miércoles, 29 de septiembre de 2010

Domingo XVIII después de Pentecostés


Sed generosos si queréis que Dios sea generoso con vosotros.

Cómo podremos pedirle a Dios que derrame sus abundantes dones y gracias sobre nosotros si tenemos el corazón encogido por el pecado del egoísmo, si no somos capaces de descubrir las necesidades de los demás, de los que nos rodean, de nuestros prójimos? Esto es lo que nos dice el Santo Apóstol Pablo en su II carta a los Corintios. El mezquino y avaro, el que tiene el corazón endurecido por la mezquindad y la avaricia, es como un árbol estéril que no da fruto, es como una hierba parásita que se enrosca y parasita, sin producir nada.

Más el que es generoso y da con alegría a los demás, es como un árbol fecundo cargado con los frutos de la misericordia y el amor. No permitirá Dios que le falte nada de lo que es necesario y aquello que libremente da le será devuelto, como una bendición, multiplicado.

Más nuestra falta de fe nos hace dudar de la misma palabra del Señor y en vez de buscarnos un tesoro en el cielo, atesoramos en la tierra donde todo termina en medio de la corrupción. Y faltos de fe no descubrimos que sí que es verdad que Dios providentemente cuida de nosotros. En medio del mundo, este nos crea multitud de necesidades que nos hacen estar siempre pendiente de lo que hay en la tierra, impidiéndonos levantar nuestros corazones a Dios; atados por las cosas de este mundo, desconfiamos de la providencia de Dios.

En el Evangelio hemos escuchado la narración de la pesca milagrosa. Aunque habían estado faenando toda la noche, nada habían podido pescar. Pedro obedece el mandato del Señor de arrojar de nuevo las redes y lo hace porque Él se lo pide, confiando plenamente en Él. Y no sólo las sacan llenas totalmente sino que tienen que llamar a otra barca para que les ayude porque la suya rebosaba de peces. Pedro, Juan y Santiago ya no serán más pescadores en el mar de Galilea, ellos serán pescadores de hombres.

Los Santos Apóstoles serán los que siguiendo las palabras del Señor, pescarán, salvarán, a los hombres del mar tempestuoso, de las olas impetuosas, de la oscuridad tenebrosa del pecado y de la muerte, subiéndolos a la única barca de salvación que es la Santa Iglesia.

Él, por su infinito amor a la humanidad, después de haber derramado su sangre preciosa y de haber resucitado para darnos la vida, los envía a todos los pueblos para anunciar la buena noticia de la salvación, rescatándonos de la idolatría, liberándonos del poder de Satanás, rompiendo las cadenas del pecado, pisoteando el poder de la muerte. A todos los pueblos llego su pregón, y hasta los confines del orbe su mensaje.

Más qué es lo que ocurre hoy ¿es que aquellos que reciben actualizado el mensaje de ser pescadores de hombres por ser sucesores de los Apóstoles, no sienten en sus corazones la llamada apremiante del Señor a lanzar las redes? ¿No sienten la necesidad de llenar la barca con los que sumergidos en el mar de la muerte anhelan y buscan la salvación sin encontrarla?

“Hemos estado faenando toda la noche y no hemos conseguido pescar nada” En medio de la oscuridad de esta generación, el movimiento que observamos es muchas veces el contrario al que aparece en el Evangelio. Son muchos los que estando en la barca la abandonan para sumergirse en las profundidades del pecado y la muerte espiritual. En infinidad de ocasiones vemos como los creyentes ortodoxos abandonan la Iglesia o no quieren entrar en ella. Unas veces las causas son espirituales, corren tras la abominación de los ídolos importados por las religiones orientales, se postran ante los falsos dioses de la new age, siguen los consejos de charlatanes de lo espiritual, reniegan del nombre de Cristo, caen en las redes perniciosas de las sectas heréticas. Otras veces las causas son materiales, pero esconden también el error de la idolatría, pues ¿no es la idolatría el culto a los dioses de barro renunciando a la preeminencia del Creador de todas las cosas? En el centro de su corazón ponen el afán de poseer, el dinero, se ponen a ellos mismos dándose culto…

Y ante esto ¿qué es lo que podemos hacer? Lo primero Confiar en las palabras del Señor. No realizamos la pesca en nuestro nombre, sino en el suyo. Despojándonos de todo afán mundano, nos entregamos con fe y ahínco a la labor que nos ha encomendado el Salvador de los hombres y es en su nombre que arrojamos las redes de nuevo al mar. Realizamos el trabajo en su nombre y Él es el que se encarga de llenar abundantemente las redes. No somos nosotros, no es nuestra palabra la que salva, es la palabra del Señor Dios-Hombre. No somos nosotros el centro, es Cristo; no es nuestra barca la que acoge a los que son rescatados del mar, es la barca de la Iglesia. Cuando nos ponemos nosotros en el centro, cuando llenos de orgullo nos creemos que somos los salvadores de la humanidad. Todo fracasa, las redes salen vacías y nuestros esfuerzos son inútiles y aún peor es cuando detrás de esa pesca sólo vemos los beneficios económicos, el reparto del botín.

No nos creamos que toda la labor está hecha, no pensemos que Grecia, Rumanía, Serbia, Bulgaria, Rusia…. no son países en los que esta pesca no se tenga que realizar. Cuanto más se occidentalizan las sociedades, más necesario se hace el presentar claramente el mensaje evangélico y más en zonas donde se han tenido que sufrir años y años del más terrible de los materialismos y que han terminado dejando una huella profunda.

La emigración ha llevado también a los ortodoxos a lugares donde nunca se hubiera pensado en una presencia masiva, como por ejemplo en España. Son cientos de miles los ortodoxos que ahora viven en casi todas las ciudades de este país. Hasta en pueblos pequeños donde se podría pensar que no encontrarías a nadie te topas con una familia rumana. Detrás de los emigrantes vinieron los sacerdotes y hemos de preguntarnos cuál es el motivo de nuestra presencia aquí y en otros países de Europa Occidental. Por desgracia son muchos los que han venido por un oportunismo económico, para hacerse la casa en el pueblo, para conseguir una parroquia mejor cuando vuelva. Parecen unos emigrantes más buscando, no atender espiritualmente a los fieles sino por un beneficio puramente material. Muchos más son los que han venido a atender pastoralmente a los emigrantes. Más yo me pregunto ¿Y estos sacerdotes no ven la pesca que han de realizar? ¿Su misión es sólo atender a los ortodoxos?

La problemática se complica en este punto pues supone varias cosas: Lo primero es ser conscientes de que los católicos, al estar presos por la herejía, necesitan conocer el verdadero mensaje de Cristo, libre del error del papismo; es necesario ofrecerles el mensaje salvador y hacerles ver que sólo en la Iglesia Ortodoxa se ha conservado íntegro este mensaje. Aquí surge ya el primer problema ¿Cómo un sacerdote ortodoxo que celebra los Sagrados Misterios en un templo católico, y que pone los Santos Dones en el mismo altar en el que ellos ponen sus ázimos, rodeado de imágenes, va a lanzar las redes al mar tenebroso siguiendo la palabra del Señor? No pondrá en peligro el permanecer allí? ¿No se encontrará con la enemistad de los sacerdotes católicos? ¿Y no será este el plan que ellos siguen al dejarle el templo, tenerlos prudentemente callados? Peor aún cuando celebran en templos anglicanos, aunque el control nos sea tan férreo, el error que practican es mayor.

