sábado, 22 de noviembre de 2014

FRACASO Y PELIGRO

 
 
¡FRACASO Y PELIGRO!
Fracaso total con los diálogos y el peligro de orar en común con los heréticos

Jueves 09 de octubre 2014
 
Tercera sesión ordinaria del Santo Sínodo de Obispos de la Iglesia de Grecia, bajo la presidencia de Su Beatitud el Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Hieronymus.

"En cuanto al diálogo teológico en el Consejo Mundial de Iglesias, hizo hincapié en la necesidad de evitar toda forma de oración común con los heréticos. Determinando también cómo tienen que participar los miembros ortodoxos. Y en lo referente con el diálogo con el CMI (Consejo Mundial Iglesias) u otros heréticos: que ningún texto ha sido firmado y como aceptado por la Iglesia de Grecia. 
 
Su Eminencia se ha referido que el diálogo con varias confesiones heréticas se ha debilitado y fracasado. El diálogo con las Antiguas Iglesias Anticalidonias Orientales, el camino está en la valorización y crítica de temas litúrgicos y pastorales. Con el resto fracaso total.
 
No nos alegramos por el fracaso de los distintos diálogos con los heréticos Papistas, Protestantes, Paleocatólicos, Monofisitas y Anticaledonios. Desearíamos que el diálogo con el Papismo y todos los diálogos, que hubiesen conducido a un resultado positivo y los engañados heréticos vuelvan estar otra vez en el seno de la Ortodoxia. Pero algo así no ha ocurrido. Por eso, esto sólo puede producir tristeza en cada creyente Ortodoxo que ora y ruega que todo el mundo conozca la verdad de la Ortodoxia.
 
Sin embargo, el fracaso de los diálogos tiene unos parámetros interesantes. Primero, se demuestra que a pesar de las ocasionales quejas y críticas intensas y reservas, los representantes Ortodoxos participantes en los diálogos, parece que defienden la verdad de la Ortodoxia. Por lo menos la mayoría de ellos. Porque si hubieran cedido, los diálogos no hubiesen resultado al camino sin salida o fracaso. Esto es un parámetro realmente positivo.
 
Pero existe también el parámetro negativo. Diálogos de muchos años ineficaces que no conducen a ningún resultado, sin embargo, en muchos crean y alimentan muchas falsas ilusiones y autoengaños, de que no nos separa esencialmente nada con los heréticos y algún momento nos uniremos con ellos. Esta falsa ilusión no se cultiva solamente por parte de los heréticos, sino que se refuerza también por el hecho que los representantes Ortodoxos y sobre todo entre ellos algunos obispos, frecuentemente oran en común con los heréticos.
 
Por eso, muy correctamente el Sínodo de la Jerarquía Helénica acepta y se dirige severamente a los miembros ortodoxos que eviten la celebración de oraciones en común con los heréticos. Literalmente: “En lo referente con los diálogos, se recalca la necesidad que se evite cualquier forma de oración conjunta o en común”.
 
La razón de esta estricta y severa recomendación es obvia, como ya hemos apuntado. La oración en común y la coparicipación en celebraciones comunes, abrazos y visitas amistosas, cultivan una impresión falsa de unidad en praxis, sin haber llegado a ningún acuerdo sobre la fe. Esta falsa unidad es el mayor peligro de hoy en día.
 
Por consiguiente, es obligación y deber de todos los Ortodoxos permanecernos inflexibles e irreconciliables en estas pseudoformas de unión movidas por satanás."
 
El que tenga oídos que escuche…
 
Περιοδικό “Ο ΣΩΤΗΡ”
 
Revista Ortodoxa “SOTIR”

jueves, 20 de noviembre de 2014

20 de Noviembre: San Gregorio el Decapolita

 
San Gregorio el Decapolita
 
San Gregorio el Decapolitano nació en la ciudad de Decapolita (diez ciudades) en Isauria durante el siglo ocho. Desde su juventud amaba el templo de Dios y los servicios. Leía la Sagrada Escritura todo el tiempo con reverencia.  
 
