domingo, 10 de junio de 2012

10 de junio: Sinaxis de Todos los Santos


El domingo después de Pentecostés se dedica a la celebración de todos los Santos, los que son conocidos y todos los que no son conocidos por nosotros si no únicamente por Dios. Siempre han existido los santos, y han surgido de todas las esquinas de la tierra. Ellos eran Apóstoles, Mártires, Profetas, Jerarcas, Monjes y Justos, y todos han sido perfeccionados por el mismo Espíritu Santo.


El descenso del Espíritu Santo hace posible para nosotros ser elevados de nuestro estado decaído y alcanzar la santidad, así cumpliendo con el mandamiento de Dios “de ser santo, porque Yo soy santo” (Lev. 11:44, 1 Pedro 1:16 y mas). Por eso es apropiado celebrar todos los Santos el primer domingo después de Pentecostés.

La fiesta puede que se originara en un tiempo temprano, tal  vez como celebración de todos los mártires, después fue ampliado para incluir a todos los hombres y mujeres quienes habían sido testigos de Cristo por sus vidas virtuosas, aunque no hubieran derramado su sangre por El.

San Pedro de Damasco, en su “Cuarta Etapa de Contemplación,” menciona cinco categorías de santos: Apóstoles, Mártires, Profetas, Jerarcas y Santos Monjes (Filocalía Vol. III), citandolo que dice el Octoicos, Tono 2º, para los Maitines del Sábado.

San Nicodemo Aghiorita (14 de julio) agrega a los Justos a las cinco categorías de San Pedro. La lista de San Nicodemo se encuentra en su primer libro “Las Catorce Epístolas de San Pablo” en su discusión sobre 1 Corintios 12:28.

La himnografia de la fiesta de Todos los Santos también refiere a seis categorías: Regocíjate, asamblea de los Apóstoles, Profetas del Señor, fieles coros de Mártires, divinos Jerarcas, Padres Monásticos y los Justos…”

Algunos de los santos se describen como Confesores, una categoría que no se encuentra en ninguna de las listas mencionadas. Como son muy parecidos en espíritu a los mártires, se les considera como pertenecientes a la categoría de los Mártires. Ellos no derramaron su sangre como los Mártires, pero confesaron a Cristo con valor y se acercaron a la muerte por su fe. San Máximo el Confesor es un de estos Santo (21 de enero).

El orden de estos seis diferentes tipos de santos parece estar basados en su importancia en la iglesia. Los Apóstoles son los primeros, porque ellos fueron los primeros en predicar el Evangelio al mundo.

Los Mártires siguen por su ejemplo de valor en la profesión de su fe antes los enemigos y perseguidores de la iglesia, esto inspiro a muchos otros cristianos seguir a Cristo fielmente hasta la muerte.

Aunque cronológicamente los Profetas son primeros cronologicamente, ellos son mencionados después de los Apóstoles y Mártires. Esto se debe a que los Profetas del Antiguo Testamento sólo vieron la sombra de lo que estaba por venir, mientras que los Apóstoles y los Mártires lo experimentaron de primera mano.
Los Santos Jerarcas componen la cuarta categoría. Ellos son los guías de sus rebaños, enseñándolos con su ejemplo y palabra.

Los Santos Monjes son aquellos que se apartaron de este mundo para vivir en monasterios, o en reclusión. Ellos no lo hicieron porque sintieran odio  del mundo, sino para dedicarse a orar sin cesar y para batallar con los demonios. San Juan Clímaco tenia la más alta estima para ellos: “Los Ángeles son una luz para los monjes, y la vida monástica es una luz para todos los hombres” (Escala, paso 26:31).

La última categoría es la de los Justos, son aquellos que consiguieron santidad mientras vivían “en el mundo.” Ejemplares incluyen a Abraham y su esposa Sara, Job, Santos Joaquín y Ana, San José el esposo de la Madre de Dios, San Juliana de Lazarevo, y muchos más.

La fiesta de Todos los Santos adquirió gran prominencia durante el noveno siglo, durante el reinado del emperador bizantino León VI el Sabio (886-911). Su esposa, La santa emperatriz Teofano (16 de diciembre) vivía en el mundo, pero no estaba apegada a las cosas mundanas. Ella fue una gran benefactora de los pobres, y muy generosa con los monasterios. Ella era una verdadera madre para sus subditos, cuidando a las viudas y los huérfanos y consolando a los doloridos.


Antes de la muerte de San Teofano en 893 o 894, su esposo comenzó a construir una iglesia, intentando dedicarla a San Teofano mientras vivía, pero ella le prohibió hacerlo. Fue este emperador el que decreto que el domingo después de Pentecostés fuera dedicado a Todos los Santos. Creyendo así que su esposa siendo unas de los Justos, sería honrada también cuando fuera celebrada la Fiesta de Todos los Santos.





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