jueves, 10 de julio de 2008

Lo único claro en todo este tema es que no ha quedado nada claro.


A pesar de todo lo ocurrido, el asunto ha pasado sin pena ni gloria por el Sínodo de al Iglesia Rumana y los dos Obispos, el de Banat y el de Oradea, después de manifestar su “pesar y arrepentimiento” puesto en duda en muchos sectores de la Iglesia de Rumanía, han sido “absueltos” sin más consecuencias.

Se advierte luego que ningún fiel, ni sacerdote, diácono, monje o monja pueden recibir sacramentos de los romanos ni de otras confesiones, ni los sacerdotes concelebra con ellos sacramentos o sacramentales bajo pena de interdicción para el clero y excomunión para los laícos.

Desde Rumanía muchos dicen que se han recibido presiones desde sectores romanos y uniatas para que no se tomen las medidas canónicas adecuadas ya que lo que anunciaron a bombo y platillo como un “gesto profético”, no iba a recibir la respuesta por ellos deseada.

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