Esta sesión fue convocada como consecuencia de la ilegal autoproclamación de independencia llevada a cabo por el parlamento albanés de Prístina. 21. February 2008 - 12:42
Algunos grandes estados que se han enriquecido a sí mismos con poderes mundanos han reconocido este acto del parlamento de Prísitina y se han cubierto de vergüenza ellos y su historia al tener en cuenta sólo sus propios intereses.
Nuestra mayor preocupación es por nuestro pueblo profunda y justificadamente tristes por esta injusticia y violencia. Nosotros sabemos por nuestra larga experiencia que toda violencia termina con la ruina de aquél que la perpetra y como dice el proverbio el poder es temporal, más Dios es eterno.
Por eso, “no tengáis miedo, pequeño rebaño, nosotros estamos en pie, vigilando”. No hace mucho tiempo que nosotros sufrimos los vergonzosos y sangrientos bombardeos. Tenemos el apoyo de grandes estados como nuestra hermana Rusia , China y otros muchos países que respetan las normas del derecho internacional.
Incontables veces se ha mostrado la gracia y el amor de Dios por el pueblo serbio. Los pasados acontecimientos confirman las palabras del apóstol Pablo “Dios castiga a aquellos a los que ama”. En estos momentos de penalidad Dios nos muestra su amor para tocar nuestros corazones por medio de este reciente sufrimiento. Él ama a su pueblo de Kosovo y Metohija y el sagrado Kosovo aparece como una señal luminosa.
De una manera especial muestra este amor en los ojos y caras de los jóvenes que viven este amor y que crecen en su maduración humana y son estos jóvenes los que rápidamente se ponen a nuestro lado y al lado de todas las personas honorables del mundo para pedir que el reinado de la justicia retorne a Kosovo y Metohija y la restitución a Serbia de lo que ha sido despojada.
Lo más importante ahora es que creamos firmemente en que nuestro Señor Jesucristo está con nosotros -y quiera Dios que nosotros estemos también con él- y así podemos soportar las humillaciones, las fustigaciones, los golpes y podremos llevar la cruz. Nosotros resucitaremos y viviremos en libertad como personas libres, porque nuestro Dios está vivo y nuestras almas vivirán también.
Apoyamos sinceramente a Monseñor Artemije, Reverendísimo Obispo de Ras y Prizen, a la Iglesia, al clero, a los monjes y monjas y a los serbios fieles que comparten los sufrimientos de Cristo, permaneciendo en sus hogares en Kosovo y Metohija, pilar de nuestra identidad espiritual, cultural y nacional.
Pedimos a nuestro Señor Misericordioso que nos conceda la gracia de permanecer junto a la población no albana dándoles fuerza para resistir y conservar la paz y confianr en la victoria final que será lenta pero que al final llegará.
Tengamos siempre ante nosotros y en nuestros corazones la palabra invencible del Dios verdadero: “El que resiste hasta el final, encontrará la salvación”
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