viernes, 19 de noviembre de 2010

ASIA BIBI

La noticia me llegaba esta mañana: En Paquistán van a lapidar a una mujer, Asia Bibi, madre de cinco hijos y encarcelada desde hace un año, por haberse convertido al cristianismo abandonando el Islam. Esto es considerado por la Saria, en todos los países en los que se aplica, como delito de blasfemia y la pena es de muerte por lapidación, apedreada hasta morir por si alguien tiene duda de los que significa el vocablo. Ella, tranquilamente, confiesa que prefiere morir lapidada como cristiana antes que salir de la carcel como musulmana.

En España, nadie ha alzado la voz como cuando en el caso de la madre iraní. Me pensaba yo que la Srta. Ministra de Sanidad, Leire Pajín, de la que depende ahora Igualdad (llevado por la inefable Bibiana Aído) saldría en defensa de una mujer condenada a muerte por una sociedad patriarcal y ultra conservadora islámica, pero nada, ni una palabra. Nada de concentraciones de feministas vociferantes ante la embajada de Paquistán en Madrid (sita en Pio XII nº11, por si alguien quiere manifestar su rechazo) nada en pro de la libertad de conciencia, nada.

Hablemos claro, porque nadie en este país parece dispuesto a hacerlo: Nada de libertad de conciencia para los cristianos. Ésta parece ser la consigna de los nuevos progres, de libertad para ellos, nada.
No es para nosotros una noticia nueva la persecución que han sufrido y sufren los cristianos de todas las confesiones, en los países islámicos. Persecuciones en Irak y Egipto; nuestros hermanos palestinos que abandonan la tierra en la que habitan desde antes que existiera el Islam, perseguidos tanto por los palestinos musulmanes como por los judíos. Y luego está el caso de la inefable Turquía con la persecución, a veces encubierta, por la cuestión de su entrada en la UE, a veces manifiesta y sin tapujos, de Su Santidad el Patriarca Bartolomé y de todo lo que supone el Patriarcado de Constantinopla.

Y a nosotros, como miembros del Patriarcado de Serbia, aún nos toca más de cerca con la persecución de los cristianos ortodoxos y la destrucción del patrimonio en Kosovo.

Pero la progresia socialista calla ante su gran aliado: el Islam. Y el mundo cierra los ojos ante esta realidad. Ahora bien, no se le ocurra a nadie pedir reciprocidad, porque no la habrá nunca.

Una cristiana va a ser lapidada y va a morir por su fe crsitiana, va a dar testimonio hasta derramar su sangre. Yo de los católicos iría preparándome para recojer su cuerpo y preparando una fecha enm el calendario para celebrar su fiesta.

Y a los cristianos de Occidente, a los de todas las confesiones, les recordaría lo que dijo Caín cuando Dios le preguntó por su hermano Abel: "No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?" (Gen 4, 9b)

Por si alguien quiere manifestar su rechazo y hacer confesión de fe este es el e-mail de la embajada de Paquistán en Madrid. cancilleria@embajada-pakistan.org

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