domingo, 14 de octubre de 2012

De provocación en provocación


Esto no es necesario y a la vez, como han dicho varios Obispos en Grecia, es una auténtica provocación. El Patriarca Ecuménico es el único de los Patriarcas que ha aceptado ir a Roma a la celebración de uno de los acontecimientos más nefastos para los latinos después de la grave fractura sufrida tras la ruptura de Lutero. Allí en Roma se ha juntado nada más y nada menos con el jefe de los anglicanos que tiene el honor de tener entre sus filas a obispas, sacerdotisas, diaconisas y toda una pleyade de personajes entre los miembros de su clero y por otro lado con la plana mayor de los uniatas mundiales "disfrazados a la Ortodoxa".

Se ha unido con ellos para celebras este cincuentenario cuando muchos sectores de los latinos y no me refiero precisamente a los más exaltados como los seguidores de Lefevre, denominan este periodo como los años en los que Roma se protestantizó, abandonando lo que tenia de auténtica y genuina tradición cristiana. Uno de los campos en los que esto ha sido más notable ha sido en la destroza literal de la tradición litúrgica, reconocer que puede salvarse un judio o un budista aunque nieguen a Cristo.... Pablo VI al ver como se le habían ido las cosas de las manos dijio que el humo de Satanás se había colado en la Iglesia, más estaba equivocado, no se había colado, es que le habían abierto las puertas de par en par.

Los frutos de ese conciliabulo son evidentes: la caída del cristianismo en Europa.

Y el Patriarca, ávido de fotos y de salir de Constantinopla vuela a Roma a rendir pleitesía a su jefe saludndo a "las iglesias hermanas" Esto es una herejía, querido Patriarca. Iglesia hermana de Constantinopla es la Jerusalén, la de Moscú, la de Belgrado... Roma no es una iglesia hermana porque no es Iglesia, o hay que refrescarle la memoria teológica para que se acuerde de lo que dicen los Santos Padres sobre las "parasinagogas" Roma es una parasinagoga, no una iglesia y el señor que la dirige no es obispo, pues están separados de la Una, Santa y Católica Iglesia por haber caido en la herejía.

Y usted, a pesar de los cánones de los Concilios y de los Santos Padres participa en su liturgia y se acerca a darle el beso de la paz al altar. Increible, pero cierto. Luego cuando alzan la voz los auténticos confesores de la Ortodoxia usted pretende hacerlos callar pero, ¿Con qué autoridad?

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