Ellos entonces poseen los templos. Vosotros en cambio la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe, en cambio vosotros, que estáis excluidos de los templos, permanecéis dentro de esa Fe. Confrontemos pues qué cosa sea más importante, el templo o la Fe, y resultará evidente desde luego, que es más importante la verdadera Fe. Por tanto, ¿quién ha perdido más, o quién posee más, el que retiene un lugar, o el que retiene la Fe? El lugar ciertamente es bueno, supuesto que allí se predique la Fe de los Apóstoles, es santo, si allí habita el Santo. Vosotros sois los dichosos que por la Fe permanecéis dentro de la Iglesia, descansáis en los fundamentos de la Fe, y gozáis de la totalidad de la Fe, que permanece inconfusa. Por tradición apostólica ha llegado hasta vosotros, y muy frecuentemente un odio nefasto ha querido desplazarla, pero no ha podido; al contrario, esos mismos contenidos de la Fe que ellos han querido desplazar, los han destruido a ellos. Es esto en efecto lo que significa afirmar: "TU ERES EL HIJO DE DIOS VIVO". Por tanto, nadie prevalecerá jamás contra vuestra Fe, mis queridos hermanos, y si en algún momento Dios os devolviere los templos, será menester el mismo convencimiento: que la Fe es más importante que los templos.
Patrología Griega, tomo 26, col. 118/90
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