viernes, 23 de julio de 2010

RESOLUCIÓN DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA A FAVOR DE LOS ALBANESES DE KOSOVO

La Corte Internacional de Justicia, dependiente de las Naciones Unidas ha emitido su dictamen consultivo sobre la declaración unilateral de independencia de la provincia serbia de Kosovo.

El magistrado japonés Hisashi Owada, ha leído la sentencia sobre el asunto en la que han votado en contra cuatro magistrados de la Corte.

Y han votado en contra por que la sentencia ha interpretado de una manera parcial, sesgada y de acuerdo con los intereses de EEUU y de la UE, la Resolución 1244, al señalar que la independencia de Kosovo se produjo en el marco de una administración internacional del territorio y no bajo soberanía serbia.

Lo que es tanto como decir, que se puede saltar a la torera las más elementales reglas del derecho internacional si la égida de las barras y estrellas te protege.

La Resolución 1244, en su Anexo 1, es meridianamente clara al señalar que prevé “un gobierno autónomo sustancial para Kosovo, teniendo plenamente en cuenta los acuerdos de Rambouillet y los principios de soberanía e integridad territorial de la República
Federativa de Yugoslavia” y de Serbia como ente sucesor en la personalidad jurídica internacional de Yugoslavia.

Pero, es más, la citada resolución señala que en una etapa final, se
deberá “supervisar el traspaso de autoridad de las instituciones provisionales de Kosovo a las instituciones que se establezcan conforme a una solución política”. ¿Es una solución política la declaración unilateral de independencia de una parte de la población? Si la respuesta es si, la declaración de independencia de Mitrovica sería tan válida como la de Kosovo. ¿Estará la Corte, las NNUU, la UE y EEUU dispuestos a consentirlo?

La respuesta negativa es obvia, y así sale a relucir el verdadero transfondo geopolítico del apoyo a declaración unilateral de independencia de la provincia serbia de Kosovo.

Independientemente del hecho de que el derecho internacional ofrezca directrices claras o no sobre la cuestión de independencia (este es el principal argumento utilizado por la Corte, que no dice que la independencia sea legal, sino que “no es ilegal”) las propias resoluciones del Consejo de Seguridad deberían bastar para sentar una clara opinión sobre el tema: autonomía bajo la soberanía serbia.

La doctrina de los actos propios también lo interpreta así. Serbia ha actuado desde 1999 en la creencia de que su integridad territorial estaba salvaguardada por una resolución de, nada menos, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y en base a ello accede de buena gana a la administración internacional y al autogobierno, por que es sabedora de que ello no va a suponer una amenaza para el territorio alma y corazón de su pueblo.

En base a esta resolución de las NNUU ha actuado serbia durante más de 10 años, pero ¿qué validez y legitimidad se le puede esperar a la ONU, si este mismo organismo no respeta sus propias resoluciones y engaña a un pueblo entero, prometiendo respeto a su territorio para luego avalar la destrucción del mismo?

A todo ello, hay que añadir que no se dan las condiciones de “paz y seguridad” que la R1244 requería para dotar a la región de una “autonomía sustancial”. No solo los informes sobre violaciones de derechos humanos publicados por Human Rights Watch, Amnistía Internacional o el propio gobierno de EEUU, sino el propio contenido de Kosovo No Se Vende está plagado de referencias a dichas violaciones perpetrados por albaneses contra serbios y gitanos y por las propias autoridades provisionales de Kosovo, que no son sino los que ayer eran terroristas y traficantes de drogas y armas.

A pesar de todo ello el Tribunal ha sentenciado que “el derecho internacional general no contempla prohibiciones sobre las declaraciones de independencia y, por tanto, la declaración del 17 de febrero de 2008 no viola el derecho internacional general” y que tampoco “contravino la resolución 1244 del Consejo de Seguridad”. Pero el Tribunal no entra a decidir si existe o no un derecho abstracto a la secesión, y vincula la decisión “al marco excepcional” de la región en un alarde de subjetividad incompatible con la solvencia jurídica que se le exige a tamaña institución.

Cabe recordar que tan solo 69 de los 192 países de la ONU han reconocido la independencia de Kosovo, y por supuesto Belgrado no da la batalla por perdida. Así, Boris Tadic ha significado que “esta claro que este tribunal no se ha pronunciado sobre el asunto de la secesión” y que las “autoridades de Belgrado tienen un plan claro de actividades diplomáticas para el siguiente periodo” destacando que “Serbia continuará luchando por Kosovo y Metohia con instrumentos jurídicos y pacíficos.

Andrei Nesterenko, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha expresado que “la independencia autoproclamada de Kosovo y Metohia es contraria a las normas del derecho internacional no afecta la postura de Moscu, la cual no reconoce la independencia de la provincia serbia”.

Por otro lado, Phillip Crowley, del Departamento de Estado de los EE.UU., señalo la satisfacción de su administración con la decisión de la Corte, instando a todos los países europeos al reconocimiento de la provincia.

Catherine Ashton, alta representante de la UE para política exterior y seguridad, se ha expresado en el mismo sentido, al señalar que la decisión de la corte “abre una nueva fase” y que el foco debe apuntar a un futuro en que tanto Serbia como Kosovo sean parte de la UE.

El secretario general de la OTAN, Fogh Rasmunssen, ratificó que la posición y cometido de la KFOR no variará por la decisión del Tribunal, mientras que Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, elevará la decisión de la CIJ a la Asamblea General de la ONU la cual deberá concretar los pasos a seguir.

España ha manifestado su negativa a reconocer la independencia de Kosovo pero con una tibieza mayor a la que nos tiene acostumbrados el ejecutivo de Zapatero, puesto que resulta complicado mantener una postura contraria a la de los socios del gobierno en Europa y al otro lado del atlántico, por lo que, no a corto plazo,se terminará produciendo un reconocimiento más o menos tácito de Kosovo aún sabiendo que la resoluición ha llenado de no didimulada alegría a los miembros de Esquerra Republicana que ve en ella una puerta para la separación de Cataluña.

POR EL PUEBLO SUFRIENTE DE KOSOSVO: ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

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