miércoles, 17 de diciembre de 2008

Que estas Navidades el Nacimiento o el icono de la Natividad del Señor esté presente en cada una de nuestras casas.



Cuando se acercan las fiestas de Navidad, todos los años tenemos que escuchar noticias que no son más que disparates fruto de esa maldición laicista que se han empeñado nuestros gobernantes en imponer a toda costa en nuestro país.

Se dan contradicciones tan ridículas como la del padre que puso la denuncia al colegio de Valladolid por tener los crucifijos en las aulas. Ahora está contentísimo de que su hija haga el papel de la Virgen en la función navideña del colegio ante el asombro de los demás padres del centro.

En muchos Institutos y colegios donde tradicionalmente los alumnos y profesores, al acercarse las fiestas de Navidad, montan los belenes, surgen los profesores, profesoras y profesoros, delirados y obsesionados por el laicismo practicante que protestan y se lían a patadas con el Niño Jesús porque atenta contra el respeto a la libertad religiosa y la “pluriculturalidadreligiosaatealaicista”. Claro es que ver a un Niño en brazos de su madre adorado por los tres reyes magos además atenta contra la línea progre pro-república ¡Muerte a Melchor!, ¡Viva la República!. Demuestran con esto el poco respeto que ellos tienen a los demás y que sin embargo piden par si mismos. Espero que estos delirados el día de Noche Buena a las 10 estén en la cama y exijan que al día siguiente se abra el Instituto para que puedan ir a trabajar porque renuncian a las vacaciones de Navidad. Y lo mismo espero que como buenos republicanos renuncien a a todos los regalos que les hagan el día de Reyes.

Llegan estos pobres desquiciados hasta a pedir que los ayuntamientos no organicen las cabalgatas de Reyes porque en ellas aparecen símbolos religiosos como los pastorcillos con sus corderillos que no tuvieron otra ocurrencia que ir a adorar al Rey de Israel, la estrella que válgame el error de pararse donde nació el Creador del universo, y la lavandera que hay que suprimirla porque sí, porque sale en el Belén y además es un símbolo de la sociedad machista y patriarcal, porque claro, a ver porque no sale un lavandero, eh?.

Y desde luego nada de poner villancicos de “Pastores venid, pastores llegad”, ni nada de “Hacia Belén va una burra”, ni una, ni dos ni tres… A Belén que no vaya nadie, que todo es un mito para oprimir a los pueblos.

Nada, nada, nada de felicitaciones Navideñas, ni tarjetas, ni deseos de Feliz Navidad. A ellos esos días les daremos el pésame.

Y la cosa llega también a los juzgados: la fiscal del 11-M, que ahora ocupa plaza en la Fiscalía del Supremo, Olga Sánchez, tuvo la idea de colocar en el vestíbulo de la sede central de la Fiscalía un Portal de Belén con motivo de las fechas navideñas. Fue la propia Sánchez, craso error por su parte, la que llevó las figuras del nacimiento a la calle Fortuny, de forma que el Nacimiento quedó instalado la semana pasada en el edificio central de dicha institución.

Cuando otra fiscal, Pilar Barrero, vio el Belén mientras le daba un ataque de erisipela y le empezaba a salir una urticaria por todo el cuerpo, preguntó qué quién había puesto “eso” allí y pidió inmediatamente que fuera retirado alegando que era una agresión a la libertad religiosa. Ante la ausencia esos días en la Fiscalía de Conde Pumpido, que se encontraba de viaje oficial, Barrero acudió al despacho del número dos de Ministerio Fiscal, Juan Martín Casallo, haciéndole dicha petición.

Martín Casallo, por supuesto, hizo de los deseos de Barrero, órdenes. De esta forma, el imprudente y pernicioso Nacimiento ha desparecido de la sede de la Fiscalía, gestándose un gran malestar entre los demás miembros. La razón es que muchos fiscales creen que el belén no puede ofender a nadie, ya que representa la tradición cultural española. Por el deseo de una los demás se tienen que ver privados de su Nacimiento, Y su derecho a tenerlo ¿dónde queda?
Podríamos seguir indefinidamente, pero creo que con esto vale.

Y nosotros ¿qué podemos hacer? Lo primero que no nos roben la Navidad, que no nos la quiten ni los centros comerciales, ni la publicidad engañosa de estos días. El protagonista de la Navidad no es el Corte Inglés, sino Cristo que siendo Dios ha aceptado nuestra condición humana para salvar a la humanidad.

Que no nos de vergüenza decir que celebramos la Navidad como lo que es: el nacimiento de Cristo. Deseamos a los demás una ¡Feliz Navidad!, nada del desustanciado “felices fiestas” que no sabes si son las fiestas equinocciales, las de año nuevo chino, o las de las próximas Fallas.
Y sobre todo que en estos días bien el Icono de Navidad, bien el Nacimiento presida y sea el centro de nuestro hogar como verdadero signo de que el centro de nuestro hogar es Cristo, nacido por nosotros en la cueva de Belén de la Santa Madre de Dios y siempre Virgen María tal y como profesamos en el Credo.

Alrededor del Nacimiento, los padres cuentan a los niños la divina historia de la Navidad y ellos lo ven con sus ojitos: el portal en el que San José y la Madre de Dios tiene en el pesebre al Niño, los pastores llegan con sus rebaños, los tres Santos Reyes vienen siguiendo la estrella…
Es uno de los mejores recuerdos de mi infancia, cuando íbamos a casa de los abuelos por la fiesta de San Nicolás, que en Alicante siempre ha sido fiesta porque es el patrón de la ciudad, y mi abuelo comenzaba a montar el gran Belén con más de cien figuras de barro y nos iba explicando a mis primos y a mí, que escuchábamos con los ojos abiertos, todo lo que ocurrió aquella bendita noche. Esos nacimientos antiguos donde San José buscaba posada con la Madre de Dios montada en un borriquillo, el Nacimiento, la anunciación a los pastores, herodes en su castillo y la matanza de los Niños Inocentes, la huida a Egipto, la adoración de los Reyes… estaba todo junto como aparece en los Iconos.

Que no nos roben la Navidad, que nadie nos robe la santidad de estos días y si por desgracia hay gente a las que le molesta este Niño Divino, que se queden en casa y no estorben mucho y nos dejen alegrarnos “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado. Estará el señorío sobre su hombro, y se llamará su nombre ‘Maravilla de Consejero’, ‘Dios Fuerte’, ‘Siempre Padre’, ‘Príncipe de Paz’. Acrecentaste el regocijo e hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia”

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