Se fue de su casa en secreto para evitar el matrimonio que sus padres habían arreglado. Deambulaba por toda la vida; estaba en Constantinopla, Roma, Corinto, y vivió como un asceta en el Monte Olimpo por un rato. San Gregorio predicaba la Palabra de Dios en todos lados, denunciando la herejía iconoclasta y fortaleciendo la Fe y firmeza de los Ortodoxos, quienes los herejes de ese tiempo oprimían, torturaban, y encarcelaban.
 
San Gregorio alcanzó a recibir los dones de profecía y milagros por su esfuerzo asceta y la oración. Después de superar las pasiones y alcanzando la altura de virtud Dios le permitió escuchar el canto de los ángeles alabando la Santísima Trinidad. San Gregorio dejó el monasterio de San Menas (cerca de Tesalónica) donde había estado por mucho tiempo. Se fue a Constantinopla para batallar la herejía iconoclastia. Llegando a la capital una enfermedad lo debilito y pasó al Señor en el año 816. 
Enterraron San Gregorio en un monasterio en Constantinopla y muchos milagros ocurrieron en su tumba. Por consiguiente los monjes movieron las reliquias de San Gregorio a una iglesia donde la gente las podía venerar.
 
Los Turcos saquearon Constantinopla en el año 1453. Un oficial turco llevó las reliquias de San Gregorio a la región Danubio. En el año 1498 Barbu Craivescu, gobernante de la Tierra de Rumania (Waláchica) se enteró de los milagros de las santas reliquias. Las compró por una suma considerable de dinero. Barbu Craivescu puso las reliquias en la iglesia del monasterio Bistritsa que él fundó en Rimnicu Vilcea donde continúan hasta  este día.

El patriarca Kirill alienta a Europa a volver a los valores cristianos, advirtiendo contra la “reescritura de la historia”

El patriarca Kirill alienta a Europa a volver a los valores cristianos, advirtiendo contra la “reescritura de la historia”

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Europa ha pasado de ser un bastión cristiano a ser una locomotora que destruye la fe, dijo el patriarca Kirill, primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa, tras su llegada el viernes a la capital serbia de Belgrado en una visita de tres días.
Puesto que ha sido galardonado con el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Belgrado, el patriarca Kirill dio la voz de alarma por la rápida des-cristianización de la sociedad europea, que “ha renunciado a los valores cristianos fundamentales en su vida y sus actividades”.
Citó al renombrado clérigo serbio del siglo XX, San Nicolás Velimirovich de Ochrid y Zica, que dijo que “Cristo está abandonando Europa”.
“Hoy, mientras se produce un proceso de secularización, de la negación de la verdad absoluta, mientras la eliminación del concepto de pecado de la conciencia pública alcanza dimensiones apocalípticas y sin precedentes, lamentamos reconocer que muchos estados europeos han abandonado realmente su identidad cristiana”, dijo el jefe de la Iglesia Ortodoxa rusa, según informa la agencia de noticias Interfax.
El reconocimiento del matrimonio homosexual, de la eutanasia a nivel legislativo y el creciente número de abortos, indica que Europa, que antes era un bastión del cristianismo, “se ha convertido en una locomotora de procesos destructivos”, dijo el patriarca Kirill.
Durante su encuentro con el presidente serbio, Tomislav Nikolic, el jefe de la Iglesia Ortodoxa rusa advirtió contra el intento de manipulación de la historia.
“La historia no puede ser re-escrita, aunque en Serbia, la primitiva Yugoslavia y la primitiva Unión Soviética estuvieran intentando hacerlo. Y algunas veces enseñan a sus hijos según sus libros de texto ajustados, esperando que sean una nueva generación que olvide las páginas de las historia, que son desfavorables en términos de los desafíos políticos actuales”, dijo.
Llamó a tal forma de acción “un grave error”, subrayando que “los hechos históricos no pueden borrarse de la memoria de la gente, sin importar cómo se re-escriban”.
El patriarca Kirill también expresó su preocupación por las violaciones de los derechos contra el pueblo serbio en Kosovo, que declaró su independencia de Belgrado en 2008.
Serbia aún no ha reconocido su independencia, facilitada por el agresivo golpe occidental, y aún se refiere a Kosovo como su propia provincia autónoma de Kosovo y Metohija.
“Los serbios pueden vivir libremente en Kosovo y Metohija. Nadie debería amenazarlos, nadie tiene derecho a destruir sus monumentos, sus templos y monasterios. Nadie debe obstaculizar su movimiento libre y su posibilidad de ponerse en contacto con sus familias”, subrayó el clérigo.
La Iglesia Ortodoxa rusa “apoya al pueblo serbio en su entendimiento sobre el tema de Kosovo”, dijo el patriarca Kirill, llamando a Kosovo el centro espiritual del pueblo serbio y de su iglesia.
“Todos los rusos se sienten en Serbia como en su casa”
El viaje está dedicado al centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, cuando Rusia y Serbia luchaban en el mismo bando.
Se espera que el primado de la Iglesia Ortodoxa rusa honre la memoria de los soldados rusos y serbios, santificando una necrópolis rusa y un monumento al último zar ruso, Nicolás II.
El punto central de la visita será un oficio conjunto del patriarca Kirill y su homólogo serbio, el patriarca Irineo, el domingo, en iglesia ortodoxa más grande del mundo, la catedral de San Sava de Belgrado.
“Cuando un ruso viene a Serbia, se siente verdaderamente en casa. La fe común, la cultura común, los cercanos lazos históricos comunes, la misma sangre vertida en nombre de las victorias comunes, todo esto une a nuestros pueblos”, dijo el patriarca Kirill, tras aterrizar en el aeropuerto Nikola Tesla de Belgrado.
El jefe de la Iglesia Ortodoxa rusa, también expresó su confianza en que las oraciones y las discusiones conjuntas, que tendrán lugar durante su visita, ayuden a Rusia y Serbia “a ir hacia delante con mayor confianza, tendiendo las manos y abriendo los corazones unos a otros”.
El patriarca ortodoxo serbio, Irineo, dio la bienvenida al patriarca Kirill en el aeropuerto, diciendo que “realmente queremos que se sienta en casa, entre los de su propia clase”.
Moscú y Belgrado han sido aliados durante siglos, estableciendo relaciones diplomáticas en 1838 cuando Rusia ayudó a los serbios a obtener su independencia del Imperio Otomano.
En 1999, Rusia se opuso ferozmente al bombardeo de Yugoslavia por parte de la OTAN, de la que Serbia formaba parte, e hizo todo lo que pudo por evitar que la operación militar obtuviera la autorización de las Naciones Unidas.
Rusia es actualmente el principal socio económico de Serbia, con un volumen de tratado entre los dos estados estimado en cerca de 3 billones de dólares. Los dos países también comparten una política de expedición de visados para viajeros desde 2008.

 
Traducido por psaltir Nektario B.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Unía como modelo de falsa unidad: Los límites de la diversidad en la unidad

theodoros zisis
 
Unía como modelo de falsa unidad:
Los límites de la diversidad en la unidad
 
Charla dada por el Protopresbítero Theodoros Zisis, profesor emérito
de la Facultad de Teología de la Universidad Aristotélica de Tesalónica,
en la Conferencia de la Metrópolis del Pireo.
Sobre el tema “Primacía, Sinodicalidad y Unidad de la Iglesia”
 
 28 Abril 2010
 
Una de las principales marcas del siglo pasado, el XX,  era el intento del mundo cristiano de restablecer la unidad. Después de que el papismo se apartara de la Iglesia al comienzo del segundo milenio (1054) y posteriormente la subsecuente brecha de los protestantes con el papismo en el siglo 16, Este y Oeste fueron profundamente divididos, y Occidente fue aún más dividido dentro de sí mismo. Sin embargo, la Iglesia no perdió nunca ni su unidad ni su catolicidad, su integridad: la herejía y el cisma pueden herir y dejar marca en el cuerpo de la Iglesia pero no dividirla, al igual que un árbol no se dice que está dividido porque alguien corte una de sus ramas. Desde este punto de vista, los términos empleados a menudo, “la Iglesia indivisa” de los primeros diez siglos y  “la unión de las iglesias” son incorrectos. La Iglesia está siempre indivisa, ya sea después del cisma de 1054 o cualquier otro cisma. Por otra parte, no hay muchas iglesias a las que deba traerse a la unidad puesto que sólo existe “una, santa, católica y apostólica Iglesia”, cuya vida continúa indivisa e ininterrumpida en la Iglesia Ortodoxa Oriental. Aquellos cristianos heterodoxos de Oriente y Occidente que se han separado, y que han caído en la herejía o el cisma, no pueden llamarse iglesias; en su lugar deben buscar la unión con La Iglesia denunciando la herejía y el engaño. La unidad no se logra por “la unión de las iglesias, sino más bien a través de “la unión con la Iglesia”.
 
Tras el cisma, a lo largo de todo el segundo milenio, se hicieron muchos intentos para lograr la unidad, en particular, a través de la convocatoria de grandes sínodos dirigidos a la unidad como los de Lyon (1274) y Ferreira-Florencia (1438-1439). Aunque la unión entre los ortodoxos y los papistas se aceptó oficialmente en la tarde de éstas y la casi totalidad de los obispos ortodoxos de asistencia firmaron los términos, con la excepción de San Marcos de Éfeso y algunos otros,  quedó sin aplicación: no más que una sencilla hoja de papel. Estos concilios no pretendían llegar a la verdadera paz cristiana y a la unidad, unidad en la verdad;  no fundamentaron en el verdadero modelo de unidad que se encuentra en la enseñanza de Cristo, los Apóstoles y los santos. Más bien, como Unía, que se basaban en recién inventados y, falsos modelos de unidad que servían para motivos ulteriores; otros motivos egoístas, autocráticos, divisores y malévolos. Estos no sólo no ayudaron a la causa de la unidad, sino que ampliaron el abismo y provocaron nuevas divisiones. Los miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre ortodoxos y católicos romanos llegaron a esta conclusión por unanimidad en la sexta sesión plenaria de la Asamblea General de la Comisión que tuvo lugar en Freising, Alemania, en junio de 1990. El texto que firmaron dice lo siguiente: “Unia como método, donde quiera que se aplicó, no tuvo éxito en su objetivo de lograr el acercamiento entre las iglesias. Contrariamente, trajo nuevas divisiones. La situación que se creó se convirtió en la causa de conflictos y juicios que han dejado  huella en la memoria colectiva y  la conciencia de las dos iglesias. Así, por razones eclesiológicas existe una convicción de que se deben buscar firmemente  otros métodos”. ( 6c)
 
Textos papales y patriarcales, estudios producidos por teólogos e incluso el diálogo teológico en sí crean la impresión quimérica de que el supuesto nuevo modelo de unidad buscado es el modelo eclesiológico de “Iglesias hermanas”. En relación a esto el texto de Freising mencionado anteriormente escribe: “Ahora que nuestras iglesias se han unido en el fundamento eclesiológico de comunión entre iglesias hermanas, sería un asunto grave el destruir el excelente labor hacia la unidad de las Iglesias logrado a través del Diálogo por volver al método de Unia”. ( 6d) Este modelo sí se aplica al hablar de las relaciones entre las iglesias autocéfalas locales de la Iglesia Ortodoxa, donde la conciliaridad, tanto a nivel local como internacional, impide que alguien pueda afirmar la jurisdicción universal no sólo sobre los otros patriarcas, sino también en los concilios ecuménicos . El Vaticano, por su parte, no acepta, ni va a aceptar, la igualdad de los primados, o incluso de los obispos, ni la suprema autoridad de los concilios ecuménicos. Tal es evidente a partir de las decisiones del Concilio Vaticano II, así como de sus declaraciones y acciones contemporáneas, como la abolición del antiguo título del Papa como “Patriarca de Occidente” lo que limita su jurisdicción de forma muy local. Es por eso que  el Vaticano II nos está engañando con el modelo las Iglesias hermanas. En realidad se trata de una nueva Unia; una Unia que es más amplia y elástica, que tiene la diversidad sin límites en materia de fe y de vida, siempre que el primado del Papa sea reconocido.
 
