domingo, 13 de marzo de 2011

Una reflexión en torno a los ortodoxos que celebran en los edificios de culto de los latinos y demás congregaciones como los anglicanos.


"obispa"anglicana de Jerusalén
En este domingo, ¿sobre qué predican los sacerdotes en los tempos papistas, sobre el triunfo de la Ortodoxia? ¿Se pueden alguien imaginar a San Marcos de Éfeso celebrando en una parasinagoga de los latinos después del conciliabulo de Florencia? ¿Alguien se imagina celebrando a San Atanasio sobre la mesa en la que celebraban los arrianos sus ritos? ¿Qizás a San Gregorio Palamás en el mismo altar en el que Barlam puso sus ácimos? Pues bien, miren la foto y díganme si un sacerdote ortodoxo puede celebrar en el local y poner los Santos Dones encima de la mesa dondo pone su pan y vino un señor en comunión con la señora que lleva la mitra multicolor que parece la bandera de Sodoma. Quede esto para la reflexión pues no es un caso hipotético, sino real.

Y es que las cosas se llevan demasiado lejos y el parasitismo tiene sus consecuencias y la irracionalidad de algunos Jerarcas no tienen que pagarla los fieles que al final son los principales perjudicados pues se les induce al error.

De todas formas, nuestra esperanza hemos de tenerla puesta en Cristo. Qué queda de Arrio, de Nestorio, de Barlam; qué queda de los marcionitas, de los sabelianos, de los donatistas, de los montanistas, de los pelagianos... Lo mismo que quedará de los ecumenistas, nada pues la nada es su fin.

Permanezcamos fieles a la fe que nos transmitieron los Apóstoles, la fe de los Padres Teóforos, la fe de San Atanasio, de San Juan Crisóstomo, de San Basilio, de San Máximo el Confesor, de San Juan Damasceno, de San Gregorio Palamás, de San Focio el Grande, de San Marcos de Éfeso, de San Nicodemo Agiorita, de San Nektario de Egina, de San Lukas de Crimea, de San Justín Popovic... Su memoria es tres veces bendita, sus iconos se veneran en toda la Iglesia Ortodoxa, sus textos son nuestro alimento espiritual. Sus nombres serán recordados hasta el día de la Parusía, mientras el nombre de los que se apartan de la verdadera fe son como polvo y ceniza.

Dos mil años lleva la Barca de la Iglesia navegando por el tempestuoso mar de este mundo. No han  pododido hacerla zozobrar ni emperadore,s ni reyes, ni latinos, ni turcos, ni comunistas, ni herejes. Aún en momentos en los que parecía estar todo perdido, el árbol volvió ha florecer con más fuerza.

Cristianos, hermanos ortodoxos, digamos con los padres del Concilio delante de la purísma imágen de Cristo: ¡ÉSTA ES LA FE DE LOS APÓSTOLES, ESTA ES LA FE DE LOS PADRES, ESTA ES LA FE ORTODOXA! No nos dejemos engañar por los que son lobos que buscan la perdición del rebaño de Cristo. Sigamos por el camino que recorrieron nuestros padres y que conduce al trono del Rey de la Gloria.


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