miércoles, 8 de diciembre de 2021

"¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!"




¿Tienes tentaciones? "¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!". Estas agobiado? "¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!"¿Tienes algún problema con otra persona, con tu vecino, con algún familiar? "¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!". La oración te ayudará a resolver el problema, te dará luz en el callejón sin salida en el que te encuentras.

viernes, 3 de diciembre de 2021

 


HORARIOS

Sábado, 4 de diciembre, Santa Bárbara (N. C.): Divina Liturgia 10:00 hh; Vecernia 18:00 hh

Domingo, 5 de diciembre, Fiesta de San Andrés y San Nicolás: Utrenie 8:00 hh; Divina Liturgia y bendición de las aguas 9:00 hh

Lunes, 6 de diciembre, San Nicolás: Acatisto a San Nicolás: 8:30 hh; Divina Liturgia: 9:00 hh

miércoles, 1 de diciembre de 2021

LA MULTI ANI, ROMANIA!!!


 

lunes, 29 de noviembre de 2021

NOS HAN ROBADO LA NAVIDAD




Es muy triste contemplar lo que está sucediendo estos días en nuestras ciudades y pueblos. Cada vez se adelanta más el encendido de miles de bombillas y cuya única finalidad no es más que incitar al consumo con vistas al 24 de diciembre y el 6 de enero. No es cuestión de hacer un análisis demasiado exhaustivo, solo veamos algunos puntos.
Si nos fijamos en esa ornamentación urbana en las principales calles comerciales descubrimos luces que igual podrían ponerse en Hogueras, Moros y Cristianos o en la feria de abril, quitando alguna que otra estrella de nieve.
Hagamos un recorrido por las películas de supuesta temática navideña que ya se cuelan en los distintos canales de TV y sus diversas plataformas. El hilo argumental de las mismas se desarrolla en torno a dos ejes:
- Duendes, elfos, y su jefe gordinflón y vestido de rojo, al que, aunque en inglés se le llame Santa o Santa Klaus, en español, invariablemente se traduce por “Papa Noel”
- Solteronas que se enamoran de papis guapos y generalmente viudos y con hijos, o deseos cumplidos por muy disparatados que sean, terminando en un pasteleo intragable el día 25 de diciembre, en torno a un pavo mejor o peor horneado.
Si nos detenemos en los anuncios, que es el mayor programa de la TV, vemos que la mayoría son de colonias caras, comida especial, juguetes, juguetes y más juguetes.
La decoración “invernal”, preferentemente victoriana o escandinava, con abundancia de luces led, renos, ardillas, conejos, dorados “brilli-brilli”, verdes y rojos, los soldados de “Cascanueces” (La inmensa mayoría de los que los ponen en sus casas no saben que es un ballet) y el dichoso personaje de rojo en sus múltiples versiones. Ni un nacimiento, ni un Niño Jesús.
Si tenemos la paciencia de hacer la pregunta ¿Qué es la Navidad? a los niños, en una inmensa mayoría, la respuesta será que la Navidad es tiempo de regalos y juguetes, vacaciones y poco más. Los mayores se contentan con un “Tiempo de paz y felicidad” aunque tengan la tarjeta de crédito temblando por los gastos.
El cambio sistemático, del saludo “felices fiestas” abandonando el “Feliz Navidad”.
El Adviento, no existe y todo lo más es una sucesión interminable de cenas de empresas, de amigos, del grupo de encaje de bolillos, etc. etc.
Decir mentiras es un pecado, por lo que no vale decir que no caemos en ninguna de estas trampas. Hagamos examen de conciencia.
Hace un momento me daban una buena idea que creo que se podría poner en práctica estos días de diciembre antes del día santo de la Navidad. A partir de mañana, día 1 de diciembre, comenzar a leer un capítulo del Evangelio de San Lucas, de forma que el día 24 leamos el último. Podría ser muy interesante sobre todo si hay niños. Después de cenar, toda la familia se reúne, enciende una vela ante el icono de Cristo y se lee en familia, de manera que seamos conscientes al llegar el día de Navidad de la fiesta que vamos a celebrar y de lo que supone Cristo en nuestras vidas.

ACATISTO AL SANTO APÓSTOL ANDRÉS, EL PRIMERO DE LOS LLAMADOS

 



Condaquio I

 

Venid creyentes y alabemos a Andrés el Apóstol, el hermano de Pedro, el primero de entre los llamados, el que imitó en su pasión a Cristo subiendo como Él a la cruz; venid creyentes y alabémosle porque sacó a los paganos del error de los ídolos convirtiéndolos a Cristo mediante el Santo Bautismo y digámosle:

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Icos I


Oh Andrés, Predicador de Cristo, por el don que te fue concedido de lo alto purifica mi alma atormentada por multitud de pensamientos pecaminosos, para que limpio de toda mancha pueda cantarte diciendo:

 

Alégrate, tú que te convertiste de pescador en Apóstol.

