PREPARACIÓN A LA FIESTA DE PENTECOSTÉS
TEXTOS LITÚRGICOS PARA LA REFLEXIÓN Y LA PLEGARIA
Todo lo otorga el Espíritu Santo: inspira a los profetas, perfecciona a los sacerdotes y a los iletrados enseña la sabiduría; hace teólogos a simples pescadores y consolida a la Iglesia. Consustancial con el Padre y el Hijo y partícipe de un mismo trono, oh Paráclito: ¡Gloria a ti!
En tus atrios te cantaré, oh Salvador del mundo, y doblando la rodilla adoraré tu poder invencible: por la tarde y por la mañana, y al mediodía, y en todo tiempo, te bendeciré, oh Señor.
Venid, pueblos, y adoremos a la única Divinidad en tres personas: el Hijo en el Padre con Espíritu Santo. El Padre engendra intemporalmente al Hijo, coeterno y correinante; y el Espíritu Santo estaba en el Padre, glorificado con el Hijo. Un solo poder, una sola sustancia, una sola divinidad, ante quien postrándonos, decimos: ¡Santo Dios, que lo creaste todo a través del Hijo, con la cooperación del Espíritu!; ¡Santo fuerte, a través de quien conocimos al Padre y el Espíritu Santo descendió al mundo!; ¡Santo inmortal, Espíritu consolador, que procede del Padre y reposas en el Hijo!; ¡Trinidad santísima, Gloria a ti!
(De las Grandes Vísperas del santísimo día de Pentecostés)
No hay comentarios:
Publicar un comentario