Muchos son los que piensan que sólo se han de dedicar a los suyos y entonces se da el caso de la antigua controversia entre los que pensaban que el Evangelio era sólo para los judíos y los que opinaban que se debía abrir la puerta a los gentiles. Ya sabemos cual fue el resultado: El mensaje del Evangelio es universal, y la salvación es para todos los hombres. No nos dolerá pues el saber que por nuestra comodidad o cobardía, sean muchos los que perezcan sin haber les ofrecido la posibilidad de la salvación, qué los que nos rodean sigan en su error pernicioso sin ofrecerles la luz de la Verdad…

lunes, 27 de septiembre de 2010

Las partes de la Liturgia. La proscomidia 1


La Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo puede dividirse en dos grandes partes:

a) Proscomidia, que se lleva a cabo en secreto, o sea por el sacerdote en el santuario con las cortinas cerradas, normalmente antes de que de comienzo Utrenie.

b) La Liturgia propiamente dicha, que se oficia con la participación de los fieles.

De la misma manera, la Liturgia propiamente dicha, se divide en dos partes, de las cuales la primera recibe el nombre de Liturgia de los Catecúmenos y la segunda, Liturgia de los Fieles.

¿Qué es la Proscomidia?

Proscomidia (que viene de la palabra griega nposhomideo = “llevar, ofrecer, dar”) consiste en el ritual mediante el cual se preparan los dones del pan y del vino, que juntos hacen la materia del sacrificio eucarístico.

Esta primera parte de la Liturgia se realiza en “misterio” o secreto, cuando se realizan los oficios que anteceden la Liturgia (Utrenie), dentro del altar, específicamente en el lado norte, sobre una mesa pequeña o en un espacio que para dicho fin se ha ahuecado en la pared y que se llama proscomidiaro, que en algunas iglesias grandes tiene incluso la forma de una ala a la derecha del altar. Aquí se eligen y preparan los dones de pan y vino, ofrecidos por los fieles, para la preparación del sacrificio eucarístico.

¿Qué forma tiene el pan ofrecido por los fieles para la Liturgia?

Son unos panes pequeños, 5, 7 ó uno sólo, llamados “prosphora” que contienen levadura, y que algunas veces tienen una forma redonda, aunque usualmente se hacen en forma de cruz, con cuatro esquinas, recordando la Cruz en la que fue clavado Nuestro Redentor y representando los cuatro lados del mundo (S. Simeón de Tesalonica, Sobre Santa Liturgia, cap. 87-88, trad. rom. p.94). La parte de el medio se llama sello, porque tiene grabada la señal de Jesús, es decir una cruz encerrada en un cuadrado con las letras iniciales del nombre del Salvador: IC (Jesús) XC (Cristo), NI, KA (Es decir, Jesucristo conquista), así,

IC XC
NI KA


Este sello se graba con un instrumento de madera especialmente diseñado para este fin. Los pequeños panes ofrecidos por los fieles, son acompañados usualmente de una pequeña candela, que luego el sacerdote colocará cerca del Proscomidiaro, y de un pequeño papel en el que se escribe el nombre de los creyentes, vivos y muertos, para que sean mencionados en la Liturgia denominado pomelnic. El sacerdote extrae pequeñas particulas mencionando los nombres de los vivos y los difuntos que son puestos en el discos o patena para el perdón de sus pecados. Esto hace que sea muy importante acudir al inicio de la Proscomidia para que el sacerdote pueda hacer esta conmemoración que no debería dejar de hacer ningún fiel.

¿Qué representan el pan y el vino ofrecidos por los fieles en la Liturgia?

Representan o enfatizan, primero, la naturaleza corpórea y espiritual de los fieles, que ofrecen en sacrificio a Dios, bajo esta forma. ¿Por qué? Porque a diferencia de los sacrifcios de la Ley Antigua, que constaban de carnes y frutos, y de los que se alimentaban no sólo hombres, si no también animales, el pan y el vino son alimentos que representan no sólo una comida necesaria para el cuerpo, si no también su alimento principal.

En segundo lugar, el pan hecho de muchísimos granos de trigo de una misma cosecha, y el vino, extraído de asimismo tantos y diferentes racimos de uvas, macerados en el mismo recipiente, simbolizan la unidad o vínculo invisible que existe entre todos los hijos de la Iglesia, haciéndose un solo cuerpo.


(Traducido de catehism.ortodoxiatinerilor.ro)

La Dormición de San Juan el Evangelista

La Iglesia conmemora el día de hoy, 27 de septiembre, la dormición del discípulo “a quien amaba Jesús, el que en la cena se recostó en su pecho”, el Apóstol y Evangelista Juan, quien recibió del Maestro el nombre de “hijo del trueno” en una clara alusión a su Teología que se escucharía como un trueno por todo el mundo y llenaría la tierra entera.

El Apóstol y Evangelista Juan pasó los últimos años de su vida en un estricto ascetismo. En virtud de su avanzada edad –alrededor de los noventa y cinco años- la fuerza no le alcanzaba para predicar ampliamente la palabra de Dios, ni siquiera en los lugares cercanos a Éfeso. Por ese tiempo, instruía sólo a los obispos de la iglesia, a quienes alentaba a enseñar incansablemente el Evangelio a la gente y, especialmente, a vivir y predicar el mandamiento del amor. Cuando el Apóstol empezó a debilitarse más, según relata San Jerónimo, sus discípulos solían llevarlo a la iglesia, pero él ya no podía dar largos sermones; su enseñanza la centraba en la incesante repetición de “Hijitos, amaos los unos a los otros”. Un día cuando sus discípulos le preguntaron porqué repetía esto sin cesar, San Juan les respondió con las siguientes palabras: “Este es el mandato del Señor, y si vosotros lo cumplís, ello bastará”.

Prócoro, uno de los siete diáconos elegidos por los Apóstoles, nos relata el descanso de San Juan el Teólogo: después de transcurrir 26 años desde que regresamos de la isla de Patmos a Efeso, Juan reunió a siete de sus discípulos (yo y otros seis) y nos dijo: “tomad las espadas en vuestras manos y seguidme”. Hicimos tal como nos lo ordenó y lo seguimos fuera de la ciudad hasta cierto lugar en donde nos mandó sentarnos. Luego se apartó un poco de nosotros a un sitio tranquilo y comenzó a orar. Era muy temprano; el sol todavía no había salido. Después de rezar nos dijo: “cavad con vuestras espadas una zanja en forma de cruz, del tamaño que yo tengo”. Así lo hicimos mientras él rezaba. Después de terminar su oración, se echó en la zanja y me dijo: “Prócoro, hijo mío, tu debes ir a Jerusalén; allí es donde terminarás tus días”. Luego nos dio instrucciones y nos abrazó, diciendo: “Tomad un poco de tierra y cubridme con ella”. Entonces lo volvimos a abrazar y tomando un poco de tierra lo cubrimos sólo hasta las rodillas. Una vez más él nos abrazó diciendo: “Tomad más tierra y cubridme hasta el cuello y colocad un velo delgado sobre mi rostro y abrazadme de nuevo por última vez porque vosotros ya no me veréis más en esta vida”. Volvimos a abrazarlo llenos de pesar, lamentándonos amargamente, mientras él nos despedía en paz. Justo cuando el sol acababa de salir él entregó su espíritu.

