viernes, 22 de agosto de 2008

Tensión en el barrio alicantino de Juan XXIII

Algunos de los vecinos que se manifestaron ayer en Juan XXIII,
ante la presencia de agentes policiales


Lo que está ocurriendo estos días en el barrio de Juan XXIII es algo que nos está llenando de tristeza. Son muchos los feligreses de la Parroquia de nacionalidad rumana que en estos días se encuentran verdaderamente preocupados por toda esta situación que se está produciendo en este barrio alicantino.

El problema de los gitanos rumanos es algo que se arrastra desde hace años y que se repite en otros países como Italia. No vienen con intención ninguna de integrarse ni de buscar trabajo, salvo honrosas y contadas excepciones; son un quebradero de cabeza tanto para los Servicios Sociales, como para las Parroquias, como para los vecinos que a veces tienen que soportarlos gracias, no lo olvidemos, a arrendatarios sin escrúpulos que los utilizan para desalojar a gente que paga alquileres bajos en el mismo edificio.

Podría contar historias truculentas sobre como tratan a los niños, produciendoles malformaciones muy lucrativas y por desgracia esto no es una leyenda urbana más. A mí nadie puede decirme xenófobo. Mi trabajo, mejor o peor realizado, dice todo lo contrario, pero es que esto ya no da para más. Comprendo a los vecinos, comprendo sus quejas, así como también lo comprenden cientos de rumanos que andan por nuestras calles, son buenos vecinos, trabajan honradamente, pagan puntualmente sus impuestos y están perfectamente integrados en nuestra sociedad alicantina como empleadas de hogar, trabajadores de la construcción y de hostelería y tambien como médicos, arquitectos, profesores de la Universidad de Alicante…

Y es que es el gran peligro de generalizar y la mala imagen que los gitanos rumanos han dado a sus compatriotas que no lo son. Así que cuando oyes “rumano” sales corriendo agarrando bien el bolso o cerrando el boton del bolsillo donde llevas la cartera.

Como Párroco de la Iglesia Ortodoxa de San Andrés y San Nicolás de Alicante, como Alicantino me gustaría hacer un llamamiento a la reflexión. Saben los que viven en el Raval Roig que nunca los feligreses de la Parroquia han causado ningún problema. Saben mis queridos vecinos del Raval lo contentos que estamos de estar en este popular barrio de Alicante. Cuando llega el 15 de Agosto sale la Virgen Dormida a la calle rodeada de flores y con cariño ves como las señoras del barrio se santiguan cuando ven el pequeño paso de la tumba de la Madre de Dios. Son muchos lo que entran en la Iglesia cuando esta abierta a “vore a la Mare Deu” porque "l'ermita sempre està tancà" y no son pocos los que encienden una vela “de las de tota la vida”. Así mismo cuando pasa la “Mare Deu del Socors” por la puerta de la Parroquia en Septiembre, son rumanos los que ofrecen el incienso que llena con su aroma la calle al paso de la Patrona del Raval. Así mismo si miramos la agenda de actos de la Universidad de Alicante podremos ver la cantidad de ellos que han sido organizados desde la Asociación ARIPI, conferencias, exposiciones, teatro, proyección de películas….

Una anáecdota. Cuando abrimos la Parroquia hace 5 años mi madre me preguntó que de donde eran los feligreses y yo le dije que en su mayoría eran rumanos. Mi madre se echó las manos a la cabeza y por poco le da un patatús. Cuando logre que asistiera a uno de los oficios, al finalizar me pe preguntó: “¿Dónde están los rumanos?” y yo le contesté: “¿Estás rodeada de ellos?” Nunca se hubiera podido imaginar que aquel matrimonio de jóvenes de Transilvania con su niño rubio de ojos azules, que hablaba perfectamente castellano fueran los “rumanos” que ella identificaba con las gitanas pedigüeñas de falda larga de Maissonnave.

De todo hay, como en botica, pero yo pongo mi mano en el fuego por ellos, me he enriquecido con sus constubres, me peleo día tras día, para poder hablar su lengua con miles de palabras idénticas al valenciano, me encanta su gastronomía y sobre todo comparto con ellos mi fe y sobre todo mi amistad.

Por favor, no generalicemos, porque aquí en España ni todos los hombres somos toreros ni todas las mujeres leen la buenaventura.

P Nicolás Vera

Parroquia de los Santos Andrés y Nicolás de Alicante

1 comentario:

Hieromonje Macario dijo...

Querido p. Nicolás, me identifico con tus palabras, lo sabes,me has recordado actitudes familiares en un pasado más o menos reciente. Por no hacer referencia a la explosión xenófoba que sufrimos en Elche el año pasado.
Personálmente,les debo todo a la comunidad rumana, pero sobre las demás cosas, la única que para mí tiene auténtico valor en mi vida: mi humilde ministerio como sacerdote.
Doamne ajuta! macario.