lunes, 4 de agosto de 2008

Duelo en todo el mundo por la muerte de Solzhenitsyn



El escritor ruso, autor de 'Archipiélago Gulag' y Premio Nobel de Literatura, falleció en Moscú a los 89 años.

La muerte del escritor ruso Alexander Solzhenitsyn ha causado gran tristeza en Rusia y muchos otros países, donde el autor era conocido por sus obras sobre el régimen de terror implantado por Josef Stalin. El presidente ruso, Dmitri Medvedev, aseguró que fue "uno de los mayores pensadores, escritores y humanistas del siglo XX", cuya muerte es "una pérdida para Rusia y todo el mundo". Solzhenitsyn falleció a los 89 años el domingo en su casa, por una parada cardíaca. También elogiaron su obra y su compromiso la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el presidente estadounidense, George W. Bush. Los historiadores subrayan el papel de Solzhenitsyn de abrir los ojos al mundo ante el totalitarismo de la Unión Soviética bajo Stalin. La obra cumbre del autor, nacido el 11 de diciembre de 1918 en Kislovodsk, en el norte del Cáucaso, fue Archipiélago Gulag (1973), en la que exhibe miles de ejemplos del terror aplicado por Stalin en la Unión Soviética. Gulag era el nombre con el que se conocía a los campos de prisioneros en el país comunista. El libro hizo que muchas personas de izquierda de Occidente le dieran la espalda a la URSS. Solzhenitsyn había vivido la represión en carne propia, con nueve años de internamiento en un campo de trabajo y condena al ostracismo. Esas experiencias las reflejó en su primera novela, Un día en la vida de Iván Denissovich. En 1970 se le concedió el Nobel de Literatura, pero el Gobierno soviético le prohibió ir a recibirlo. La Academia Sueca, responsable del galardón, dijo que Solzhenitsyn hizo una "histórica contribución" con sus libros. "Él inició un debate con el comunismo y el marxismo que recorrió todo el mundo occidental", señaló el secretario del organismo, Horace Engdahl. El discurso del escritor cuando se le concedió el Nobel, así como el manuscrito de Archipiélago Gulag, fueron sacados de contrabando desde la Unión Soviética por Stig Fredrikson, corresponsal en esa época de la agencia nacional sueca. Tras la publicación de esta obra, Solzhenitsyn fue encarcelado y expulsado del país. Pudo volver en 1994, tras la caída de la URSS, y fue muy crítico con la falta de democracia bajo la entonces presidencia de Boris Yeltsin. Solzhenitsyn no encontró mucho eco sin embargo en cuanto a sus llamados a abrazar la fe ortodoxa y no copiar sin más la democracia europea, sino que Rusia se preocupara más por el "bienestar moral" de su propio pueblo. El ex presidente soviético Mijail Gorbachov afirmó que el autor entrará en la historia como uno de los primeros en denunciar de forma pública y rigurosa la brutalidad e inhumanidad del régimen de Stalin. Su contribución a la caída del totalitarismo "no ha sido lo suficientemente reconocida", subrayó Gorbachov. "Hasta el final de su vida luchó por que Rusia dejara atrás su pasado totalitario, por que tuviera un futuro digno y se convirtiera en un país libre y democrático. Le debemos mucho", aseguró Gorbachov. Durante la entrega del principal premio de Rusia en junio de 2007 Solzhenitsyn se veía ya muy avejentado. Su opinión sobre la política del ex presidente Vladimir Putin y sobre el reforzamiento de la Iglesia ortodoxa en los últimos años era positiva. También apoyaba la polémica política rusa en Chechenia. Mientras que el líder comunista Guennadi Zyuganov lo criticó por falta de "objetividad" en sus obras, la Iglesia ortodoxa rusa, a la que Solzhenitsyn estaba muy unido, lo ha elogiado como un gran precursor del pensamiento de las próximas generaciones. El Premio Nobel deja una rica herencia de pensamientos para el futuro de Rusia, dijo el portavoz del Patriarcado moscovita, Vsevolod Chaplin. Solzhenitsyn, que estaba trabajando en la edición de sus obras completas en 30 tomos para 2010, será enterrado este miércoles en el cementerio del monasterio de Donskoi en Moscú, un lugar que él mismo había elegido. Su esposa, Natalia, quien estuvo a su lado al momento de morir, afirmó: "Quería morir en verano, y murió en verano. Quería morir en casa, y lo hizo en casa. En general diría que Alexander tuvo una vida difícil, pero feliz".
¡Memoria eterna! ¡Memoria eterna! ¡Memoria eterna!

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