martes, 9 de noviembre de 2010

Tropario, tono 1º

Oh Creyentes, honremos a Nectario, siervo divino de Cristo,
Hijo de Silyvria y guardián de Egina,
que se manifestó en estos últimos tiempos
como un verdadero amante de la virtud.
Concede la salud a aquellos que postrándose ante ti
te aclaman diciendo reverentemente:
¡Gloria a ti que le diste fuerza!
¡Gloria a ti que le concediste la corona inmarcesible!
¡Gloria a ti que por su intercesión nos sanas!

Oración

Oh, Bienaventurado Padre San Nectario, en los días de destierro y persecución indigna, irradiaste la bienaventuranza y abatiste la cerviz del opresor. Por eso, Cristo te concedió el don de curar las llagas incurables que nos carcomían por nuestros pecados. En verdad creemos, oh justo de Dios, que Él te ama, y, por tu intercesión, tendrá misericordia de nosotros, pecadores y nos librará de la opresión y las penurias de este mundo. Y, por todo el Universo, será glorificado y temido Su Nombre, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

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