De acuerdo con San Jerónimo el Apóstol y Evangelista se durmió en el año 101 d.C., es decir, 68 años después de la Pasión y Resurrección del Señor, lo cual lo confirman también Clemente de Alejandría e Ireneo y muchos otros Padres de la Iglesia.

domingo, 19 de septiembre de 2010

SOBRE LA FE


Es importante saber que no toda creencia en Dios es buena. Por ejemplo, veamos qué dice el apóstol Pablo: “Repréndelos con firmeza para mantenerlos en una fe sana” (Tito 1, 13). Puede que alguien crea en Dios y esa convicción no le sea útil, si no cree en la forma que lo hace la Iglesia, es decir, la fe ortodoxa verdadera. Porque también los demonios creen en Dios. Por esto, dice el apóstol Santiago “¿Tú crees que hay un solo Dios? Pues muy bien, pero eso lo creen también los demonios y tiemblan” (Santiago 2, 19). Pero, ¿Para qué les sirve a ellos esa creencia, si no hacen la voluntad de Dios?

El primer tipo de fe es la fe correcta, es decir, ortodoxa, única que obra y salva.

Luego está la fe herética. También los sectarios creen, pero su fe es herética. Si alguien “retuerce” la fe ortodoxa, ésta deja de ser correcta y no es agradable a Dios. Porque el apóstol Pablo dice: “Que la paz y la misericordia acompañen a los que viven según esta regla” (Gálatas 6, 16), es decir, la fe correcta, “y sobre todos aquellos elegidos por Dios”- Y, nuevamente dice “Pelea el buen combate de la fe…” (I Timoteo 6, 16); “Soporta las dificultades como un buen soldado de Jesucristo (…) porque quien no lucha según lo establecido, no será premiado” (II Timoteo 2, 3-5).

Así, es una lucha y una fe que trabaja, cuando se hace según lo que ordena Dios. Esta es la fe correcta. Y cuando la fe no es correcta, es una convicción herética, cismática o retorcida, es decir, en perjuicio de la verdadera fe ortodoxa.

Los protestantes dicen “sola fide”, es decir salvación únicamente a través de la fe: el hombre se salva sólo con la fe, sin obras, dicen ellos. Pero, ¿No dice el apóstol Santiago que la fe sin obras está muerta, así como las obras sin fe? Entonces, la fe que no está unida a hechos buenos no salva; porque también los demonios creen, pero no hacen la voluntad de Dios.

Nuevamente, el apóstol Pablo dice que ésa fe es la que salva, la que trabaja a través del amor. Fe a través del conocimiento tienen también los demonios, pero fe que trabaja tienen únicamente los cristianos. Insisto, la fe que trabaja a través del amor, es la única que puede salvar al hombre.
Así que no se confundan con las ideas de los sectarios, que vienen del seno del Protestantismo, que dice que únicamente la fe (“sola fide”) es suficiente para la salvación. O “sola gratia”, es decir, la salvación por la “gracia”. Eso no es cierto.

Es cierto que el apóstol dijo “en gracia sois salvados” (Efesios 2, 8). Sí, pero el mismo apóstol que dijo eso, también afirmó que “Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir cada uno lo que ha merecido en la vida presente por sus obras buenas o malas” (II Corintios 5, 10; ver también Apocalipsis 20, 12). ¿Han observado que se piden obras?

También el Salvador dice en el Evangelio que “Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta” (Mateo 16: 27, 19, 28); asimismo, dice el Salmo 61: “Que eres Tú quien retribuye a cada cual según sus obras”. Cada obra buena o mala será tomada en cuenta por Dios en el juicio particular. En muchas partes de la Escritura se encuentra exactamente lo mismo. Es decir, únicamente la fe correcta salva, si está unida a los hechos

Veamos qué dice el apóstol Santiago: “Si un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse ni qué comer, y ustedes le dicen, ‘Que les vaya bien, caliéntense y aliméntense’, sin darles lo necesario para el cuerpo, ¿de qué les sirve eso?” (Santiago 2, 15-16). Incluso Dios podría ayudarles sin necesidad de enviarles a ti. Pero te los envía parar conocer cuánto amor tienes, para ver tu fe, para ver si tú los quieres ayudar, alimentarlos o recibir algún extraño en tu casa y hospedarlo. Luego, la fe que no te hace sentir el dolor de tu prójimo, es una fe yerma, inútil y no te lleva a la salvación porque la fe sin obras está muerta.

La fe mosaica es la del pueblo hebreo recibida a través de Moisés. Ellos no creen en Jesucristo, Salvador y Redentor, rechazando la Nueva Ley traída por Él y por eso rechazan también a los cristianos.

La fe pagana es la de aquellos que no creen en el verdadero Dios, sino que adoran a deidades extrañas. ¿Qué dice el salmista David? “Porque todos los dioses del mundo son ídolos” (Salmo 95, 5). Y, otra vez, “los ídolos paganos son plata y oro, objetos hechos por las manos del hombre; no tienen boca ni hablarán…” (Salmo 134, 15-17) y otros.

La fe cristiana puede también ser supersticiosa. Las personas que creen en brujos, en encantos, en sueños y otras cosas así, son supersticiosos y tienen una fe enferma o dañada.

Toda obra buena debe conducir a la fe correcta en Jesucristo, en su justa medida. La Divina Escritura dice “No tomes el camino derecho, ni el izquierdo. El del medio es el camino al Reino”.

San Juan Crisóstomo: Sobre la educación de los hijos.


Si de por sí ya tenemos una gran responsabilidad cuando se habla de ayudar a los demás, porque se dice "Que cada uno piense no en sí mismo, sino en los demás" (I Corintios, 10, 24), es aún mucho más grande la responsabilidad que tenemos en relación a nuestros hijos. ¿No te los envié - nos pide cuentas Dios - y no los tuviste desde el comienzo? ¿No te nombré guía, protector, maestro y tutor de ellos? ¿No te dí poder sobre ellos? ¿No te mandé que los formaras y educaras de la forma debida, desde que eran pequeños? ¿Qué perdón esperas recibir, si los dejaste tomar el camino equivocado y se perdieron? ¿Qué más puedes decir? ¿Que es difícil y algunas veces a penas podías enfrentar la situación?

Debías pensarlo antes, cuando el niño es obediente y escucha con un corazón amoroso. Entonces debías haberlo educado con atención, para acostumbrarlo como es debido, para corregirle cualquier debilidad. Cuando ese trabajo era más fácil, entonces debías haber cortado la maleza, entonces, cuando era pequeño y los problemas no eran difíciles de resolver, problemas que de no haber sido descuidados, no hubieran llegado a complicarse.
Nuestros hijos son un gran tesoro. Tengamos, entonces, mucho cuidado con ellos y hagamos todo lo posible por no perderlos, porque el astuto está atento a engañarlos. ¿Qué hacemos hoy por ellos? Precisamente lo que no debemos.

Cuando se trata de nuestros bienes materiales, cuidamos ponerlos en manos de quien consideramos confiable y honorable. No mostramos, aún así, la misma preocupación por lo más precioso que tenemos, nuestros niños. No buscamos para nuestro hijo un buen pedagogo que no lo deje apartarse de la sabiduría. Y, sin embargo, nuestros hijos son siempre nuestro haber más importante y por ellos hacemos todo lo que hacemos.

Por los bienes que les vamos a dejar nos desvivimos, pero por ellos mismos, no. ¿Ves qué forma retorcida de ver las cosas tenemos? Cuida el alma de tu hijo y el resto vendrá por sí mismo. Si el alma no es buena, entonces ningún bien le será útil. Pero, si el alma ha sido fortalecida con la fe, llena de virtud y limpia, entonces ni siquiera la pobreza le podrá afectar.

Extraído y traducido de, "Parinti, copii si cresterea lor", San Juan Crisóstomo

sábado, 18 de septiembre de 2010

PREDICA MITROPOLITULUI AUGUSTIN DE FLORINA LA DUMINICA DUPĂ ÎNĂLŢAREA SFINTEI CRUCI


CRUCEA LUI HRISTOS ŞI CRUCILE NOASTRE

"Cine voieşte să vină după Mine, să se lepede de sine, să-şi ia crucea sa şi să-Mi urmeze Mie”
(Marcu 8, 34)


Am sărbătorit, iubiţii mei, praznicul Cinstitei şi de viaţă făcătoarei Cruci, pentru care Biserica noastră a cântat ,,Crucii Tale ne închinăm, Stăpâne, şi sfântă Învierea Ta o lăudăm şi o slăvim”. Pentru Cruce poeţii Bisericii au alcătuit imne, iar Sfinţii Părinţi, de la cei mai vechi până la cei mai noi, au împletit cuvinte de laudă.

Cinstita Cruce o iubea şi o cinstea şi Sfântul Cosma Etolianul, care a primit mucenicia în anii sclaviei. Atât de mult o avea la evlavie, încât oriunde mergea ridica o cruce mare de lemn şi sub umbra ei predica; şi împărţea pretutindeni cruciuliţe care fac minuni.

*** ***
Iubiţii mei, despre cinstita Cruce vorbeşte şi Evanghelia de astăzi. Cum începe? ,,Cine voieşte să vină după mine…” (Marcu 8, 34). ,,Cine voieşte'', zice. Nu forţează pe nimeni Hristos, nu îl ia de ureche să-l bage în staul, ca pe o oaie – ca pe o căpriţă -, ci îl lasă liber pe om. Dacă vrei, crezi în Hristos, dar dacă nu vrei, nu crezi.

Şi chiar dacă nimeni nu vrea să creadă – şi vor veni aceşti ani în care nimeni nu va crede -, Hristos n-are nevoie de noi; sus în cer cete de îngeri Îl laudă şi-L slăvesc zi şi noapte.

Aşadar, eşti liber să crezi sau să nu crezi. Dar din momentul în care ai spus că crezi, dacă vrei să fii consecvent, trebuie să împlineşti trei lucruri pe care vi le voi zice în continuare. Primul este ,,să se lepede de sine”, adică să-ţi urăşti sinele tău stricat, să urăşti păcatul ca pe cel mai mare duşman al tău. Al doilea este să ridici crucea, crucea ta. Şi al treilea – să urmezi paşii, urmele lui Hristos. Ne cheamă deci astăzi Hristos să ne ridicăm crucea. Aşa cum El a ridicat pe umeri Crucea Lui, aşa şi noi creştinii, mici şi mari, bărbaţi şi femei, trebuie să ne ridicăm crucea noastră.

Şi care este această cruce pe care trebuie so ridicăm? Ce înseamnă cruce? Nu trai bun, nu confort, nu bani. Cruce înseamnă silinţă, trudă, sudoare. Şi vedem că aşa sa făcut şi aşa se face orice lucru bun. Cine păşeşte pe acest drum, are parte de cruce. Din clipa în care se naşte până va închide ochii în această lume deşartă şi se va aşeza o cruce pe mormântul lui, creştinul îşi ridică crucea. Şi vai!, dacă nu o ridică. Care este această cruce? Vă voi arăta acum câteva astfel de cruci.

Mai întâi de toate cruce este munca, pe care trebuie să o facă omul. Este poruncă dumnezeiască şi datorie. Uitaţi-vă, de pildă, la plugar. Se scoală de dimineaţă, se duce la ogor, sapă pământul, ară, seamănă, taie ramurile uscate, adapă pământul nu doar cu apă, ci şi cu sudoarea lui, iar de multe ori şi cu sângele lui când se întâmplă accidente cu maşinile agricole. Şi ciobanul ridică o cruce, ciobanul care aleargă în munţi după oi, după căpriţe şi după vacile lui. O cruce ridică şi muncitorul, care se clatină pe schelă sau respiră gaz în fabrică sau uneori este strivit în mină. O cruce ridică învăţătorul, care are de-a face cu copiii obraznici, răsfăţaţi şi cu toane. O cruce are şi medicul, care este dator să alerge la nevoie la orice oră. O cruce ridică şi sora medicală, care înnoptează la căpătâiul celui bolnav. O cruce ridică preotul, mai ales astăzi când îl iau peste picior şi-l înjură chiar şi copiii mici. Orice om cinstit are o cruce. Alaltăieri, au scris ziarele că se îneca un om într-o fântână, pe care au deschis-o pe un teren agricol; au chemat pompierii, iar un pompier, tânăr de 22 de ani, a coborât să-l scoată, dar din cauza gazelor ce erau acolo sa asfixiat şi l-au scos mort. Sa jertfit pentru celălalt, aşa cum Hristos Sa răstignit pentru toţi.

Aşadar, o cruce este lucrarea noastră, munca noastră cu conştiinciozitate. O cruce este şi boala. Gândiţi-vă! Să fi ţintuit la pat nu o oră sau două, sau o zi, ci o lună, două luni, un an, doi ani, douăzeci de ani, treizeci de ani, patruzeci de ani! Cine rabdă boala fără să hulească, ci slăvindu-L pe Dumnezeu, îşi ridică crucea şi va avea cunună. Vreţi alte cruci? O cruce este şi căsătoria. Şi femeia cu bărbat rău şi grosolan, care o maltratează şi o bate, şi bărbatul cu femeie capricioasă sau geloasă, care nu-l lasă nicio clipă să se liniştească, şi ei ridică o cruce.

O cruce este şi familia: Să meargă tatăl de dimineaţă la serviciu, să se ostene
ască să-şi scoată pâinea, iar mama să nască copii, să se îngrijească de toate, toată
ziua şi noaptea, să privegheze lângă copilul bolnav.

Cruce este şi văduvia. Femeia tânără, căreia ia murit bărbatul, ce cruce are! Alaltăieri am primit o scrisoare din Germania şi am plâns. O femeie îşi descrie chinurile ei: „Eram de 22 de ani, căsătorită cu doi copii şi bărbatul mi-a murit. Eram într-o mare sărăcie. Nu puteam să trăiesc la sat, am plecat, m-am dus în Germania şi am lucrat acolo 30 de ani în fabrici. Slavă lui Dumnezeu, Care ma ajutat şi mi-am purtat în şcoală copiii; acum sunt admirabili oameni de ştiinţă şi oameni ai lui Dumnezeu”. Aceasta a rămas văduvă şi credincioasă bărbatului ei, nu sa recăsătorit, însă unele se căsătoresc imediat. 30 de ani a ridicat o cruce.
Binecuvântate sunt astfel de femei.