Alégrate, tú que tuviste como primer maestro a San Juan Bautista.

Alégrate, tú que fuiste el primero en ser elegido por el Redentor de entre el grupo de los Apóstoles.

Alégrate, porque lleno de fe te convertiste en discípulo de Cristo.

Alégrate, tú que llevaste a tu hermano Pedro al Salvador.

Alégrate, pues con el coro de los Apóstoles seguiste al Señor.

Alégrate, tú que eres el primero de los Apóstoles.

Alégrate, pues conservaste hasta la muerte en la cruz en tu alma el amor de Dios.

Alégrate, tú que lleno de este amor, anunciaste a multitud de naciones a Cristo, el dador de la Vida.

Alégrate, pues en medio de tus trabajos apostólicos sufriste multitud de tribulaciones.

Alégrate, tú que fuiste golpeado por los impíos con piedras y palos.

Alégrate, tú que fuiste mordido por los salvajes de afilados dientes.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio II

 

Siguiendo la promesa hecha al Señor, con las redes del Evangelio Divino, sacaste del abismo del error a multitud de pueblos. El que de pescadores de peces os convirtió en pescadores de hombres, os enseñó a pescarlos para la verdadera fe. Por eso llenos de alegría decimos al que es nuestro Dios: ¡Aleluya!

 

Icos II

 

A ti que conoces los misterios inenarrables de Cristo, y puedes por ello predicárnoslos; a ti que recibiste desde los cielos el don del Espíritu Santo y hablas con palabras inefables; A ti te alabamos diciendo:

 

Alégrate, tú que recibiste el día de Pentecostés al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.

Alégrate, tú que extendiste incansablemente el Evangelio por muchas naciones.

Alégrate, pues habiendo sido desgarrado por los paganos fuiste curado por Cristo.

Alégrate, tú que de entre los mejores y más piadosos cristianos consagraste obispos y sacerdotes.

Alégrate, pues en tu labor misionera por pueblos y ciudades convertiste a las gentes a la verdadera fe.

Alégrate, pues el martirio fue la corona por tus muchos años de predicación evangélica.

Alégrate, tú que fuiste crucificado cabeza abajo por los paganos incrédulos.

Alégrate, pues tu santa alma fue llevada a los cielos.

pues Cristo te coronó con una corona preciosa e inmarcesible.

Alégrate, pues todos los coros de los ángeles cantaban himnos de gloria mientras eras coronado.

Alégrate, pues fuiste llevado al palacio celestial por los Ángeles y los Santos.

Alégrate, tú que lleno de humildad glorificas a la Santa Trinidad.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio III

 

Lleno de sed divina corriste a responder a la llamada del Redentor, oh Santo Apóstol Andrés y bebiste en sus enseñanzas como el ciervo que se sacia en los manantiales de agua pura, predicando después a Cristo, verdadero Dios, a todos. Por ello te decimos: ¡Aleluya!

 

Icos III

 

La Perla preciosa de gran precio, que llevabas escondida en tu corazón, la mostraste a las gentes, oh Apóstol Andrés. Los que la recibieron y abandonaron el paganismo la convirtieron en su tesoro, por ello te decimos:

 

Alégrate, tú que alabas en el cielo a Dios junto a su purísima Madre.

Alégrate, tú que, junto a los Ángeles y los Santos, cantas continuamente himnos a la Santa Trinidad.

Alégrate, tú que eres nuestro guardián y protector.

Alégrate, tú que eres nuestro intercesor ante la santísima Madre de Dios.

Alégrate, tú que eres nuestro intercesor delante del trono del Señor.

Alégrate, servidor de los Misterios de Cristo.

Alégrate, predicador de la fe que nos dio nuestro Señor.

Alégrate, tú que nos iluminas con el conocimiento celestial.

Alégrate, tú que nos enseñas la verdadera fe ortodoxa.

Alégrate, tú que nos traes a Jesucristo.

Alégrate, tú que pisoteas a Satán.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio IV

 

Tomando en tus manos la Buena Noticia del Evangelio, alabadísimo apóstol Andrés, enriqueciste a toda la tierra con tu divina predicación; por esto honramos la memoria de tus martirios cantando contigo a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos IV

 

Los templos paganos fueron convertidos en Iglesias de Dios, oh bienaventurado Apóstol Andrés, y en ellas santificaste a los hombres por medio del Bautismo convirtiéndolos por él en hijos de Dios, renovados por medio del agua y del don del Espíritu Santo. Por ello te alabamos diciendo:

 

Alégrate, tú que durante tu martirio escuchaste los himnos celestiales.

Alégrate, pues crucificaste las cosas de este mundo para que en ti habitara Jesucristo.

Alégrate, pues por ti fue vencida la oscuridad.

Alégrate, pues por ti fue iluminada la humanidad.

Alégrate, tú que unido a Dios has sido deificado.

Alégrate, tú que subiste al cielo por la santa escalera de la cruz.

Alégrate, tú que has sido iluminado con la luz increada.

Alégrate, pues has llevado a Dios a los hijos de este mundo.

Alégrate, divino servidor de la Iglesia.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio V

 

Al conocer el misterio de Cristo, Glorioso Andrés, fuiste corriendo a anunciárselo a tu hermano Pedro y una vez que lo habías encontrado le dijiste: ¡He encontrado al que esperábamos!, mostrándole el conocimiento del Espíritu, por ello cantamos a Dios diciendo: ¡Aleluya!

Icos V

 

Con la red de las Divinas Palabras, pescaste del abismo a los peces racionales, oh dichoso Apóstol, sirviéndolos en la mesa de Cristo como alimento puro e iluminado, por ello te decimos:

 

Alégrate, oh Andrés, dulzura de la razón.

Alégrate, divino deleite de la humanidad.

Alégrate, pues por ti la fe se extendió.

Alégrate, pues comparadas con el amor de Dios consideraste las cosas de este mundo como basura.

Alégrate, pues te serviste de múltiples modos para salvar a muchos.

Alégrate, vaso escogido de la sabiduría de Dios.

Alégrate, dulce mensajero del Logos.

Alégrate, divino ungüento para los ciegos.

Alégrate, milagrosa medicina para los enfermos.

Alégrate, pregonero de las palabras divinamente inspiradas.

Alégrate, pues nos abres el entendimiento iluminándolo con la luz de Cristo.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio VI

 

Puente que nos conduce a Dios, luz brillante del Espíritu que habitaba dentro de ti por voluntad divina y que te reveló como predicador de las cosas inefables, oh glorioso Apóstol Andrés, por ti, nosotros cantamos a Dios diciéndole: ¡Aleluya!

 

Icos VI

 

Abandonando las redes de pescador y tomando la cruz seguiste a Cristo que te llamó y lanzando las redes del Espíritu, pescaste hombres en vez de peces. ¡Gloria al Espíritu Santo que te fue dado y al que recibiste! Por eso te alabamos diciendo:

 

Alégrate, tú que nos revelas la Encarnación del Logos.

Alégrate, tú que nos muestras las Palabras divinas del Evangelio.

Alégrate, divino tesoro de los tesoros celestiales.

Alégrate, tú que enseñas a los maestros desterrando los falsos conocimientos.

Alégrate, pues aceptaste con gozo las tierras que te fueron encomendadas para tu predicación del Evangelio.

Alégrate, pues hiciste grandes milagros entre los débiles.

Alégrate, tú que disipaste la oscuridad de la antigua ley.

Alégrate, firme columna de la verdad.

Alégrate, tú que nos enriqueces con sabias y divinas palabras.

Alégrate, tú que con paciencia anunciantes el Evangelio a los paganos convirtiéndolos en fieles creyentes.

Alégrate, templo venerable de la Santa Trinidad.

iglesia para tus hijos espirituales.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio VII

 

Conseguiste al que anhelabas, bienaventurado apóstol Andrés y ahora habitas con Él en las moradas celestiales después de haber cosechado las gavillas de tus esfuerzos evangélicos; por ello glorificamos a Dios diciendo: ¡Aleluya!

 

Icos VII

 

Lleno de amor seguiste al Soberano de todas las cosas hasta la muerte en la cruz. En todo seguiste los consejos evangélicos y no hubo nunca engaño en tu boca; por eso, bienaventurado Apóstol Andrés te decimos:

 

Alégrate, tú que predicaste sobre la grandeza insondable de Dios.

Alégrate, tú que nos guías en la comprensión de los misterios divinos.

Alégrate, bendito predicador del Paráclito.

boca sellada con el fuego divino.

Alégrate, tú que desbaratas a los sabios de este mundo.

Alégrate, tú que pisas los demonios que habitan en los falsos ídolos.

Alégrate, tú que nos ofreces el Reino celestial.

Alégrate, tú que anuncias los misterios de Cristo.

Alégrate, lengua de fuego que habla sobre las cosas divinas.

Alégrate, ruiseñor celestial que canta con dulzura el Evangelio de Cristo.

Alégrate, tú que deleitas nuestros oídos con las Palabras divinas.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio VIII

 

Por el don que te fue concedido por Dios, derribabas a los espíritus demoniacos con la fuerza de tu palabra inspirada. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo devolvías la salud a los enfermos y apaciguabas las pasiones del alma; agradecidos por ello decimos a Dios llenos de alegría: ¡Aleluya!

 

Icos VIII

 

Nos invitas al banquete de tu conmemoración y pones sobre la mesa los platos de tus luchas y trabajos por el Evangelio sazonados con la sal de Cristo. Dulces son para nosotros tus palabras sobre las enseñanzas celestiales; por eso llenos de fe te decimos:

 

Alégrate, tú que iluminas a los que andaban en las tinieblas del paganismo.

Alégrate, recto camino para los extraviados.

Alégrate, tú que has visto y escuchado a Cristo.

bienaventurado confesor de la pasión de Cristo.

Alégrate, testigo de los milagros del Salvador.

Alégrate, tú que anuncias a todos los pueblos su gloriosa Resurrección.

Alégrate, tú que nos traes la fe ortodoxa.

Alégrate, tú que nos muestras la gloria que le espera a los justos.

Alégrate, tú que nos revelas los tormentos reservados para los pecadores.

Alégrate, tú que anuncias a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Alégrate, tú que has contemplado a Dios.

Alégrate, tú que escuchas lo que las gentes no oyen.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio IX

 

Se te mandó subir al monte Sion, oh Apóstol Andrés, y tomando la copa de la salvación la bebiste con alegría pasando de la muerte a la vida divina con Cristo al que cantas: ¡Aleluya!

 

Icos IX

 

El fuego del Espíritu descendió desde el cielo sobre ti, Andrés, bienaventurado Apóstol de Cristo, y te concedió el don de hablar en lenguas que no conocías para predicar sus glorias hasta los confines del mundo. Nosotros asombrados ante tan gran misterio te alabamos diciendo:

 

Alégrate, tú que predicaste la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Alégrate, pues mandas al hades a los demonios.

Alégrate, tú que estás lleno de los frutos del Espíritu Santo.

Alégrate, tú que estás lleno de sus dones.

Alégrate, pues por ti se nos reveló la Santa Trinidad.

pues por ti se glorificó su indivisible unidad.

Alégrate, milagrosa fuente que dispensa la salud a los creyentes.

Alégrate, tú que infringes dolorosas heridas a los demonios.

Alégrate, lámpara que contiene la Luz mas radiante que el sol.

guía y luz de los ciegos.

Alégrate, tú que iluminas con el Evangelio a toda la tierra.

Alégrate, tú que vences a los enemigos de la Iglesia.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio X

 

¿Quién te enseño a hablar con tales palabras?, ¿Quién iluminó tu mente para ver claramente el rayo de la gloria divina que nos ilumina nuestros corazones con la luz de la Verdad? ¡Cristo nuestro Dios! Al que llenos de alegría cantamos diciendo: ¡Aleluya!

 

Icos X

 

La razón humana es desbaratada con tu divina predicación que extiendes por todo el orbe. A ti que conoces los misterios de Cristo y que contemplas las cosas celestiales, a ti el primer llamado de entre los doce Apóstoles por el Señor te decimos:

 

Alégrate, tú que continuamente intercedes por nosotros ante Dios.

Alégrate, porque por medio de tus santas oraciones Dios nos concede su infinita misericordia.

Alégrate, pues con tu ayuda el pérfido Satán es expulsado lejos de nosotros.

Alégrate, tú que apartas de nosotros los malos pensamientos y las enfermedades del cuerpo y del alma.

Alégrate, brillante perla de Cristo.

timonel que guías a los que navegan sobre las aguas.

Alégrate, compañero de viaje de los que caminan por la tierra.

Alégrate, ayuda de los que te invocan cuando vuelan por el aire.

Alégrate, tú que nos ofreces el alimento de las buenas obras.

Alégrate, tú que ruegas con nosotros por nuestra salvación.

 

¡ Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio XI

 

El soplo del Espíritu Divino te condujo hasta tierras lejanas plantando la cruz en los extremos del Orbe y alcanzando hasta allí el pregón del Evangelio de Jesucristo al que cantabas en medio de las gentes diciendo. ¡Aleluya!

 

Icos XI

 

Portador de la Luz y de la verdadera alegría, bienaventurado Apóstol Andrés, tu santa conmemoración brilla como un rayo sanador para nosotros que te cantamos:

 

Alégrate, estrella más luminosa que el sol.

Alégrate, lámpara que brillas con rayos de oro.

Alégrate, dispensador de los dones divinos a los creyentes.

Alégrate, ayuda en las tribulaciones de los monjes afligidos.

Alégrate, tú que expulsas a los demonios.

Alégrate, refulgente belleza de la Iglesia de Cristo.

Alégrate, morada venerable de Cristo.

Alégrate, joya del Colegio Apostólico.

Alégrate, vencedor de los crueles martirios.

Alégrate, fuente de alegría para los justos.

Alégrate, alabanza de los Santos.

Alégrate, tú que intercedes y proteges a los cristianos ortodoxos.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio XII

 

Voluntariamente aceptaste los martirios y como fiel Discípulo del Divino Maestro al que seguiste, subiste lleno de alegría a la cruz, camino que te condujo al cielo donde eres tres veces Bienaventurado. Llenos de alegría por tu intercesión, cantamos Dios diciendo: ¡Aleluya!

 

Icos XII

 

Los pueblos, iluminados por tu predicación evangélica, fuimos llevados de la tierra a las moradas celestiales y dejando de servir al maligno enemigo, nos convertimos en ciudadanos del cielo compartiendo la gloria de Dios junto con los ángeles. Contemplando tus innumerables méritos te decimos:

 

Alégrate, Apóstol Andrés, amado por los creyentes.

Alégrate, tú que expulsas las herejías.

Alégrate, tú que nos ayudas a guardar la pureza del cuerpo.

Alégrate, flor hermosa y perfumada del Paraíso.

pues tus oraciones son como una escalera que nos conduce al cielo.

Alégrate, arma invencible del pueblo cristiano.

Alégrate, tú que acompañas a los piadosos ejércitos intercediendo por su victoria frente a los enemigos.

Alégrate, tú que nos proteges de los peligros de los incendios.

Alégrate, tú que nos libras de los engaños del enemigo.

Alégrate, tú que nos ayudas por medio del arrepentimiento a salvar nuestras almas.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!

 

Condaquio XIII

 

Oh glorioso y milagroso, santo y alabado Apóstol Andrés, con los ojos llenos de lágrimas corremos presurosos a pedir tu ayuda para que intercedas por nosotros con tus oraciones y nos veamos libres de los sufrimientos eternos. Oh Bienaventurado, haznos dignos de la alegría del Paraíso para que junto a ti cantemos a Dios diciendo: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!

 

Se repite el icos y el condaquio I

 

Oración

 

Señor y Dios nuestro, creador nuestro y de todas las cosas, no apartes tu divino rostro de nosotros los pecadores; líbranos de tu terrible ira de la que somos merecedores por nuestros innumerables pecados que día a día hemos cometido. Nos reconocemos pecadores, miserables y llenos de maldad, más tu eres la Fuente de la Vida y de la Misericordia, por ello te suplicamos que no ignores nuestras plegarias ni nos pagues según merecen nuestras infamias y ya que no somos dignos de tu compasión concédenosla por tu inmenso amor a la humanidad como un gracioso don de tu benevolencia. Por intercesión de tu glorioso y bienaventurado Apóstol Andrés, concédenos la salud y poder vivir libres de toda aflicción y al celebrar su gloriosa conmemoración, fortalécenos en la fe, para que con el corazón rebosante de alegría y reconocimiento glorifiquemos tu santísimo Nombre por los siglos de los siglos. Amén.

domingo, 28 de noviembre de 2021

FIESTA DEL SANTO APÓSTOL ANDRÉS, EL PRIMERO DE LOS LLAMADOS.




Lunes, 29 de noviembre, Vigilia en honor de nuestro Santo Patrón.

19:00 hh Vecernia, Utrenie y Divina Liturgia.

Damos gracias a Dios por protegernos y guardarnos y por el patrocinio de San Andrés y San Nicolás.

jueves, 25 de noviembre de 2021

ACATISTO A LA GRAN MÁRTIR SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA

 

Condaquio I

 

Oh Mártir Catalina, digna de alabanza, con tu ciencia y sabiduría recibida como un don de Dios, asombraste a los sabios de tu tiempo y superaste con tu elocuencia a los oradores paganos; nosotros te traemos nuestros cantos de victoria para que por tus oraciones nos veamos libres de las tentaciones de nuestros enemigos y podamos cantar:

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Icos I

 

Imitaste y amaste profundamente a la Soberana Madre de Dios y te has mostrado digna de su amor, oh sapientísima Catalina, y ayudada por la gracia del Espíritu Santo, renunciaste a todo deseo terrenal comprometiéndote con el Esposo Divino para alcanzar la vida celestial y por ello te cantamos:

 

Alégrate, paloma sapientísima.

Alégrate, dulce ruiseñor.

Alégrate, belleza imperecedera.

Alégrate, hermosa cordera.

Alégrate, mente privilegiada.

Alégrate, virgen castísima.

Alégrate, doncella dulce y sabia.

Alégrate, corazón fuerte e impecable.

Alégrate, alabanza de los sabios.

Alégrate, dulzura de las madres.

Alégrate, consuelo de los pobres.

Alégrate, defensora de los ancianos.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio II

 

Renunciado a las glorias de este mundo y a la riqueza paterna, viviste una vida pura, oh Santa Mártir Catalina, comprometiéndote con la recta fe y tomando el camino de Cristo a quien adorabas cantando: ¡Aleluya!

 

Icos II

 

Al llegar a los dieciocho años, tu belleza atrajo a muchos jóvenes que deseaban casarse contigo, más tú los rechazabas con palabras sapientísimas, reprendiéndose a ellos mismos por su incompetencia; nosotros alabamos tu prudencia diciendo:

Alégrate, la más hermosa de las jóvenes.

Alégrate, entre ellas, la más rica.

Alégrate, llena de virginal riqueza.

Alégrate, pórfido que adorna el conocimiento.

Alégrate, corona que premia la dignidad.

Alégrate, fortalecedora de los buenos hábitos;

Alégrate, oradora superior a los retóricos paganos.

Alégrate, juez que juzga sobre los jueces terrenales.

Alégrate, invencible en consejos y guía.

Alégrate, luz que humilla los ojos de los insensatos.

Alégrate, tesoro de divino conocimiento;

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio III

 

Rechazaste los ídolos paganos sin poder creer que esas imágenes modeladas y esculpidas por manos humanas pudieran ser los creadores del cielo y la tierra; fuiste iluminada por el Espíritu Santo y conociste al Dios verdadero y postrada humildemente ante Él cantaste: ¡Aleluya!

 

Icos III

 

Los eruditos se reunieron a instancias del emperador, para apartarte de tu fe y viendo como rechazabas el culto a los ídolos, te pidieron que te presentaras ante ellos. Disputando con el más sabio, te mostraste superior a todos ellos; asombrados por tu santa elocuencia te decimos:

 

Alégrate, adoradora del Dios verdadero.

Alégrate, discernimiento de la verdadera religión.

Alégrate, iluminación de los inmersos en las herejías.

Alégrate, maestra de los perdidos

Alégrate, arma de la verdad divina.

Alégrate, causa de la caída del engaño de los ídolos.

Alégrate, prueba de su desamparo.

Alégrate, digna de todo honor.

Alégrate, porque con tu sabiduría has ahuyentado el pensamiento errático.

Alégrate, porque el Altísimo te nos ha dado como regalo.

Alégrate, tú que conoces la santidad celestial;

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio IV

 

Las bocas de los herejes que antes blasfemaban contra la Iglesia de Cristo se abrieron entonces, por primera vez, para bendecir tu voz virginal, y despreciando las ideas de los idólatras, confesaron que Dios es uno mientras cantaban: ¡Aleluya!

 

Alégrate, mártir gloriosa.

Alégrate, esposa virgen.

Alégrate, mártir invencible.

Alégrate, adorno de la Iglesia.

Alégrate, voz de Dios.

Alégrate, sierva de la ortodoxia.

Alégrate, corona de la enseñanza.

Alégrate, gloria de Alejandría;

Alégrate, defensora de esa ciudad.

Alégrate, tesoro de milagros.

Alégrate, reprensión del emperador.

Alégrate, maestra de la emperatriz Augusta.

 

¡Alégrate, oh Catalina, gran mártir de Cristo!

 

Condaquio V

 

El corazón de Constantino, tu padre, se entristeció al ver como rechazabas a los dioses que él veneraba y predicabas a un Dios desconocido. Maximiano quería profundizar en el paganismo por medio de los maestros más eruditos de su tiempo y grande fue su asombro al ver que ellos se inclinaban ante tus palabras y cantaban a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos V

 

Los jueces injustos, al conocer tu fe en Cristo, decidieron que fueras castigada y soportando los más amargos tormentos, los sufriste glorificando el nombre de nuestro Señor Jesucristo y de su Santísima Madre que se te apareció en una visión. Nosotros, alabando la fuerza de tu fe, te decimos:

 

Alégrate, vencedora sobre de los jueces tiránicos.

Alégrate, reprensión de la herejía.

Alégrate, tú que brillaste en medio del pueblo.

Alégrate, porque con tus tormentos venciste el paganismo

Alégrate, porque la esperanza de la salvación te llenó de felicidad.

Alégrate, porque con tu paciencia los has derrotado

Alégrate, porque por tu amor a Dios no has sentido los dolores.

Alégrate, porque tus palabras callaron a los paganos.

Alégrate, pues tu juventud resplandecía llena de sabiduría.

Alégrate, tú que saliste victoriosa del martirio.

Alégrate, pues por tu sufrimiento te has convertido en una fuente de sanación.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio VI

 

Llenos de profunda humildad te traemos cantos de acción de gracias, a ti que te has sacrificado, llena de amor a Cristo, por la fe verdadera. Oh Mártir Gloriosa, recibe nuestra oración y sana nuestras dolencias para que, junto contigo, bendigamos a Dios cantándole: ¡Aleluya!

 

 

Icos VI

 

Los más de cien eruditos que escucharon las palabras con las que interpretaste el Evangelio de Cristo, iluminados por el Espíritu Santo, se hicieron cristianos, y el emperador, aterrorizado por este milagro, ordenó que fueran quemados, no fuera que difundieran la fe cristiana allí donde fueran. Así fue glorificada esta multitud de sabios que te cantan así.

 

Alégrate, Catalina, por los martirios que sufriste.

Alégrate, iluminadora sapientísima

Alégrate, auxilio en nuestras necesidades.

Alégrate, flor de sobrecogedora belleza.

Alégrate, bondad que borra nuestras preocupaciones

Alégrate, heroína victoriosa

Alégrate, paciente en los martirios.

Alégrate, alabada por cantos resonantes;

Alégrate, mártir de la que brotan los milagros.

Alégrate, lirio de hermoso perfume.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio VII

 

Los coros de los ángeles viendo la multitud de mártires ardiendo en medio de las llamas, los recibió con cánticos, y tú, Santa Mártir Catalina los seguiste padeciendo terribles tormentos, por lo que te recordamos llenos de devoción cantando a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos VII

 

Todos se maravillaron ante la gran paciencia que demostraste, permaneciendo firme en la confesión de la fe de que Dios es uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad única e indivisible a la que confesamos y adoramos; y a ti, su testigo insigne, te decimos:

 

Alégrate, pues predicaste al Padre celestial.

Alégrate, pues adoraste al Hijo y Verbo de Dios.

Alégrate, discípula del Espíritu Santo.

Alégrate, confesora de la Trinidad.

Alégrate, portadora de la fe de la Santa Cruz.

Alégrate, seguidora de la pasión de Cristo.

Alégrate, buen intérprete del Santo Evangelio.

Alégrate, receptora del bautismo de Dios.

Alégrate, oyente de la Madre de Dios.

Alégrate, hija de la Iglesia ortodoxa.

Alégrate, una con los poderes celestiales.

Alégrate, digna guardiana de los cristianos.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio VIII

 

Tu Esposo celestial te amó dulcemente, oh alabadísima Mártir, y te presentaste ante Él adornada de toda clase de virtudes. Él te hizo un vaso escogido para fortalecer la fe de muchos, iluminando a los incrédulos que aprendieron a cantar a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos VIII

 

Sana las heridas de nuestras almas, oh Gran Mártir, pues grandes son nuestros sufrimientos y ruega por nosotros a Cristo para que nos libere de las tentaciones y peligros con los que nos aterroriza el enemigo; sabiendo que eres nuestra rápida intercesora frente a los enemigos, te decimos:

 

Alégrate, pues tus oraciones nos libras de los enemigos.

Alégrate, rápida defensora en los peligros.

Alégrate, protectora frente a los venenos.

Alégrate, sanadora de males incurables.

Alégrate, pues nos libras de los encantos y hechicerías.

Alégrate, tú que disipas los engaños.

Alégrate, tú que derrotas las herejías.

Alégrate, fuerte guardiana frente a los problemas.

Alégrate, tú que proteges los matrimonios

Alégrate, tú que reconcilias a los enemigos.

Alégrate, tú que solucionas los problemas.

Alégrate, tú que sanas a los enfermos.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio IX

 

Te has entregado al Salvador como una rama de palmera, adornando a la Iglesia con tu victoria gloriosa y con tu sangre virginal has lavado el oprobio de los fieles y hasta los perseguidores se avergonzaban al ver la gloria de tus maravillas, y cantaban a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos IX

 

La tierra se llenó de dulce fragancia, recibiendo tu cuerpo, y el cielo se regocijó al ver que tu espíritu se elevaba hacia él rodeada de los poderes angélicos. Por esta obra gloriosa del misterio de Dios todos los creyentes te alaban, cantándote así:

 

Alégrate, ayuda de las vírgenes prudentes.

Alégrate, consuelo de las viudas afligidas.

Alégrate, salvadora de los niños pobres.

Alégrate, protección de los que están en peligro.

Alégrate, consuelo de los desamparados.

Alégrate, tú que libras a de las mujeres con parto pesado.

Alégrate, sanadora de los niños enfermos al nacer.

Alégrate, fortaleza de los bebés débiles.

Alégrate, sustento de los pobres huérfanos.

Alégrate, sosiego de las mentes turbulentas.

Alégrate, confortadora de los afligidos.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio X

 

No somos dignos de agradecerte tus buenas obras, oh Santa Mártir Catalina, porque no hemos hecho nada bueno que nos acerque al amor de Dios y a nuestro prójimo; escucha nuestra súplica y pide para nosotros la misericordia de Dios; ruégale que perdone nuestros pecados, y reciba nuestro arrepentimiento para que podamos cantar: ¡Aleluya!

 

Icos X

 

Conoces las innumerables tentaciones del diablo astuto, oh Santa Mártir, porque fuiste tentada, y saliste victorioso. Nosotros, que estamos envueltos en las tentaciones, desamparados te rogamos que nos fortalezcas con tu intercesión, y así lleguemos al arrepentimiento y obteniendo el perdón de nuestras iniquidades podamos alabarte diciendo:

 

Alégrate, virgen de inmensa humildad.

Alégrate, ornamento precioso y ensalzado

Alégrate, tesoro repleto de virtudes.

Alégrate, misericordia inquebrantable.

Alégrate, mansedumbre inmutable.

Alégrate, luz de suave belleza

Alégrate, amor inocente y puro

Alégrate, paciencia incesante.

Alégrate, incomparable generosidad.

Alégrate, invencible esperanza.

Alégrate, sanadora bendita.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio XI

 

Te pusiste por encima de la debilidad de tu naturaleza, oh Santa Mártir Catalina, fortaleciéndote en la fe de Cristo y sirviendo al Creador de todas las cosas, y no a la creación. Él te concedió el don de la curación y la corona angelical, los espíritus inmundos tiemblan ante ti y alejándolos de las almas cristiana que cantan a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos XI

 

Los coros de los justos se regocija hoy en tu celebración, oh Mártir de Cristo, que, de un pueblo pagano y de los cultos idólatras, viniste a la Iglesia de Cristo, Mártir Sapientísima, sufriendo los dolores de la rueda y otros tormentos indecibles que te infringieron los paganos, y que tú sufriste por amor del Salvador del mundo; por esto te cantamos:

 

Alégrate, vencedora de los paganos.

Alégrate, tú que deshaces de los malos hábitos.

Alégrate, pues luchaste por los dones sagrados.

Alégrate, tú que doblegaste a los idólatras.

Alégrate, tú que te postraste ante la imagen de Cristo.

Alégrate, pues desbaratas los males diabólicos.

Alégrate, gloria y alabanza de los mártires.

Alégrate, tú que fuiste puesta sobre la rueda.

Alégrate, pues has sido atravesada con clavos.

Alégrate, pues has muerto a espada.

Alégrate, porque has sido ensalzada con una corona de gloria.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio XII

 

Venid fieles y honremos a Catalina que predico a Cristo ante los hombres, pisoteo la serpiente y avergonzó a los sabios y cantemos a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos XII

 

Luchaste por la fe y en medio de tu martirio proclamaste tu amor a Cristo ante los hombres a los que iluminaste con tu sabiduría, por eso te cantamos:

 

Alégrate, santa guardiana de los cánones ortodoxos.

Alégrate, defensora de las leyes de la iglesia.

Alégrate, digna predicadora del Evangelio de Cristo.

Alégrate, perseguidora incondicional de los pecados.

Alégrate, ejemplo de perfecta humildad.

Alégrate, hábil oradora de la gloria celestial.

Alégrate, oración incansable de los siervos devotos.

Alégrate, intercesora de los creyentes ante Dios.

Alégrate, perla preciosa del reino celestial.

Alégrate, piedra preciosa de la Iglesia.

Alégrate, liberación de los afligidos.

Alégrate, tú que sanas a los enfermos desahuciados.

 

¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de Cristo!

 

Condaquio XIII

 

Oh Sapientísima Catalina, digna Mártir de Cristo, recibe nuestras oraciones y ruega por nosotros para que Dios nos conceda el perdón de los pecados, paz, salud y que nos ayudes en toda obra buena para que podamos cantar a Dios: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!

 

Y el icos y el condaquio I

 

Santo Dios… Santísima Trinidad… Padre nuestro…

 

Tropario, tono 5º

 

Alabemos a la gloriosa y noble Esposa de Cristo, a Santa Catalina, la guardiana del Sinaí y su defensa que es nuestro soporte, socorro y ayuda; porque con la espada del Espíritu Santo ha silenciado brillantemente la astucia de los ateos; coronada como Mártir intercede pidiendo misericordia para nosotros.


Traducido del rumano por el P Hm Nicolás (Vera)