martes, 18 de enero de 2011

Cómo deben comportarse los cristianos ortodoxos durante los servicios divinos cuando están en la Iglesia y como se ha de santificar el Día del Señor.

Los cristianos en la Iglesia han de estar con fe y temor de Dios, con todos sus sentidos en atención. Han de rezar sin distraerse y con compunción en el corazón. El cristiano ha de ir regularmente a la Iglesia y participar en los servicios que en ella se realizan; sólo están libres de esta obligación las personas enfermas.

El sábado por la tarde se asistirá a las Vísperas, pues es el primer oficio del Domingo donde se recuerdan las obras maravillosas de Dios en la Creación. No es pues apropiado para los cristianos dedicar luego la noche del sábado a actividades propias de los paganos y sin Dios como es salir, emborracharse y asistir a fiestas.

El domingo por la mañana han de llegar temprano para poder venerar los santos iconos y asistir a los Maitines. Todo cristiano ha de dar su ofrenda a Dios según sus posibilidades, como sacrificio por los dones que recibe. Ha de dar los nombres al sacerdote para la conmemoración de los vivos y difuntos que se hace en la Proscomidia, por eso es importante llegar temprano, antes de que la Proscomidia sea realizada. La ofrenda que se le da al sacerdote y que acompaña el pomelnic, no es para pagar sus servicios, sino que es una ayuda económica para su sustento.

Los cristianos han de acudir a la Iglesia con modestia, poniéndose los hombres a la derecha y las mujeres a la izquierda, según están colocados los iconos de Cristo Salvador y de la Santísima Madre de Dios. Se ha de llevar ropa apropiada y limpia, no hay lugar para los grandes escotes, ni los tirantes, ni las faldas cortas ni los pantalones entre las mujeres que han de cubrir sus cabezas cuando entran en la iglesia según lo dicho por el Apóstol Pablo. Las mujeres cuidaran de no pintarse los labios si quieren besar los santos iconos pues los estropean y manchan y sobre todo si se ha de recibir la Santa Comunión. Tampoco hay lugar para los pantalones cortos ni las camisetas, ni las zapatillas ni las chanclas entre los hombres. Está prohibido hablar durante los servicios divinos sino es por una necesidad grave.

Después de que la Divina Liturgia haya comenzado, todos permanecen en su lugar y no se adelantan para venerar los iconos de los analogios del templo, sólo veneran los que se sitúan en el nártex, o sea en la entrada de la Iglesia. Asisten los cristianos con atención piadosa pues están participando con los Santos y los Ejércitos Celestiales en los venerables y salvíficos misterios de Cristo. Escuchan las oraciones y los cantos del coro y participan cantando el “Señor ten piedad” en el canto de las letanías de intercesión. Sobre todo están atentos a la lectura de la Epístola y el Evangelio y al sermón que hace al final de la Liturgia el sacerdote.

Aquellos que van a participar en la Santa Comunión después de haber confesado, harán las oraciones mandadas para antes de recibir el Cuerpo y la Sangre del Salvador. Primero comulgarán los niños, después los hombres y por último las mujeres que no deberán de llevar ningún tipo de pintalabios.

Nadie sale de la Iglesia antes de que el sacerdote de la bendición al final de Liturgia si no es por una causa grave. Los que han recibido la Santa Comunión leerán las oraciones de Acción de Gracias. Los que no han recibido la santa comunión reciben el antinodoron que es el pan o prósfora que queda después de preparar la proscomidia. Este pan los comerán en ayunas y guardarán para comer durante el resto de los días de la semana, tomándolo en ayunas con un poco de aghiasma pequeño después de haber hecho las oraciones de la mañana. En ningún caso sustituye a los Santos Dones, es más un consuelo para aquéllos que no han podido recibirlos.

Los padres y padrinos han de llevar a sus hijos a la Iglesia para que reciban los Santos Dones, pues los niños pueden participar de Ellos hasta los siete años sin necesidad de hacer antes la confesión. Esta es una gran responsabilidad pues de la misma manera que lo alimentan con el alimento material han de alimentarlos con el de la vida eterna.

Al finalizar los servicios divinos, los cristianos regresan reverentes a sus casas pasando el resto del día en santas ocupaciones en familia, leyendo libros espirituales, visitando a los enfermos y a los ancianos. A los niños se les cuentan las vidas de los santos e historias escogidas de la Sagrada Escritura. Están obligados también a contar lo ocurrido en la Iglesia, el Evangelio del día, el sermón a aquéllos que no pudieron ir.

Las esposas procurarán tener preparada la comida desde el día anterior para poder asistir a la Iglesia y los esposos e hijos no exigirán nada y ayudarán a poner y retirar la mesa pues es un día de descanso y santificación para toda la familia.

Al final del día se reunirán en familia delante de los santos iconos para la última oración del día. Los padres bendecirán a los hijos antes de ir a dormir.

Esto es lo que han de hacer los cristianos en el domingo y no hay cosa más urgente que esta pues de siete días que tiene la semana, el domingo es para santificarlo y para dar gracias a Dios por los beneficios que diariamente recibimos de su generosa bondad.

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