“Entró el rey a ver a los comensales y, al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?’. Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atadlo de pies y manos, y echadlo a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes’” (Mt 22, 11-13).
Aprovecho estos días de mini descanso (sólo de lunes a miércoles, no creáis, que aquí mientras el demonio no descanse, no descansaremos nosotros) para hacer una reflexión sobre el Evangelio del domingo que viene y así tendremos tiempo para meditarlo durante estos días.
Lo primero que hemos de entender al leer esta perícopa es que cuando uno va a una boda, o a un banquete ha de ir adecuadamente vestido, así de simple… Y así de complicado. Vamos a ver, si me invitan a una celebración y hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir a la boda de unos amigos, lo que menos se le ocurre a uno es ir en pantalón corto y chancletas, aunque la boda sea a finales de julio, en Alicante, a 30º y con un 80% de humedad. Uno se encasqueta el traje, negro riguroso en mi caso, se ducha como Dios manda, se pone desodorante y colonia y aguanta el tipo a pesar del calor, de la humedad, y de las moscas borrachas y cuando el novio se digne, después de los postres, a quitarse la chaqueta, pues entonces te la quitas, la escurres y la preparas para llevarla a la tintorería.
Vamos a dar algún paso más. Al leer el Evangelio no es muy difícil comprender que se refiere primeramente al “atuendo espiritual”. No se ha de participar en la Divina Liturgia si antes no nos hemos revestido de la túnica nueva y limpia que nos proporciona el sacramento del perdón, sin haber lavado nuestros pecados en la fuente de la misericordia de Dios y sin haber sido perfumados antes por el oleo de la gracia. Aquél que se acerca a participar del Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo manchado y enfermo por el pecado es reo de la condenación eterna según las palabras del Apóstol San Pablo: “quien coma el Pan o beba la Copa del Señor indignamente, se hace reo del Cuerpo y la Sangre del Señor” (1Cor 11, 27).
Para acercarse al participar en los Divinos y Vivificantes Misterios, el cristiano ortodoxo sabe perfectamente que es lo que ha de hacer:
En su casa, hará las oraciones para antes de la confesión, pedirá ayuda a Dios y la iluminación del Espíritu Santo para poder hacer bien el examen de conciencia, apuntando los pecados cometidos (cosa muy aconsejable para luego poderlos leer sin que se olvide ninguno). El sábado, antes o después de las vísperas, hará confesión de sus pecados al sacerdote, quien le reconciliará y dará la bendición para tomar la Santa Comunión. Guardará el ayuno estricto desde las doce de la noche y al levantarse, en casa o en la Iglesia, hará las oraciones para antes de la Comunión y después de ésta las de acción de gracias. Con todo esto el cristiano participa resplandeciente y se acerca dignamente a participar del Banquete de las Bodas del Cordero revestido con una vestidura luminosa.
“¿Se puede omitir algún paso?” No. Uno no se puede acercar a la Comunión sin haber confesado antes pues sería como acercarse sin el traje de bodas del que habla el Evangelio, como acercarse con un traje sucio y roto por los pecados y pretender que te den un sitio en la mesa del Novio.
“¿Y es necesario confesar siempre?” Sí, y recibir la bendición del sacerdote para acercarse a la Santa Comunión.
“¿Pero es qué yo comulgo todas las semanas?” Ejemplo muy sencillo: ¿Y es que no te duchas todas las semanas, ni te cambias de camisa, ni de ropa interior? Si el Santo peca siete veces al día, nosotros, pobres pecadores ¿no pecamos? El que diga esto, coja una buena guía para hacer la confesión, haga sincero examen y verá como la lista comienza a crecer.
“Bueno pero es que son pecadillos” Y con una camisa con “manchitas” de alquitrán ¿Te presentarías en una boda?
Por ello, TODOS LOS FIELES, han de confesar antes de tomar la Santa Comunión y los sacerdotes han de velar para que esto sea así. Y una cosa es clara también: la simple bendición del sacerdote para recibir la comunión, no perdona los pecados ni justifica que uno se acerque a la Eucaristía si haber hecho la confesión de los pecados.
Y ahora pasemos al segundo punto. Una vez con el alma limpia, el aspecto exterior ha de ir en consecuencia con el interior.
¿Y esto que significa, Padre? Pues muy sencillo: que uno no puede ir a la Iglesia un domingo , o sea, al Banquete de Bodas, al que nos invita el Rey Celestial, como si fuéramos a la playa o a hacer la compra al Mercadona-Carrefour-Alcampo. La disposición interior, se ha de traslucir en la disposición exterior y de la misma manera que uno no asiste a una boda en pantalón corto y chanclas de la playa pues uno no puede asistir a la Divina Liturgia como si se fuera a pescar, porque de la misma manera que el jefe de protocolo en la puerta te puede impedir el paso, el sacerdote te puede decir que así no se puede entrar en la Iglesia.
Y es que sobre todo el verano es muy malo para esto, porque se abusa de los pantalones cortos, de las camisetas (sudadas la mayoría de las veces) y las chanclas, de los tirantes… Pero lo mismo puede ocurrir en invierno cuando se tira de chándal y zapatillas, porque claro el “finde” es para ir cómodos.
Pues bueno, el porte exterior ha de ir de acuerdo con el interior y no es que sea necesario venir de smoking a la Iglesia pero sobran los chándales y demás ropas deportivas que son precisamente para eso, para hacer deporte, pantalones cortos o medio cortos (los siempre odiados piratas), las camisetas con frases inapropiadas, los tirantes, los escotes infinitos delanteros y traseros, las minifaldas, las chancletas de la “pisci”. Vamos a la Iglesia, a participar en la Divina Liturgia y creo que es importante el que se note tanto interior como exteriormente.
“Padre, es que hace calor” Vamos, y eso tienes la cara de decírselo al sacerdote que celebra la Liturgia con su ropa, la rasa, el estijar y el felonio. Y ¿Qué pasaría si el sacerdote saliera a celebrar en pantalón corto?
Parroquia Ortodoxa de los Santos Andrés y Nicolás Patriarcado de Serbia. C/ Virgen del Sococrro 59 Alicante Viernes: Acatisto a la Madre de Dios: 19:00 h Sábados: Acatisto: 9:00 hh Divina Liturgia: 9:30 hh; Parastás por los difuntos:18:00 Vecernia: 18:30 hh Domingos: Acatisto 8:30 hh Divina Liturgia: 9:00 hh. Al finalizar la Divina Liturgia, Escuela Dominical. Los primeros domingos de cada mes se celebra la bendición del pequeño Aghiasma. Tfno 652 464 695 e-mail: parroquia_ortodoxa@yahoo.es
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