adán y Eva, de la corrupción de la muerte.
Por eso, tu pueblo, habiendo sido redimido de las culpas de las transgresiones,
lo celebra y te dice:
“La Estéril da a luz a la Madre de Dios, la que nutre nuestra vida”.


TROPARIO


La oración y el gemido de Joaquín y Ana,
a causa de su esterilidad y el no dar a luz,
han demostrado ser aceptables y complacientes al oído del Señor.
Pues han brotado para el mundo un Fruto portador de la Vida.
El primero ofrecía su oración en la montaña,
mas la otra soportaba su reproche en el jardín.
Pero, con alegría la estéril da a luz a la Madre de Dios,
la que nutre nuestra vida.


EXAPOSTILIARIO


Oh María, la Joven que dio a luz a Dios, la Novia que no conoció matrimonio;
hoy, en tu Natividad, los confines de la habitada tierra se regocijan.
Porque por ella, soltaste del reproche la dolorosa esterilidad de tus padres;
y con el parto, anulaste la maldición de Eva, nuestra primera madre.
¡Renuévate, oh Adán! ¡Magnifícate tú, oh Eva!
¡Regocijaos vosotros oh profetas con los apóstoles y los justos!
y ¡Que haya una alegría común en el mundo entero,
para los ángeles y para la humanidad!
Pues hoy nace la Madre de Dios de los justos Joaquín y Ana.

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