Hoy día 22 de septiembre celebramos la memoria de los Santos Mártires que con su sangre adornaron de púrpura la santa Montaña de Athos.
Volvemos la mirada a la época de Miguel VIII Paleólogo (1259-1282) Éste busca por interese políticos la unión con el papa Urbano IV. Que exige Urbano a cambio de susayuda política y militar se opone frontalmente el Patriarca José I que si bien es leal al Emperador nunca aceptará la unión con los herejes latinos ya que reconocer la autoridad papal sería contrario al Evangelio, la sagrada Tradición y los Santos Cánones de la Iglesia.
Frente a esto Urbano pide el juramento de fidelidad al papa de Roma de todos los obispos y clero así como que estos instruyan al pueblo sobre el hecho de que esta unión es necesaria para la salvación y para estar dentro de la verdadera iglesia que es la romana y que esto implica el reconocimiento del papa de Roma como único juez inapelable en todos los asuntos dogmáticos por encima de los concilios y sínodos de la Iglesia y la enseñanza de que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.
Muerto Urbano IV, le suceden Clemente IV y Gregorio X que siguen firmes en sus exigencias. El Emperador se ve contrariado tanto por el Patriarca como por los teólogos, que exponen que aceptar las exigencias de Roma supondría perder la Fe Ortodoxa. Esto fue lo que encendió la mecha de la cruel persecución de los que permanecían fieles a la Ortodoxia. Torturas, exilio, confiscación de bienes. El pueblo estaba en contra de la unión con el papa que además exigía no sólo una sumisión a la fe de los latinos sino también los impuestos de 10 años en compensación por haber expulsado al rey latino de Constantinopla y esto aún después de que los cruzados latinos hubieran saqueado la ciudad, profanado Iglesias, robado reliquias y martirizado a monjes, violado a monjas y pasado a cuchillo a los que no redujeron a la servidumbre o pudieron escapar de la ciudad sin importar que fueran ancianos, o niños de pecho. El rey de Francia se consideraba dueño de la ciudad y por eso exigía esa compensación económica.
Se convocó el seudoconcilio unionista de Lion en la que se aceptó la unión por parte del Emperador lo que produjo en el pueblo ortodoxo una ola de indignación. .El Patriarca José fue desterrado del trono patriarcal y se impuso un Patriarca favorable a la unión con los latinos Juan XI Bekkos. El Emperador obligó a aceptar la unión a los miembros de la familia imperial negándose a ello su hermana y sus parientes Andrónico, Juan y Manuel. Muchos miembros de la nobleza, el clero y el pueblo fueron torturados, cegados, encarcelados, sus lenguas cortadas, (sobre todo a miembros del clero pro predicar en contra de la unión)
Tanto el Emperador como el Patriarca estaban ciegos de ira por la reacción de los que creían que aceptarían sumisos sus decisiones. Dentro de esta persecución contra la Ortodoxia se encuadra la que sufrieron los monjes de los monasterios de la Santa Montaña de Athos cuya negativa a aceptar la unión con los herejes latinos fue considerada como una traición.
El Emperador mandó a sus emisarios y al ejército con disposiciones estrictas de que los monasterios aceptasen la unión ya que no sólo los fieles de Constantinopla, sino toda la Ortodoxia miraba hacia Athos para ver cuál sería su decisión.
Al primer monasterio al que fueron aquellos esbirros del anticristo fue el de Vatopedi. Ante la negativa del Higumeno y de los padres comenzaron a torturarlos y a amenazarlos con la muerte como lasañla con la que los paganos habían perseguido a los cristianos en los tiempos del antiguo Imperio. Más para los monjes, defensores de la santa y verdadera Fe Ortodoxa, el honor mayor era derramar su sangre. A imitación de aquello que continuamente cantaban en las celebraciones de los mártires aquellos padecimientos eran tan sólo momentáneos y les abrían las puertas del Paraíso. De entre ellos doce fueron llevados a una colina cercana al monasterio y allí fueron ahorcados para ver si los demás ante la amenaza de la muerte aceptaban la unión. Al Higumeno del monasterio, al que hicieron contemplar las torturas de los monjes, le pidieron de nuevo que aceptase la unión. Sus hijos espirituales ensangrentados le pedían que no se compadeciese de sus heridas y que confesará la Fe Ortodoxa. Lo que llenó de rabia a los prolatinos declarando hereje al papa de Roma y con él al Emperador y a los que habían aceptado las disposiciones de Lion. Sabiendo que la muerte del Higumeno lo convertiría en mártir y para evitar que pudieran venerar un día sus reliquias, lo cargaron de cadenas arrojándolo al mar para que se ahogase. A estos extremos llegaba su odio.
Después reunieron a todos los monjes de las celdas que rodeaban Kairés, con la idea de obligar al Protos a aceptar la unión. Más todos a una voz y un solo corazón respondieron “no” afirmando que estaban dispuestos a morir antes que renegar de la Fe Ortodoxa. En Vano amenazaron al Protos y a los monjes con las torturas y la muerte. Los representantes de los monasterios decían que no se pueden conciliar dos cosas irreconciliables. Cristo no puede ser reconciliado con Belial, no puede haber unión entre la Ortodoxia y los latinos, entre la luz y la oscuridad. La fe manifestada por los monjes en Kaires era inquebrantable lo que excitó el odio de los prolatinos que colgaron ataron al Protos Cosme junto a un animal muerto colgándolo y decapitando al resto de los monjes.
Viendo que la táctica de las amenazas no daban resultado, llegaron al monasterio de Ivirion utilizando otra táctica. La unión era presentada como un deseo de Dios que quería que todos fueran uno. En aquellos momentos tanto el papa como el Emperador y el Patriarca sabían lo importante que era que Ivirion aceptase la unión. Más el resultado fue el mismo que en el resto de los monasterios. ¿Qué eran aquellos sufrimientos para los monjes que por los trabajos y luchas ascéticas, las oraciones, los ayunos y las vigilias eran más ángeles que hombres? A todos torturaron y a los monjes georgianos los vendieron como esclavos en Italia como si fueran paganos sin fe. A los demás padres del monasterio los metieron en un barco al que barrenaron dejando que fuera mar adentro donde se hundió con todos dentro mientras entonaban los himnos de la Pascua Que bien sabían aquellos demonios cuan preciosas serían sus reliquias. Era el día 13 de mayo cuando se abrieron las puertas del paraíso y Cristo salió a recibirlos con los ángeles que llevaban preparadas para ellos la doble corona de la vida ascética y el martirio.
Al llegar a Zografu reunieron a los monjes pidiendo que aceptaran al papa como vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia, más el Higumeno escandalizado ante tal proposición confesó con los demás monjes: ¡La cabeza de la Iglesia es Cristo! Allí no sólo habían llegado los bizantinos sino los mismos soldados latinos enviados por el papa para reforzar a los que podían flaquear en las tortura al fer la firme confesión de los monjes ya que muchos soldados del Emperador habían huido al no soportar el tener que torturar a los siervos de Cristo. Estos latinos cargados de odio no lo dudaron ni un momento: Si quieren morir morirán. Encerraron a los veintiséis padres en la torre a la que rodearon por enormes pilas de leña a la que prendieron fuego. Su memoria gloriosa la celebra toda la Iglesia Ortodoxa hoy, el día en que entraron en el cielo, el 22 de Septiembre.
La Santa Montaña sigue siendo para los ortodoxos faro que nos guía y Roma nunca dejará de pedir el sometimiento sin renunciar a sus errores y herejías.
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