viernes, 30 de abril de 2010

"Todo aquel que tenga sed, venga a mí y beba "


En mitad de Pentecostés escuchamos la llamada del Señor: "Todo aquel que tenga sed, venga a mí y beba " (Juan 7:37). Si esto es así, entonces vamos todos a correr hacia Él.

Los que tienen sed encuentran alivio en Él. Los que tienen sed de conocimiento han de dirigirse al Señor porque Él es la única luz que ilumina a los hombres.
El que tenga sed de purificarse del pecado y busque el agua que apague las llamas de sus conciencias, corra a Él porque rompió la sentencia de nuestros pecados cobre la Cruz. El que tenga sed de la paz del corazón, busque al Señor porque en Él se encuentra el tesoro de todas las bondades y bienes, y nos enseñará a despreciar todos los bienes terrenales y a olvidarnos de las privaciones con el fin de llenarnos sólo de Él.
Si necesitamos fuerza, Él es Todopoderoso. Si deseamos la libertad, Él nos da la verdadera libertad. Él resolverá todas nuestras dudas, desatará las ligaduras de nuestras pasiones; disipará todos nuestros problemas y dificultades; nos permitirá superar todos los obstáculos, vencer las tentaciones y las intrigas de los enemigos, y facilitarnos el camino de la nuestra vida espiritual.

¡Corramos todos en pos del Señor!

No hay comentarios: