EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS
Estoy familiarizado con el día de Acción de Gracias desde
que iba a la universidad. Alicante era y sigue siendo destino para los que
quieren aprender buen español. No tenemos los defectos de los castellanos, el leísmo
y el laísmo, ni problemas de otras regiones de España como el ceceo y el seseo,
además nuestro acento, según dicen los foráneos, es alegre y cantarín por lo
que son muchos los estudiantes de fuera, sobre todo de Estados Unidos, los que
vienen a los cursos que se imparten.
En el restaurante del Club Social de la Universidad, el
último jueves del mes de noviembre, se organizaba una cena a la hora americana a
la que asistían todos los estudiantes estadounidenses con los profesores de
invitados, en la que no faltaba ni el pavo, ni los pasteles de calabaza. El
profesorado asistía atónito al momento solemne y más importante de la cena en el
que todos los alumnos, emocionados y con lágrimas en los ojos, daban gracias a
Dios, sí a Dios, por todo lo que les había sucedido en el año. Nadie decía: “Doy
gracias a los espíritus…” o “Doy gracias a la vida…” o “Gracias, madre tierra…”.
No, daba gracias a Dios, y lo reconocían como el origen de todos los bienes.
He de confesar que siempre me ha dado mucha envidia la
celebración de esta fiesta y recuerdo como los profesores y alumnos decían que
no era más que una “americanada”. Más he aquí que poco a poco se fue introduciendo
entre nuestras vidas la horrible fiesta de Halloween, fiesta satánica de brujas
y demonios a la que se lanzo rendida nuestra sociedad. Disfraces, fiestas, caramelos, películas… Los
departamentos de inglés de los colegios con el beneplácito de directivas y
demás miembros del claustro, la impusieron en los centros, por desgracia hasta
en los dependientes de las congregaciones religiosas y si manifiestas tu
rechazo, disponte a recibir una buena sarta de palabras de desprecio por
integrista, asocial, etc., etc.
Nuestra sociedad, con la excusa de la globalidad ha
importado todo tipo de fiestas como el año nuevo chino y sus animales de la
suerte, el Diwali indio con sus polvos de colores, las fiestas de los solsticios,
se felicita la Janucá y el Ramadán, el October Feast, el satánico Halloween,
hasta el Black Friday… Y siempre mi pregunta ha sido: ¿Por qué no se ha
importado también el Thanksgiving Day, el día de Acción de Gracias? ¿Por qué es
una americanada? ¿Y no es una americanada Halloween? ¿Y no es una americanada
el Black Friday? La respuesta está en el asombro de los profesores ateos, agnósticos,
descreídos… de la Universidad de Alicante: DIOS.
La esencia y razón del día de Acción de Gracias es dar
gracias a Dios. Se han recogido las cosechas, el frío invierno se acerca, la
familia se reúne y dan gracias a Dios por todo lo que ha ocurrido durante el
año, por todo lo que se ha recibido, por poder estar juntos. ¿Cómo se va a
celebrar una fiesta con Dios y la acción de gracias como centro? Imposible, eso
sí, celebremos el materialismo y consumismo del día siguiente, el Black Friday.
Tiene dos componentes esta fiesta que está fuera de los parámetros
que dominan en esta sociedad abotargada a golpe de móvil y basura televisiva. A
Dios se le ha dejado fuera de la vida social de la que fuera una de las
sociedades más cristianas de Europa; la palabra “Gracias” así como el “por
favor” ha desaparecido del vocabulario de miles de personas, sobre todo de la
gente joven.
A nivel de Iglesia, lo general es recibir peticiones de
oración sobre todo por la salud. Los fieles te piden que reces por el examen
del hijo, por el trabajo del marido, por la salud de los abuelos… Pero pasado
el tiempo, nadie viene a dar gracias por el aprobado, por el trabajo conseguido,
la salud recuperada… Somos muy ingratos con Dios, mucho, mucho. Yo me dispongo
a introducir este día general de acción de gracias en mi vida. El último jueves
de noviembre será un día especialmente dedicado a dar gracias a Dios por todos
los bienes que nos da día tras día, para dar gracias a Dios por todo. Precisamente
ese Acatisto los leeré esta tarde y a continuación haré la celebración de la
acción de gracias que termina con el bellísimo himno “Te Deum” de San Ambrosio
de Milán.
Os invito a todos a hacer este Acatisto esta tarde y dar
gracias a Dios por todo. Este hermoso Acatisto fue escrito en Rusia por el
metropolitano Tryphon, (Príncipe Boris Petrovich Turkestanov) poco antes de su
muerte en 1934. Que fuera capaz de escribir un himno de alabanza tan conmovedor
y poético en las durísimas y terribles condiciones de persecución del comunismo
de esos años, es la revelación de la grandeza espiritual de su compositor. El Acatisto
llegó a ser conocido a través del arcipreste Gregory Petroff, que murió en un
campo de prisioneros soviéticos en la década de 1940. De hecho, originalmente
se pensó que él era el autor del Acatisto. El título del Acatisto son las
palabras de San Juan Crisóstomo pronunciadas por San Juan Crisóstomo en medios
de los sufrimientos sufridos por el Santo en medio del destierro.
Para todos los que quieran hacer este Acatisto en Español,
lo pueden encontrar en este link:
http://enelcaminocorrecto.blogspot.com/2012/01/acatisto-de-agradecimiento-dios-por.html