lunes, 17 de mayo de 2010

Sobre las memorias de los difuntos.


Después de la muerte el alma espera la Resurrección. En ese momento de espera es consciente de sus buenas y malas obras por lo que los oficios del Trisagio Fúnebre y las oraciones por los difuntos durante la Liturgia le ayudan por medio de la petición que hace la Iglesia a Dios para que perdone sus pecados voluntarios e involuntarios.

En los relatos de la vida de los Santos hay un relato sobre San Macario el Grande. El rogaba por todos los difuntos y un día, mientras caminaba por el desierto de la Tebaida tropezó con un cráneo blanqueado por el sol implacable. Permitió Dios que el cráneo le hablase diciéndole que hasta los pecadores más empedernidos obtenían alivios en sus sufrimientos por los pecados que habían cometido gracias a sus oraciones.

Es muy importante entregar al difunto a la tierra ya que de ella salimos y a ella volvemos. La cremación es un uso ajeno a la Ortodoxia y está totalmente prohibido. El cuerpo sin vida del difunto ha participado en los Santos Sacramentos, ha sido santificado con la unción del espíritu Santo y es un gran pecado destruirlo por el fuego.

No se puede celebrar el oficio de funeral por una persona que ha pedido y ha sido incinerada.

1. Las conmemoraciones de los difuntos.

El oficio del Funeral de cuerpo presente se hace a los tres días del fallecimiento. El primer trisagio se hace a los nueve días, el segundo a los cuarenta días. Se recuerda también en el tercer, sexto, y noveno mes así como en el primer aniversario de la muerte.

Es obligación de los deudos el recordar siempre que se asista a la Liturgia a sus seres queridos difuntos, entregando el pomelnic al sacerdote con la prósfora. Así mimo se les ha de recordar principalmente en el día de su Santo y en el aniversario de su muerte.

Las velas por los difuntos se encienden en la Iglesia junto al Gólgota, mesa con el crucifijo que se encuentra en el nártex de la Iglesia y que es donde se hacen los recordatorios por los difuntos.

Los monjes toman eternos recordatorios por los difuntos orando perpetuamente por su descanso eterno. Los fieles pueden inscribir en esos recordatorios a sus seres queridos ayudando económicamente al monasterio en memoria de esta persona difunta.

2. Que días no puede ofrecerse la coliva por los difuntos:

- Todos los domingos del año, ya que es la memoria semanal de la Resurrección. De la misma manera que el domingo de Pascua no puede celebrarse el Trisagio Fúnebre, tampoco se puede celebrar ningún domingo ya que es la Pascua semanal.

- Desde el Sábado de Lázaro hasta el Domingo de Tomás.

- De la Natividad del Señor a la fiesta de la Teofanía.

- La fiesta de la Decapitación de San Juan Bautista (29 de agosto) y de la exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre).

- Todas las fiestas que en el calendario aparecen en rojo.

- El lunes después de Pentecostés.

-El día d ela fiesta patronal de la Parroquia.

Muchos en vez de guardar la memoria de los difuntos en el día del aniversario llevan la coliva el domingo a la Iglesia aduciendo que ese día hay más gente. Es una costumbre perniciosa que se ha de erradicar ya que se ignora el verdadero día de la muerte del difunto que su aniversario para el cielo y se pone en un compromiso al sacerdote que en ese día no puede oficiar el Trisagio por los difuntos.

3. Prácticas erróneas

Aunque es práctica en algunas Iglesias es un gran error celebrar las memorias de los difuntos y funerales usando ornamentos negros. Estos fueron introducidos en la Rusia zarista para el funeral del Zar Pedro el Grande por influencia de los católicos que usaban este color en sus funerales.

Los ornamentos negros sólo están permitidos en las conmoraciones de los difuntos que se hacen los sábados durante la Gran Cuaresma ya que este es el color que se usa en los días entre semana de este tiempo. El color de los funerales es el blanco en memoria de la Pascua de Cristo y para expresar nuestra fe en la Resurrección.

Así mismo es un gran error el dejarse crecer la barba y llevar vestidos negros. Un ortodoxo no se deja crecer la barba cuando muere un pariente porque el hombre ortodoxo lleva barba. Era esto una costumbre entre los paganos que afeitaban su cara y posteriormente de los papistas. Ahora es moda incluso en los países ortodoxos (por desgracia también entre muchos sacerdotes ortodoxos) el llevar la cara afeitada y esto favorece esta costumbre perniciosa. El luto es propio de los paganos e incrédulos para los cuales la muerte es el fin definitivo. La muerte de un cristiano ha de suponer una gran alegría para los creyentes pues es su verdadero nacimiento para el Cielo. Por esta razón no se ha celebrado nunca el día del cumpleaños, del nacimiento para la tierra, ni se hace recuerdo del difunto en este día, sino en el día de su Santo Protector.

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