„Şi să-şi ia crucea sa”. Dar când Hristos zice că trebuie să ridicăm crucea nu se referă doar la aceste cruci. Se referă şi la ceva mai profund. Care este acest lucru mai profund? Cruce înseamnă în principal bătălie, lupta pe care trebuie so ducem cu noi înşine; cruce este să războim cu putere patimile noastre, răutăţile noastre, păcatul. O, păcatul! Acesta este marele duşman. Păcatul (fie slavă deşartă şi egoism, fie iubirea de argint şi lăcomia, fie curvia şi adulterul, fie invidia şi răutatea, fie orice altă neputinţă), este o fiară care mugeşte în piepturile noastre, fiara cu şapte capete a iadului, care caută să ne sfârtece.

Aşadar, este nevoie de crucificare, de răstignire. Nu doar de semnul crucii, pe care-l fac mamele copilaşilor luându-le mânuţa. Crucificare sau răstignire înseamnă să loveşti la rădăcină patimile, răutăţile, defectele tale, să-ţi omori păcatul ce-l ai în tine. Şi aşa cum cel răstignit nu poate să fure sau să facă alt rău, pentru că mâinile lui sunt pironite, aşa şi cel care îşi omoară patimile devine inapt pentru păcat.

Cu alte cuvinte, cruce într-un sens mai profund, este onestitatea, iubirea de adevăr, consecvenţa, sărăcia de bunăvoie, nearătarea, anonimatul, smerenia, tăierea voii păcătoase, omorârea ego-ului şi a patimilor, ascultarea faţă de legea şi voia lui Dumnezeu, urmarea lui Hristos.

Acestea, iubiţii mei, sunt crucile pe care trebuie să le ridicăm toţi. Şi fericit cel care îşi îndeplineşte această sfântă datorie. Acesta Îl urmează pe Domnul nostru Iisus Hristos.

Era odată într-un sat un om care suferea chinuri, dar nu avea răbdare. Cârtea şi spunea: De ce, Dumnezeul meu, au venit aceste încercări peste mine? De ce nenorocirea asta atât de mare? Grea cruce mi-ai pus pe umeri, eşti nedrept… Într-o noapte, a văzut în vis că la luat un înger, la dus pe o câmpie mare, şi acolo vede răsărind cruci ca spicele; cruci de diferite forme şi mărimi, de la mici la mari; cruci de lemn, de marmură, de fier, de la cele uşoare la cele grele. Îi zice îngerul:

- Alege-ţi singur una din aceste cruci.
El, după ce sa uitat la toate, a ales o cruce mică, foarte uşoară.

- Pe asta o vreau, zice.

- Ei, îi răspunde atunci îngerul, asta este crucea ta; este cea mai mică ce există.
Înţelegeţi? Există cruci mari şi grele pe care le-au ridicat Sfinţii şi Părinţii Bisericii, ca de pildă Sfântul Cosma. Crucea noastră este foarte mică, fulg şi paie în comparaţie cu crucea acelora şi mai ales în comparaţie cu crucea pe care a ridicat-o Hristos.

Să nu cârtim şi să hulim. Alţii pătimesc mult mai rele.

Să-L rugăm pe Dumnezeu să ne învrednicească să împlinim ceea ce spune Hristos: "Cel ce vrea să vină după Mine, să se lepede de sine, să-şi ia crucea sa şi să-Mi urmeze Mie” (Marcu 8, 34).

† Episcopul Augustin


(Omilie a Mitropolitului de Florina, Augustin Kandiotis, transcrisă după o înregistrare; a fost rostită în Biserica Sfântului Cosma Etolianul, Flaburu– Florina, 18.09.1977)

jueves, 16 de septiembre de 2010

¿CUÁNTAS LITURGIAS HAY EN LA IGLESIA ORTODOXA?


Tenemos tres distintas Liturgias:

a) Liturgia de San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla;
b) Liturgia de San Basilio el Grande, Arzobispo de Cesárea y Capadocia;
c) Liturgia de San Gregorio Magno (Dialogo) Obispo de Roma.

¿En dónde se encuentra escrito el orden de estas Liturgias?

En el libro de oficios llamado; Santas y divinas Liturgias, al que llamamos usualmente por su nombre en griego, “Leiturgikón” y que se mantiene siempre en el altar, a mano del sacerdote oficiante.

¿Estas tres Liturgias pueden oficiarse en cualquier momento del año?

No, sino que cada una de ellas se oficia únicamente en determinados momentos del año litúrgico, a saber:

a) Liturgia de San Basilio se celebra únicamente 10 veces por año:-

- en los primeros cinco domingos del Ayuno Mayor;
- en el jueves y el sábado de Semana Santa;
- en el ayuno de la Navidad (24 diciembre) y el ayuno de Epifanía (5 enero);
- en el Día de San Basilio (1 enero)

b) La Liturgia de San Gregorio se celebra (en monasterios) en todo el tiempo del Ayuno Mayor, a excepción de los siguientes días:

- todos los sábados (cuando se oficia la Liturgia de San Juan Crisóstomo, y en el Sábado Mayor, la de San Basilio);
- todos los domingos (cuando se oficia la Liturgia de San Basilio, y en el Domingo de Ramos, la de San Juan Crisóstomo);
- celebración de la Anunciacióni (se hace la Liturgia de San Juan Crisóstomo);
- Jueves Santo (se hace Liturgia de San Basilio);
- Lunes y martes de la primera semana y Viernes Santo (días en los que no se oficia ninguna Liturgia).

En las iglesias parroquiales, la Liturgia de San Gregorio se celebra usualmente sólo en los miércoles y viernes del Ayuno Mayor (especialmente en la primera semana.

c) La Liturgia de San Juan Crisóstomo


Se hace en todos los demás domingos y festividades del año en los que no se oficie ninguna de las otras dos formas de Liturgia. Es la Liturgia usual de la Iglesia Ortodoxa, celebrándose muchas veces en el curso del año litúrgico.

Traducido de catehism.ortodoxiatinerilor.ro

¿Cuándo se ha de celebrar la Divina Liturgia?



En monasterios y catedrales episcopales, se oficia la Santa Liturgia en cada día. En las iglesias parroquiales, la Santa Liturgia se realiza únicamente en domingos y días festivos, y entre semana se oficia sólo cuando es necesario, especialmente los sábados, cuando se hace el “Parastás” (en memoria de los difuntos).

En cuanto a la hora en que debe empezar la Santa Liturgia, según la antigua tradición de la Iglesia, es la hora tercera del día, que corresponde a las 9 de la mañana, según nuestra numeración, de acuerdo al momento en el que Nuestro Señor fue clavado en la cruz (Marcos 15, 25) y cuando el Espíritu Santo descendió sobre los Santos Apóstoles. De ser necesario, se puede oficiar más temprano o más tarde, pero siempre antes del mediodía.

La excepción a esta regla se hace únicamente en determinadas festividades reales, como en Pascua, Navidad (no en todas partes) y en algunos lugares, al celebrarse la Epifanía, cuando la Santa Liturgia se oficia más temprano por la mañana.

