sábado, 8 de marzo de 2008

DOMINGO DE LA EXPULSIÓN DE ADÁN DEL PARAÍSO


Contaquio, tono 6º
Oh Señor, Tú que nos guías a la sabiduría
y das entendimiento e inteligencia,
Maestro de los ignorantes, Auxilio de los pobres,
fortalece mi corazón y dale entendimiento.
Dame la palabra, oh Verbo del Padre,
pues no impediré que mis labios te clamen:
Ten piedad de mí, Oh Misericordioso, que estoy caído.




Rom XII, 11- XIV, 4

Y esto, teniendo en cuenta el momento en que vivimos. Porque es ya hora de levantaros del sueño; que la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada. El día se avecina. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz. Como en pleno día, procedamos con decoro: nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos; nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias. Acoged bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones. Uno cree poder comer de todo, mientras el débil no come más que verduras. El que come, no desprecie al que no come; y el que no come, tampoco juzgue al que come, pues Dios le ha acogido. ¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Que se mantenga en pie o caiga sólo interesa a su amo; pero quedará en pie, pues poderoso es el Señor para sostenerlo.

Mt VI, 14-21

"Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas. "Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. "No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

QUERIDOS HERMANOS…

Hemos llegado al último día antes de la Gran Cuaresma. No es causal el hecho que ayer día sábado, en vísperas de este día Domingo de Consumir Queso, nuestra Iglesia conmemoró a todos los santos, que brillaron con su gran lucha espiritual y el ejercicio del ayuno, la oración y el arrepentimiento.

Los santos son ejemplos que vamos seguir, nuestros guías en el difícil arte del ayuno y del esfuerzo espiritual. En la lucha pues que emprendemos mañana no estamos solos.

Santo Tomás Etolo dice al respecto que la Gran Cuaresma de la Pascua es una escuela de arrepentimiento, en la cual debemos acudir todos para progresar en la virtud y en la santificación de nuestra alma. Dicho de otro modo, este período de ayuno antes de la Pascua es una singular oportunidad de recogimiento espiritual, de meditación y anabaptismo.

En la entrada del período del ayuno, la Iglesia nos recuerda el pecado de Adán que se convirtió en pecado de todo el género humano. Adán des-obedeció el mandamiento de Dios que era mandamiento de ayuno. La Iglesia nos ayuda, con la lectura evangélica de hoy a profundizar y a comprender bien el sentido del verdadero ayuno.

Hoy, muchos de nosotros recortamos y armamos el mensaje del Evangelio a nuestra medida y hasta el límite de verse afectado nuestro egoísmo y nuestros intereses, con el triste resultado de haber creado un evangelio humano propio que, como tal, no nos puede ayudar a salvar nuestro ser cansado psíquica y espiritualmente.

El auténtico ayuno es ejercicio de amor y de todas las virtudes que hallamos en el evangelio. Hago ayuno, significa tengo hambre, permanezco en ayuno, ejerzo la continencia corporal y el hambre, como medio de búsqueda de Dios en mi vida. El ayuno tiene carácter claramente pedagógico, no el fin en sí mismo, sino un medio auxiliar que nos conduce al logro del único y singular fin que es la unión, la comunión con Dios y nuestra redención del pecado y de la muerte espiritual.

Con el ayuno agradable, el ser humano se pone en comunión y comunicación incesante con Dios. El verdadero ayuno conduce a Dios. Es cierta-mente, un medio religioso muy antiguo de ejercitación, que utilizaban también los hebreos en el Antiguo Testamento, como medio de purificación y expiación para aplacar la ira de Dios, por sus pecados serios y sus faltas o in conductas. El ayuno fue practicado también por nuestro Señor, quien se retiró al desierto por cuarenta días continuos antes de comenzar Su actuación pública en el mundo.

El verdadero ayuno es ejercicio espiritual. Es por eso que no hace falta publicidad y demostración. En ese caso pierde su sentido y su valor. El verdadero ayuno es entrega a la voluntad de Dios. Y naturalmente el verdadero ayuno no es tan sólo la sustitución de un régimen alimenticio sino la disminución de la cantidad de los alimentos y la observancia de una postura integradora de nuestro comportamiento espiritual, en nuestro rumbo.

Nuestra Iglesia nos señala hoy, mis queridos hermanos, el camino de salvación. Es la lucha espiritual que emprendemos especialmente en el pe-ríodo de la Gran Cuaresma, para domesticar y para aniquilar nuestro egoísmo. Con el ayuno correcto, nos conduciremos a la contrición y al arrepenti-miento que al final nos concederá como un regalo, como un don, Dios muy bondadoso y misericordioso.

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