Fundamentalmente, este es el modelo adoptado por la versión anterior de Unía, que permite a los cristianos en unión con Roma mantener sus propios ritos litúrgicos, iconos sagrados, vestiduras sacerdotales y otros usos y costumbres, en algunos casos ni siquiera exigiendo unidad en la fe. Viendo que el primer modelo de unidad que utiliza el papismo, el de latinización, no produjo resultados desde hace mucho tiempo (ya sean los aplicados con violencia, como lo fueron las Cruzadas, como por medio del proselitismo personal), los jesuitas inventaron el método engañoso de “Unía” como el medio más eficaz para lograr la unión con Roma. Lo hicieron a pesar de que la “Unía” no es ni un medio santo ni real de unión; pero para los jesuitas “el fin justifica los medios”. De acuerdo con la ética cristiana, sin embargo, tanto el medio como el final deben ser santos. La unidad de fe y el culto no pueden ser sacrificados con el fin de asegurar la unidad bajo el Papa, cuya sede es en sí misma falsa y contraria al Evangelio ya que subvierte el modelo apostólico de administración dado por Dios,  el sinodal, para implementar la monarquía absoluta del Papa. La verdadera unidad se logra a través de la unidad de la fe, el culto y la administración: este es el modelo de unidad en la antigua Iglesia, que la Iglesia Católica Ortodoxa ha mantenido invariablemente. El método de la Unía introduce una falsa unidad, una unidad sólo de nombre, porque aparte del hecho de que la permisión ilimitada de diversidad en la fe y la adoración, se basa en una eclesiología herética, ya que anula el sistema sinodal de administración de la Iglesia, que es una institución divina, con el primado del Papa, que es una institución humana. En la Iglesia, la diversidad sólo está permitida en cuestiones secundarias de la tradición y la práctica local, siempre que no intervenga en los fundamentos de la fe, el culto y la administración.
 
Los que en nuestros días se adhieren y promueven la verdadera unidad, unidad en la fe, el culto y la administración, están preocupados por lo que se ha trazado y preparado ​​para nosotros desde arriba (la alta jerarquía) en el diálogo teológico, sin el conocimiento de las personas. Allí,  en el Diálogo, tal como se expresa en el texto Ravenna (que también fue discutido en octubre de 2009 en Chipre) los papistas tentaron a los ortodoxos en la discusión de la hipotética ‘primacía’ universal del Papa, sin la cual ninguna propuesta de unión puede ser aceptada por el luciferino papismo.
 
Tenemos una nueva Unía a nuestras puertas; a causa de esto, el co-presidente del Comité del Diálogo Mixto, el Cardenal Casper, expresó su satisfacción por el hecho de que los ortodoxos discutieran la primacía universal del Papa en alguna forma por primera vez en siglos. Hemos sido engañados por el Vaticano: no puede haber unión con los papistas sin el primado del Papa. Para que sea de otro modo tendrían que convocar un “concilio ecuménico” para cambiar su eclesiología, para cambiar la Constitución dogmática sobre la Iglesia preparada en el Vaticano II. Incluso si los teólogos católicos que participan en el Diálogo fueran convencidos por los ortodoxos y firmaran un texto rechazando cualquier forma de primacía papal, aceptando que el Papa, junto con los otros patriarcas, son sólo primeros en honor, y aceptando que por encima de todo está la autoridad de los Concilios Ecuménicos, este texto sería rechazado inmediatamente por Roma. Se haría desaparecer, como si nunca hubiera producido. Esto es precisamente lo que ocurrió con el texto Freising de 1990, que condenó la Unía. Roma lo rechazó, la Unía desapareció y Roma nos atrajo a la composición de un nuevo texto sobre la Unía en Balamand, Líbano en 1993. Allí, una delegación ortodoxa reducida (sin representación de seis iglesias autocéfalas) exoneraron la Unía junto con los teólogos papistas a fin de estar en consonancia con el Concilio Vaticano II, que alaba la Unía, para que pudiera seguir siendo un modelo de unidad con los ortodoxos como por los textos de Ravenna y Chipre. Roma, por lo tanto, acepta sólo lo que está en consonancia con sus propias innovaciones y rechaza lo que viene del Evangelio y la Iglesia. ¿Puede esta fachada, esta caricatura de diálogo considerarse un diálogo? ¿Es aceptable para nosotros participar en un  aparente, falso e insincero diálogo; un diálogo cuyo resultado ya se conoce, es decir, el rechazo de todo lo que no esté de acuerdo con el dogma papal?
 
Desde la dormición del Arzobispo Seraphim, la postura de nuestro liderazgo eclesiástico sobre estas cuestiones ha sido decepcionante. Incluso hemos llegado al punto de que muchos de nosotros estamos considerando la posibilidad de invocar la 15º canon del primer-segundo Concilio (llamado por San Focio en el 861), que permite el cese de la conmemoración de los obispos que no están defendiendo la ortodoxia, justo como ya se hizo en 1970, cuando el Metropolita Agustín de Florina, el siempre memorable Metropolita Pablo de Paramythia y Ambrosio de Elevtheropolus, y casi todos los monasterios del Monte Athos cesaron de conmemorar al Patriarca Atenágoras.
 
Aunque las nubes del Ecumenismo y el filo-papismo son todavía espesas, el horizonte ha comenzado de nuevo a abrirse, hay corrientes de luz; hay decisión de la Jerarquía de la Iglesia de Grecia del pasado mes de octubre (esta conferencia fue dada en 2010) de proporcionar directrices para sus representantes en el diálogo teológico en las discusiones de «primacía» del Papa, volviendo a la senda de los Santos Padres; también disponemos de su fuerte voz, su acción incansable e incesante, Su Eminencia [se dirige al Metropolita Serafín de Pireo]. Su audacia y franqueza sobre una serie de asuntos de fe y vida nos sorprende. Ya se ha colocado a la cabeza de la lucha anti-papal y anti-ecuménica y las conferencias de hoy (momento en el que se dieron lugar), que tienen lugar bajo su patrocinio lo prueban; hay entre sus compañeros obispos, algunos que firmaron la Confesión de Fe contra el ecumenismo junto con usted, y hay otros obispos que no firmaron pero  que están de acuerdo (con la confesión de fe); seis Hagioritas y una serie de monasterios, masculinos y femeninos, ya han firmado; cientos de abades, hieromonjes, clérigos casados​​, monjes y miles de laicos han firmado y seguirán firmando y que, superando todas las expectativas, han inundado este gran auditorio esta noche.
 
Esperamos y creemos que no seremos llevados a una nueva Unía, en el reconocimiento de la primacía universal del Papa en cualquier de sus formas. Si, sin embargo,  poderosos e influyentes, nuevos Beccuses[1], Bessariones[2]  e Isidoros[3], imponen este desarrollo, todos nosotros, con la ayuda de Dios y las oraciones de la Santísima Theotokos y todos los santos que han luchado y confesado la fe, volveremos a anularlo y asegurarnos de que no se aplique.
 
Notas del traductor al español.
 
[1] Patriarca Juan Bekkos XI o Beccus 1275-1282, quien encarnó la política de unión de las iglesias Griega y Latina.
[2] Basilio Besarión 1403-1472, también conocido como cardenal Besarión, era un metropolita de Constantinopla que encabezó a los unionistas en el concilio de Florencia, terminó siendo cardenal papista y nombrado Patriarca latino de Constantinopla por el Papa Pio II.
[3] probablemente se refiera a un compilador anónimo que se escondía bajo el nombre de un obispo ficticio llamado Isidoro Mercator, siglo IX. Éste es erróneamente relacionado con San Isidoro de Sevilla. En sus compilaciones introdujo falsos decretos sobre muchos temas papales y que produjeron una gran preocupación entre los ortodoxos, sobre todo en lo que concierne a la Trinidad, las relaciones entre el Padre y el Hijo, la inviolabilidad de los bienes eclesiásticos, algunos aspectos de la liturgia y de los sacramentos, la eucaristía y el bautismo.