jueves, 6 de diciembre de 2007

DIFERENCIAS ENTRE IGLESIA ORTODOXA Y EL CATOLICISMO ROMANO I

La Cristiandad estuvo unida hasta mediados del siglo XII D.C. La Fe Cristiana confesada y explicada por los Concilios Ecuménicos (Sínodos) fue la misma sin sufrir alteración, tanto en el oriente como en el occidente, en otras palabras: la Europa Occidental fue también Ortodoxa. Todos los Obispos del Oriente y del Occidente participaron en los 7 Concilios Ecuménicos, al mismo nivel, y ninguno de ellos pretendió la totalidad de la Iglesia. Por lo tanto, todas las decisiones de los Concilios Ecuménicos fueron formados en común acuerdo, y no fue hasta principios del siglo IX cuando en el occidente se empezó a introducir ciertas innovaciones concernientes a los principios dogmáticos y eclesiológicos.
1.- El Dogma de la Supremacía Papal:

La causa principal de la separación (cisma) entre Oriente y Occidente, fue una demanda infundada del Papa Nicolás I (858-867), Obispo de Roma, para tener supremacía jurídica y ser considerado por lo tanto superior a todos los demás Obispos, tanto en Oriente como en Occidente. Estas demandas monárquica, claro esta, tuvo que ser disputada en aquellos días por el Arzobispo Himcart asistido por argumentos basados en las Leyes Canónicas de la iglesia de la Ciudad de Reims, (Vlasslos Fidas: "Historia Eclesiástica", Atenas 1973, pag. 75).

Esta petición del Obispo de Roma, que dada desde el siglo IX, no estuvo basada en la Tradición Apostólica, confesada y evidenciada por la totalidad de la Iglesia desde sus primeros días. Para resolver problemas importantes de carácter doctrinal o disciplinario, todos los Apóstoles se reunían en Sínodo (Consejo), y juntos ayudaban, rezaban, y tomaban decisiones inspirados por el Espíritu Santo: "Entonces pareció bien a los Apóstoles y Presbíteros, con toda la Iglesia" (Hechos 15:22).

"Porque ha parecido bueno para el Espíritu Santo y para nosotros" (Hechos 15:28). Este sistema, llamado Sinodal o Conciliar, ha permanecido intacto en la Iglesia Ortodoxa Griega hasta la actualidad, ningún Obispo se considera superior a otro. El Patriarca Ecuménico de Constantinopla, es considerado "primus inter pares", entre iguales, por lo tanto, esta primacía de honor no le otorga derecho a decidir separadamente de otros Obispos.

Además de no poseer supremacía, el Papa tampoco posee infalibilidad, la totalidad de la Iglesia y se manifiesta en los Concilios Ecuménicos que han sido reconocidos por todos (Clero y Laicos), conforme al texto sagrado: "Entonces pareció bien a los Apóstoles y Presbíteros, con toda la Iglesia" (ibid).

Por eso, de todas las diferencias que separan a la Iglesia Ortodoxa del Catolicismo Romano, el problema fundamental y difícil de resolver es la posición del Obispo de Roma, la cual se fundamenta sobre los principios de supremacía e infalibilidad. Desde el siglo IX, la supremacía del Papa en el Occidente, ha estado basada en un texto bíblico (Mateo 16: 15-18), el cual fue erróneamente interpretado. Además, ningún Concilio Ecuménico, propuso jamás esta interpretación posterior.

La exacta interpretación de este texto, es la siguiente: Jesucristo preguntó a los Apóstoles: Quién dice a los hombres que Yo soy el Hijo del Hombre?, Siendo el más espontáneo, Simón Pedro contesto en nombre de todos: eres el Cristo, el Hijo del Dios Vivo". Jesús agrego: "Bienaventurado eres Simón Bar - Jona: Porque esto no te lo a revelado carne no sangre sino mi Padre, que esta en el Cielo. Y también, yo te digo, que tú eres Pedro y sobre esta roca Yo edificaré mi Iglesia".

La piedra sobre la cual Él edificará su iglesia, no era Pedro como persona (que lo negó tres veces, posteriormente), sino en la confesión de la fe de Pedro. Aquella Fe en la que Jesús es Cristo, el Hijo del Dios Vivo, la piedra angular de la Iglesia no es Pedro como persona sino Cristo mismo. Como San Pablo dice a los Corintios: "Porque nadie puede poner otro fundamento que el que esta puesto el cual es Jesucristo" (I. Cor.3:11).

Cristo no necesita a vicario o delegado único sobre la tierra, porque como Él prometió: "Yo estoy con vosotros siempre, aun hasta el fin del mundo" (Mat.28:20). A través del sacramento de la Santa Eucaristía Cristo esta continuamente presente en el mundo como Sumo Sacerdote y como Comida y Bebida de salvación. San Pablo dice a los Corintios: Y todos bebieron la misma bebida espiritual: por eso ellos bebieron de la roca espiritual que los seguía y esa roca era Cristo". (I. Cor. 10:4).

El texto sagrado en el Libro de los Hechos de los Apóstoles nos informa que la historia de la Iglesia empieza el día de Pentecostés en Jerusalén y no en Roma. Aquel día tres mil judíos se arrepintieron y fueron bautizados, por eso la primera Comunidad Cristiana fue en Jerusalén. También no debemos olvidar que San Pablo fundó la Comunidad Cristiana de Filipos y Corintio antes de la llegada de San Pedro a Roma.

Además la práctica de la Iglesia, jamás garantizó una supremacía jurídica para el Obispo de Roma, ya que durante los primeros ocho siglos, él gozaba solamente de una Primacía de Honor, hasta que el Concilio Ecuménico de Calcedonia (415), mediante su vigésimo octavo canon, concedió la misma Primacía de Honor al Papa de Roma y al Patriarca de Constantinopla (Nueva Roma). Esta Primacía de Honor no fue dirigida para el Obispo como persona, sino por la importancia de la Iglesia que representaba y en base al número de sus miembros y sus trabajos de caridad.

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