¿Hay días en los que no se realiza la Santa Liturgia, ni siquiera en monasterios?
Sí. En aquellos días en los que el “Typikon” y los libros litúrgicos establecen ayuno completo, hasta la tarde, como por ejemplo:

a) Viernes Santo (siendo un día de tristeza y ayuno completo, recordando el que Nuestro Señor fue crucificado y sepultado)

b) Lunes y martes de la primera semana del ayuno de Semana Santa (siendo los primeros días de Semana Santa, se hace también ayuno completo).

c) Miércoles y viernes de la semana previa al Ayuno Mayor.

d) Viernes previo a la Navidad y a la Epifanía, cuando estas dos festividades caen domingo o lunes (porque entonces se ayuna)

(Traducido de catehism.ortodoxiatinerilor.ro)

sábado, 11 de septiembre de 2010

" SI PERDEMOS LA ORTODOXIA,
PERDEMOS LA LIBERTAD"
San Cosme Aitolos

Domingo anterior a la fiesta de la Exaltación de la Santa y Vivificante Cruz: Nacer del agua y del Espíritu


Homilia XXV de San Juan Crisostomo
sobre el Evangelio de San Juan

"Jesús le replicó: En verdad te digo: el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (Jn 3,5).

Acudiendo los niños día por día a los maestros aprenden la doctrina y la repiten, y nunca dejan de hacer lo mismo; más aún, a veces se les obliga a juntar los días con las noches; y a todo esto se ven obligados por cosas pasajeras. Por parte nuestra, a vosotros, que estáis ya en la edad perfecta, no os exigimos lo que vosotros exigís a vuestros hijos, sino que os exhortamos a venir a las reuniones y poner atención a lo que se predica; y esto no cada día, sino sólo dos veces por semana; y únicamente durante una pequeña partecita del día, con el objeto de aligeraros el trabajo. Por lo mismo poco a poco vamos seleccionando las sentencias de la Escritura, para que más fácilmente podáis captarlas y conservarlas en el receptáculo de vuestra mente y retenerlas en la memoria, de modo que luego las repitáis a otros; a no ser que haya por ahí alguno fuertemente entregado al sueño y perezoso y con mayor desidia que la de un niño pequeño.

Continuemos, pues, por su orden las sentencias. A Nicodemo, que se hundía en pensamientos terrenos y rebajaba a sentidos terrenales la generación de que le hablaba Cristo, y añadía ser imposible que el hombre, siendo ya anciano, vuelva al seno de su madre y nazca otra vez, el mismo Cristo le explica con mayor claridad el modo de semejante generación; generación que difícilmente entiende el hombre que interroga en un sentido animal y del todo naturalista; pero que sin embargo puede ser levantado desde su bajos pensamientos. ¿Qué es lo que Cristo le dice?: En verdad te digo: El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Como si le dijera: Esto tú lo juzgas imposible, pero yo te digo que es sobremanera posible, hasta el punto de que incluso sea necesario para la salvación, de tal modo, que sin eso nadie puede salvarse. Las cosas necesarias para la salvación Dios nos las dejó sumamente fáciles.

La generación según la carne es terrena, y por lo mismo no tiene lugar en las cosas del Cielo. Porque ¿qué tiene de común la tierra con el Cielo? En cambio, la generación por el Espíritu fácilmente nos abre las puertas del Cielo. Escuchad esto los que aún no habéis sido iluminados; sentid escalofrío, gemid. Pues la conminación es tremenda, la sentencia es terrible. Dice: Quien no ha sido engendrado por el agua y el Espíritu, no puede entrar en el reino de los Cielos. Sucede esto porque ese tal va revestido con la vestidura de la muerte, o sea de la maldición y de la corrupción. No ha recibido aún el símbolo del Señor; es aún peregrino y extranjero; no soporta la regia señal. Porque dice el Señor: El que no haya nacido del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el reino de los Cielos.

Sin embargo, Nicodemo ni aun así comprendió. Nada hay peor que entregar las cosas espirituales a los humanos raciocinios. Esto fue lo que le impidió el pensar más altamente y algo más eximio. Nosotros somos llamados fieles, para que despreciada la debilidad de las razones humanas, subamos a la sublimidad de las regiones de la fe y hagamos de esta enseñanza la suma de todos nuestros bienes. Si así lo hubiera hecho Nicodemo, no le habría parecido imposible la generación y el nacimiento dichos. ¿Qué hace Cristo? Para arrancarlo de tales pensamientos que se arrastran por el suelo, y declararle que no se refiere a esa generación terrena, le dice: El que no haya nacido del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de los cielos. Le habló así para mediante esta amenaza atraerlo a la fe y persuadirlo que no debía estimar imposible la cosa, y sacarlo del pensamiento de la generación carnal. Como si le dijera: ¡Oh Nicodemo! De otra generación hablo yo. ¿Por qué rebajas a lo terreno mis palabras? ¿Por qué sujetas a las leyes naturales necesarias ese otro nacimiento? Este nuevo parto es muy superior a ese otro vulgar y que nada de común tiene con nosotros. Cierto que también se llama generación, pero ambas sólo tienen de común el nombre: en la realidad, diiieren. Apártate de ese modo de pensar vulgar. Yo vengo a traer otra clase de nacimiento. Yo quiero engendrar hombres de otro modo. Traigo otro modo de procreación.

Formé al hombre de agua y tierra; pero lo hecho se tornó inútil y la obra se deterioró. Ya no quiero formar otro hombre de agua y tierra, sino de agua y Espíritu. Y si alguno pregunta: ¿cómo de agua?, a mi vez yo le preguntaré: ¿cómo de tierra? ¿Cómo pudo el barro distribuirse en diversos órganos? ¿Cómo lo pudo, siendo él de una especie única, pues sólo era tierra? En cambio los órganos formados de ese barro son de diversas especies. ¿De dónde se diferenciaron los huesos, los nervios, las arterias, las venas? ¿De dónde las membranas, los contenidos orgánicos, los cartílagos, los revestimientos; el hígado y el bazo y el corazón? ¿De dónde la piel, la sangre, la pituita, la bilis? ¿De dónde tantos géneros de movimientos y tanta variedad de colores? Porque no es eso propio de la tierra ni del barro. ¿Cómo sucede que la tierra, recibiendo la semilla, la hace germinar; y en cambio la carne, si recibe las semillas, las corrompe? ¿Cómo sucede que la tierra nutra las simientes que en ella se han arrojado y en cambio la carne no las nutre a ellas, sino que de ellas se nutre?

Por ejemplo. La tierra recibe el agua y la transforma en vino; la carne con frecuencia recibiendo el vino lo devuelve en agua. ¿De dónde consta, pues que tales elementos son fruto de la tierra, siendo así que la tierra, como ya indiqué, procede con operaciones contrarias? Yo no lo alcanzo con el raciocinio, pero lo recibo de la fe. Pues si lo que cada día acontece y es tangible necesita de la fe, mucho más la necesitarán esas otras cosas espirituales y en exceso arcanas. Así como la tierra inanimada y sin operaciones recibió por voluntad de Dios virtud para producir de sí seres tan admirables, así del Espíritu y el agua fácilmente al unirse proviene esta otra generación, tan admirable y que tanto supera a la humana razón.

En consecuencia, no le niegues tu fe tan sólo porque no la ves. Tampoco ves el alma y sin embargo crees que existe y que es distinta del cuerpo. Pero Cristo no instruyó a Nicodemo mediante ese ejemplo, sino mediante otro. Este del alma, por ser ella incorpórea, no lo trajo al medio, pues Nicodemo era todavía un tanto rudo. Le pone otro ejemplo que nada tiene de común con lo craso de los cuerpos, pero tampoco se levanta hasta el nivel de las naturalezas incorpóreas; o sea el del soplo de los vientos. Comienza por el agua, que es menos densa que la tierra, pero más densa que el aire. Así como allá al principio la materia manejada fue la tierra, pero la obra toda fue del Creador, as: ahora el elemento manejado es el agua, pero la obra es toda de la gracia del Espíritu Santo. Y por cierto, allá al principio: Fue formado el hombre con alma viviente;! ahora en cambio lo es con Espíritu vivificante.

Gran diferencia hay entre ambos, porque el alma no da la vida a un cuerpo ajeno; mientras que el Espíritu, no solamente tiene vida en Sí y por Sí, sino que además vivifica a otros. Así los apóstoles resucitaron a los muertos. Además, allá antiguamente el hombre fue formado después de la creación de los otros seres; pero acá sucede al contrario: antes de la nueva creación es creado el hombre nuevo, y después se sigue la transformación del mundo: primeramente es engendrado el hombre nuevo. Y así como al principio Dios creó todo, así ahora todo lo crea El. Entonces dijo: Hagámosle un auxiliar; en cambio acá nada hay de ese auxiliar.

En efecto, quien ha recibido el Espíritu Santo ¿qué otro auxiliar necesita? Quien se apoya en el cuerpo de Cristo ¿de qué otro auxilio necesitará después? Al principio Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza; ahora en cambio lo une con el mismo Dios. Entonces le ordenó imperar sobre los peces y las bestias feroces; ahora ha elevado las primicias de nuestro linaje sobre los Cielos. Entonces le entregó como habitación el paraíso; ahora nos ha abierto los Cielos. Entonces formó al hombre en el sexto día, pues debía completarse aquella edad; ahora lo forma en el primer día, desde el principio, en la luz.

De todo lo cual queda manifiesto que cuanto se hacía iba ordenado a otra vida mejor y a una situación que ya no tendrá fin. La formación primera de Adán es terrena; y luego del costado de Adán fue formada la mujer; y del germen humano procedió Abel. Y sin embargo ninguna de esas formaciones podemos explicarla ni con palabras describirla, a pesar de que son materiales y rudas. Pues ¿cómo podremos dar explicación razonada de la generación espiritual por medio del bautismo, siendo ésta mucho más sublime? ¿Cómo se nos puede exigir explicación de este parto estupendo? Los ángeles estuvieron presentes a él. Pero nadie puede explicar el modo de esa admirable generación hecha por medio del bautismo.

Presentes estuvieron los ángeles, pero sin poner operación alguna, sino solamente contemplando lo que se verificaba. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es 2 quien todo lo obra. Aceptemos, pues, y obedezcamos la determinación de Dios, que es más real y verdadera que lo que por los sentidos percibimos. La vista con frecuencia engaña, pero aquélla no puede engañarse. Aceptémosla. Quien de la nada produjo lo que no existía, bien merece que se le crea cuando nos habla de la naturaleza de las cosas. Y ¿qué es lo que nos dice? Que en el bautismo se obra una generación. Y si alguno te preguntare: ¿Cómo es esa generación?, ciérrale la boca con las palabras de Cristo, que son la más grande y clara demostración.

Si alguno pregunta por qué se usa el agua, nosotros a nuestra vez le preguntaremos: ¿Por qué allá a los principios Dios usó la tierra como materia para formar al hombre? Pues a todos es manifiesto que el hombre pudo ser formado sin necesidad de la tierra. En consecuencia, no investigues con vana curiosidad. Ahora bien, que el agua sea necesaria e imprescindible, puedes conocerlo por aquí. En cierta ocasión en que el Espíritu descendió sobre algunos discípulos antes de recibir el agua, el apóstol Pedro no se contentó con esto, sino que dijo, para demostrar que al agua era necesaria y no superflua: ¿Puede nadie negar el agua del bautismo a estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?

Mas ¿para qué se necesita el agua? Voy a explicártelo para descubrirte un arcano misterio. Hay acerca de esto otros discursos arcanos; pero entre tantos yo os diré uno. ¿Cuál es? En este símbolo del agua se realizan cosas divinas: sepultura, mortificación, resurrección, vida; y todo ello se realiza a la vez. Metiendo nosotros la cabeza en el agua como en cierto sepulturero, todo el hombre viejo se mete y sepulta; y luego, saliendo nosotros del agua, sale también el hombre nuevo. Así como a nosotros nos es fácil sumergirnos y salir, así le es fácil a Dios sepultar al hombre viejo y revestirnos del nuevo. Y se hace tres veces para que comprendas que el poder del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo lleva a cabo toda esta obra.

Y que esto no lo afirmemos por meras conjeturas, oye cómo lo dice Pablo: Y hemos sido sepultados con El por el bautismo A Y también: Nuestro hombre viejo fue con El crucificado? Y luego: Pues hemos sido injertados con El en una muerte que es semejanza de la suya. Pero no solamente el bautismo se llama cruz, sino además la cruz se llama bautismo: Con el bautismo con que yo soy bautizado seréis bautizados. Y además: Un bautismo he de recibir que vosotros no conocéis. Así como nosotros fácilmente nos sumergimos en el agua y luego salimos, así Cristo, una vez muerto, resucitó cuando quiso; más aún, con mayor facilidad; aunque permaneció en el sepulcro por tres días por una misteriosa economía.

Habiéndosenos comunicado tan grandes misterios, llevemos una vida digna de don tan grande, una forma de proceder que sea excelente. Y vosotros los que aún no lo habéis recibido, haced cuanto podáis para recibirlo, a fin de que todos formemos un solo cuerpo y seamos hermanos. Pues mientras estamos así separados, aunque el uno sea padre y el otro hijo, el otro hermano, en fin cualquiera que sea, aún no es verdadero pariente, pues se encuentra separado del parentesco celestial. Al fin y al cabo, del parentesco según el barro ¿qué utilidad proviene mientras no estamos espiritualmente emparentados? ¿Qué utilidad proviene del parentesco terreno, pues para el Cielo permanecemos extraños?

En este orden, el catecúmeno es aún un extraño respecto del fiel, pues no tienen la misma cabeza., ni el mismo padre, ni la misma ciudad, ni el mismo alimento, ni la misma vestidura, ni la misma mesa, ni la misma casa, puesto que de todas esas cosas está apartado. Para él todo está en la tierra; para el fiel, todo en el Cielo. Para el fiel Cristo es Rey; para el otro lo es el pecado y el diablo. Para aquél sus delicias es Cristo; para este otro, la corrupción. Para el infiel el vestido es obra de gusanos; para el fiel, lo es el Señor de los ángeles. Para éste su ciudad es el Cielo; para el otro, la tierra. Ahora bien: no teniendo ellos nada en común, pregunto ¿cómo nos comunicaremos?

Dirás que todos nacemos con un parto igual y salimos de un vientre. Pero no basta eso para un parentesco auténtico. Procuremos, pues, ser ciudadanos de la ciudad celestial. ¿Hasta cuándo permaneceremos en el destierro? Lo necesario es regresar a la patria, ya que no se exponen en el caso cosas que no tengan valor. Si aconteciera, lo que Dios no permita, que los no iniciados fueran arrancados de este mundo con una muerte inesperada, aun cuando poseamos infinitos bienes, más allá no nos recibirán sino la gehenna y el gusano venenoso y el fuego inextinguible y las irrompibles ataduras.

