lunes, 18 de agosto de 2008

Icono de la Dormición


La Dormición de la Madre de Dios en tres tiempos.


La primera escena común a todos los iconos es la de la Virgen en su Dormición. revestida de su manto púrpura y con las tres estrellas de su triple virginidad, la Virgen descansa sobre un catafalco cuidadosamente adornado. A su alrededor, un mundo de personajes: ángeles que llevan luces e incienso, los apóstoles reunidos junto al féretro, con la mirada dirigida hacia la Madre de Dios, con una expresión velada de melancolía y de esperanza. Ya al lado de los ángeles y de los apóstoles, una representación de Padres y Obispos de la Iglesia como Dionisio el Areopagita, Hieroteo y Timoteo.

En la misma escena otro elemento nos introduce ya en el misterio. En el centro aparece Cristo resucitado y glorioso. Junto a la línea horizontal, representada por el cuerpo de Nuestra Señora, la Toda Santa, por su vestido purpúreo, aparece la verticalidad solemne y majestuosa de Cristo, el Señor. En sus brazos lleva una criatura vestida de blanco. Es una niña envuelta en pañales indicando el nacimiento para la vida eterna del alma. Jesús, el Señor, el Hijo de María, acoge el alma de la Virgen; alma de niña, revestida del color blanco de la divinidad. Merece la pena que nos detengamos a contemplar este detalle, ya que se constata que la imagen de Cristo que lleva a la Virgen en sus brazos como una niña, es exactamente el revés de la imagen de la Virgen Madre de Dios en el que María lleva en sus brazos al Hijo de Dios como un niño. La Madre que lleva a Cristo en sus brazos como un niño, la Theotokos, es la tierra que acoge el cielo, la Madre que da su carne y su sangre al Hijo de Dios, la humanidad que recibe en la tierra la divinidad. Pero Cristo, que en el icono de la Dormición acoge en sus brazos a la Virgen como una niña, es el cielo que acoge a la tierra, el Hijo que hace a la Madre partícipe de su gloria, la divinidad que recibe en el cielo la humanidad.



Se ha cumplido el misterio. Dios se hace hombre para que el hombre sea Dios. El cielo ha bajado a la tierra para que ésta suba al cielo. La Encarnación es el principio de la Salvación. La Ascensión de Jesús y su lógica continuación en la Dormición de la madre de Dios es el cumplimiento de las promesas, la profecía de la salvación realizada.


Hay todavía iconos que se complacen en alargar la escena de la Dormición de la Panaghia y de su acogida en el abrazo del Hijo, con lo que podríamos llamar el triunfo y glorificación de nuestra Señora. En medio de grupos de ángeles, como en coros, se ve a la Madre de Dios elevada al cielo en un círculo de gloria. El círculo es en todo semejante al de la Ascensión del Señor. Se ve a María llevada por los ángeles en volandas. El vestido de la Virgen es blanco, como aparece también en algunos iconos el vestido de Jesús. con esta escena se traza un paralelismo entre la Ascensión y la Asunción, entre la gloria del Hijo y la Gloria de la Madre, designados a veces con el mismo nombre griego "analepsis".

A estos tres tiempos, que se pueden contemplar en los iconos más complejos de la tradición eslava, añadimos la apoteosis final de la coronación de la madre de Dios, quizás por influencia de la iconografía occidental (Santa María la Mayor, Roma). Cristo junto a la virgen, el Rey y la Reina juntos, aparecen en un círculo de gloria. Los dos cuerpos glorificados. Los dos rostros que se miran y nos miran. El Hijo pone delicadamente sobre la cabeza de la Madre la corona de gloria. Es como la imitación de lo que el Padre ha hecho con el Hijo al hacerlo Señor y Rey. Ahora, imitando el gesto, el Hijo corona a la Madre como Reina en una participación total en la gloria de Cristo.

María icono de la Iglesia.

María es el icono de la iglesia. A su alrededor, en el símbolo de la iglesia madre de Sión (el lugar de la dormición de la Virgen en Jerusalén) se concentra la iglesia apostólica, la misma que encontramos en los iconos de la Ascensión y de Pentecostés, con las nuevas generaciones de pastores y discípulos del Señor. Los ángeles, (Iglesia del Cielo) están presentes. María es el icono, la figura femenina de esta Iglesia, llamada también a una dormición, a un tránsito glorioso que no deja de ser un paso por la muerte. Acogida en el cielo como criatura, glorificada en la madre de Dios, la Iglesia se contempla en la Virgen. Ella, es ya lo que seremos. Icono escatológico de la iglesia, certeza de su glorificación, parte del Cuerpo místico de Jesús reintegrado ya en la gloria. Morada de Dios y Jerusalén celestial, Mujer nueva; es la Esposa recibida por el Esposo en la gloria. Maria es la Iglesia glorificada.

La dimensión antropológica de la Dormición es evidente y llena de esperanza. La Toda Santa es símbolo de la humanidad nueva, de la nueva creación, esperanza de una Pascua del universo, de los cielos nuevos y de la tierra nueva. Ella es la tierra pascual, paraíso glorificado, carne transformada, inmortalidad prometida a todos los que en Cristo se dejarán transformar en humanidad nueva ya aquí en la tierra.

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