sábado, 8 de diciembre de 2007

Sobre el error de la "inmaculada concepción"


Una de las diferencias entre la Iglesia Ortodoxa y la Romana es que estos aceptan la idea de que la Madre de Dios fue concebida exenta del pecado original, careciendo esta idea de fundamento en la tradición de la Iglesia. Menos aún se puede admitir esta idea como un dogma tal y como fue proclamado por el papa Pío IX en 1854 (Bula Ineffabilis Deus).


¿Por qué no se puede admitir? Porque este supuesto privilegio, que incluso fue rechazado durante siglos por los mismos católico-romanos y que se ha impuesto más por un sentimiento piadoso y por la tenacidad de algunos reyes y ordenes religiosas como los franciscanos (los dominicos rechazaron siempre este error) que por auténtico convencimiento teológico, corta a María de sus raíces humanas, disminuye su grandeza natural, su libertad personal, su papel en la salvación del hombre, y debilita la acción salvadora del Verbo. Sólo Cristo es el único sin pecado.

María es elegida pero no predeterminada como lo recuerda san Juan Damasceno. No es un robot programado para decir "sí" en el momento de la Encarnación del Verbo. Ella es Hija del pueblo elegido y no está ella desligada de la humanidad caída; criatura humana, santificada en el momento de la Anunciación por el Espíritu Santo que la cubrió con su sombra y magnificada bajo la mirada de Dios, no está exenta de pecado.


Con la Madre de Dios, se abre un nuevo eón, el de la reconciliación. María deviene la Madre de todos los vivos, Eva perfeccionada. Ella es el icono de la Iglesia que recibe el Verbo de Dios por el arrepentimiento. En María, la Iglesia tiene su hipóstasis propia y creada, su perfección se ha realizado ya en una persona humana plenamente unida a Dios, encontrándose más allá de la Resurrección y del Juicio

No hay comentarios: