martes, 6 de enero de 2009

HOMILÍA DE NAVIDAD DEL PATRIATRCA PAVLE



6 de enero de 2009

El patriarca Pavle ha dirigido la tradicional Homilía Navideña a los creyentes ortodoxos felicitándoles la Navidad. La Homilía ha sido leída por el Metropolita de Montenegro y del Litoral, Amfilohije, ya que el patriarca se encuentra hospitalizado.

Cada año celebramos la Navidad, el nacimiento del Hijo de Dios, con felicidad, fe, esperanza y amor. Con ese suceso, se realizo la "plenitud del tiempo", la plenitud del acontecer histórico y cósmico. El nacimiento de Cristo ha revelado a la gente el sentido del mundo, de la naturaleza y el objetivo final de la existencia humana.

Desde el día del nacimiento de Cristo, el mundo ya no es ni puede ser el que fue. El hombre, el mundo, tienen la oportunidad de ser un nuevo hombre, un nuevo cielo y una nueva tierra, una nueva humanidad eterna. El nacimiento de Cristo confirma la santidad de todo nacimiento y de la vida en si. Es terrible siquiera pensar, y mucho menos aceptar y legalizar como normal, la profanación del acto sagrado del nacimiento, el aborto, lo que lamentablemente sucede en muchos matrimonios modernos, los cuales matan a sus niños. El egoísmo del hombre hace que se ponga en peligro la naturaleza, en la cual nacemos y vivimos. Del mismo modo que el hombre vive y respira con amor, así todas las criaturas y los fenómenos naturales necesitan de clemencia, amor y bondad", debemos velar por nuestro medio ambiente y por la naturaleza, para no perturbar el orden de las cosas, como Dios las estableció.

Hoy la humanidad esta muy preocupada por el inicio de la cruel crisis económica. Con todo, en general se pasa por alto el hecho de que la crisis no es solo económica, sino mucho mas profunda y compleja. No es de extrañar que ella aparezca primero entre los más ricos. Los más asustados son precisamente los más acaudalados. Su codicia insaciable de dinero y goce, el consumo exagerado de los bienes naturales y materiales produce un desbalance en las relaciones entre la gente. Detrás de la crisis económica se oculta la crisis espiritual y moral, y por ende, la crisis de la humanidad misma. Los efectos del hecho de que los intereses económicos y globalistas de los poderosos se hayan puesto por encima de la justicia y de los derechos humanos, pueden verse mejor en el caso trágico de nuestro país y del pueblo serbio, pero también de otros países y pueblos del mundo contemporáneo.

En medio de todo ello, nosotros los cristianos, lo mismo que en la antiguedad, lo mismo que siempre, esperamos a Cristo, y no mejores tiempos. En el, como Hijo de Dios e Hijo del Hombre, Dios perfecto y hombre perfecto, hemos reconocido y creído en el amor que Dios profesa. Desde que Dios dejo oír su voz con Su Nacimiento, nosotros sabemos que Dios es realmente amor, y en nombre de ese y tal Dios, que es Amor, les saludamos: ¡Paz de Dios, Cristo ha nacido!"

Pavel, y todos los Obispos de la Iglesia Ortodoxa Serbia.

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