sábado, 29 de marzo de 2008

III Domingo de Cuaresma, Domingo de la Santa Cruz





Oh Señor, salva a tu pueblo

y bendice tu heredad.

Concede la victoria a los cristianos ortodoxos

y por tu Cruz salva a tu Iglesia.


Hebreos 4, 14-16; 5, 1-5

Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna. Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, por estar también él envuelto en flaqueza. Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer por los pecados propios igual que por los del pueblo. Y nadie se arroga tal dignidad, sino el llamado por Dios, lo mismo que Aarón. De igual modo, tampoco Cristo se apropió la gloria del Sumo Sacerdocio, sino que la tuvo de quien le dijo: “Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy”.


Marcos 8, 34-38; 9,1

Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles." Les decía también: "Yo os aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el Reino de Dios."

Este domingo, en medio de la Gran Cuaresma, se hace la Veneración de la Santa Cruz que es colocada en el centro de la iglesia y nos la ofrece en adoración para que podamos renovar nuestras fuerzas y sobrellevar el ayuno debido a nuestras debilidades corporales.
Nuestra Santa Iglesia la coloca en medio del camino del ayuno para que la vivificadora Cruz sea la alegría del mundo, la fuerza del creyente, la esperanza del pecador, entonces prosternándonos ante ella, nos da bendición, regocijo fuerza para poder terminar el ayuno cantando:
“Viendo, hoy, la preciosa Cruz de Cristo, nos postramos ante ella con fe y alegría, y abracémosla con anhelo suplicando al Señor, que sobre ella fue crucificado por su propia voluntad, que nos haga dignos a los fieles de llegar al día de la Resurrección, sin condena!”

No hay comentarios: