lunes, 30 de septiembre de 2019

Sobre el Evangelio del domingo
"Para adquirir, pues, la virtud del no tener resentimiento y no tener odio y rencor hacia tus enemigos, sino amarlos, tienes que perdonarlos y orar por ellos con toda tu alma a Dios para que los perdone, incluso si te han insultado, perjudicado, y tu vida ha peligrado hasta la muerte, entonces mira a tu Señor ensangrentado clavado encima de la cruz. Obsérvale como con la corona de espinas en su cabeza, con rostro humillado y con los labios secos, clama y ruega al Padre: “¡Padre perdónales!” (Lc 23,24), a pesar de que podía dar la orden a la tierra de que se los tragase inmediatamente. Pues de esto, pensad lo siguiente: Si Él, Soberano y Omnipotente, perdonó el pecado de asesinos mortales tan grandes, qué cosa más importante es que, si tú, que no eres nadie, si tú, sucio e ínfimo gusano de la tierra, lo imitas y perdonas a tus enemigos con tu corazón." (San Nicodemo Aghiorita, La Guerra Espiritual, cap. 53)



LOS PADRES NO AMAN A SUS HIJOS SI LES PRIVAN DE LO MÁS GRANDE QUE LES PUEDEN DAR QUE ES LA SANTA COMUNIÓN TODOS LOS DOMINGOS.
¿Hay algún padre que en su sano juicio dejaría voluntariamente a su hijo sin comer un día? Entonces, porque los dejan semanas y semanas si recibir la Santa Comunión, en los años en los que la eficacia es infinita por el estado de gracia del niño?
No queréis a vuestros hijos, no os engañéis, no sois buenos padres ortodoxos, pues estáis matando el alma de vuestros hijos.
Gastáis cientos de euros en ridículas fiestas de cumpleaños, en ropa, juegos, viajes... Queréis darles todo y no les dais nada, al contrario no sois capaces de sacrificaros unos pocos minutos a la semana para darles lo infinitamente más importante: ¡A CRISTO!