¡Que no suceda que alguno de nuestros oyentes vaya a experimentar aquel tormento! Lo evitaremos una vez iniciados en los sagrados misterios, si ponemos como base oro, plata y piedras preciosas. Así podremos al emigrar a la otra vida aparecer allá ricos, no habiendo dejado acá riquezas, sino habiéndolas trasladado a aquellos tesoros seguros, por manos de los pobres, y habiéndolas colocado a rédito en las manos de Cristo. Tenemos allá una deuda crecida, no de dineros sino de pecados. Pongamos, pues, allá dineros a rédito, para que alcancemos el perdón de nuestros pecados. Cristo es el que juzga. No lo desechemos aquí cuando sufre hambre, para que allá El nos alimente. Démosle acá vestido, para que El no nos deje desnudos de su patrocinio. Si acá a El le damos de beber, no tendremos allá que decir con el rico Epulón: Envía a Lázaro para que con la punta de su dedo mojado en agua refrigere mi lengua abrasada.

Si acá le damos hospedaje, El nos preparará allá muchas mansiones. Si a El encarcelado lo visitamos, El por su parte nos librará de las cadenas. Si lo recibimos como huésped, no nos despreciará El a nosotros como huéspedes y peregrinos del Reino de los Cielos, sino que nos hará participantes de la eterna ciudad. Si enfermo lo visitamos, El nos librará rápidamente de nuestras enfermedades. De modo que para recibir grandes dones a cambio de los nuestros tan pequeños, démoselos aunque exiguos, con lo cual compraremos allá los que son máximos. Mientras aún es tiempo, sembremos para que luego cosechemos. Pues cuando llegue el invierno, y el mar ya no sea navegable, no podremos negociar. Y ¿cuándo llega ese invierno? Cuando llega el día aquel grande y manifiesto. Pues entonces no navegaremos ya por este mar actual, grande y espacioso; porque al hn y al cabo la presente vida es semejante a un mar.

Ahora es el tiempo de sembrar; entonces lo será de cosechar y lucrar. Pero si alguno no deposita la simiente mientras es tiempo de siembra; si en el tiempo de la siembra inútilmente lanza la semilla, caerá en ridículo por cierto. Ahora bien, si el tiempo de la siembra es el tiempo presente y no lo es de la cosecha, ahora es el momento de sembrar. Esparzamos la simiente para que después cosechemos. No nos empeñemos en cosechar ahora para que no perdamos después la cosecha. Pues, como ya dije, es ahora el tiempo de presente el que nos llama a la siembra y a hacer el gasto y no a recoger y entrojar. No perdamos la oportunidad, sino sembremos con abundancia y no perdonemos gasto de nuestros haberes familiares, para que luego todo lo recuperemos con crecidos réditos, por gracia y benignidad de nuestro Señor Jesucristo, al cual sea la gloria juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

viernes, 10 de septiembre de 2010

EL OBISPO TEODOSIE HABLA SOBRE LA SEGURIDAD DE LUGARES SACROS SERBIOS EN KOSOVO Y METOHIJA

Tras la decisión de la OTAN de transferir Kfor la guarda de las iglesias y monasterios serbios a la Policia kosovar, los dignatarios eclesiasticos anuncian que la Iglesia Ortodoxa Serbia tambien va a tomar ciertas medidas de seguridad relativas a sus fieles, monjes e incluso a los lugares sacros mismos. De lo que estas medidas sobreentienden para Radio Serbia Internacional habla el obispo de Lipljan, Teodosie, el que converso con nuestro periodista Vukomir Petrić.

Frente al monasterio Gracanica, legado del rey Milutin, edificado en el siglo 14, desde el 23 de agosto no hay soldados de Kfor. La guarda de este monasterio fue la primera que las fuerzas internacionales desplegadas anteriormente alrededor de este centro espiritual y cultural del pueblo serbio en Kosovo y Metohija la transfirieron al Servicio policial kosovar. Los serbios kosovares y dignatarios eclesiásticos no disimulan su preocupación por esta decisión, debido a, según explican, la memoria todavía viva sobre la violencia ejercida por albanos en 1999 y 2004, cuando quedaron escombros muchos templos serbios en la provincia. El obispo de Lipljan, Teodosie, dice que la IOS no tiene nada en contra del Servicio policial kosovar, pero tampoco puede aceptar que sus integrantes sustituyan a los de Kfor en lo que tenga que ver con el control de su seguridad. Si Kfor estima que la situación ahora difiere de la anterior y que su permanente presencia no es necesaria, se plantea la pregunta de por que es necesaria la presencia de la Policia kosovar, dice el obispo Teodosie. La actual situación obliga a la Iglesia Ortodoxa Serbia a autoorganización, cuyo proposito es preservar el monasterio Gracanica y otros lugares sacros. Hasta ahora confiábamos en fuerzas de Kfor que se encargaban de la seguridad del monasterio, pero ahora pensamos en contratar servicios de empleados encargados solo de este trabajo, los que detrás del porton del monasterio controlaran y chequearan a los visitantes del monasterio, en particular a los desconocidos. Pese a que hasta la fecha no habia tales cargos en los templos serbios, dice el obispo Teodosie, ahora nos vemos obligados por las circunstancias y la nueva situación a introducirlos.

Durante los ultimos 11 años justamente los integrantes de Kfor fueron los que lograron proteger los lugares sacros serbios de la destrucción. Pese a sus esfuerzos, en el pogromo ejecutado en marzo de 2004, la meta preferida de extremistas albanos fue el patrimonio espiritual serbio. En apenas 24 horas, quedaron quemados o gravemente dañados 35 templos serbios, de los que 18 son monumentos de cultura. El monasterio Devic, junto a Srbica, asi como la posada del monasterio de los Santos Arcángeles, junto a Prizren, quedaron escombbros. En Prizren el incendio devoró la iglesia de la Santa Virgen de Ljevis construida en el siglo 14 y la de San Gorge del siglo 16. En varias iglesias fueron dañadas o desaparecieron mas de 10 000 reliquias, frescos, iconos, vestidos y objetos utilizados en liturgias, manuscritos antiguos, asi como los libros de nacidos, bautizados y fallecidos que testimonian sobre siglos y siglos de existencia serbia en estas tierras. Pese a la oposición de Belgrado y de la IOS, la Policia kosovar esta por encargarse de la seguridad de otros tres monasterios - Budisavci, Zočiste i Gorioc.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Nasterea Maicii Domnului



Nasterea Maicii Domnului este prima mare sarbatoare din cursul anului bisericesc care a inceput la 1 septembrie. Ea este praznuita pe data de 8 septembrie. Sfanta Scriptura nu ne relateaza acest eveniment. Insa, scrierile apocrife ofera foarte multe amanunte despre originea si copilaria Fecioarei Maria. Cea mai importanta sursa in acest sens, o reprezinta Protoevanghelia lui Iacov, o lucrare iudeo-crestina din sec. al II-lea. Fragmentul referitor la Fecioara Maria a fost scris in jurul anului 140. Desi nu este considerata o scriere canonica, informatiile oferite pot fi considerate veridice, cu rezervele de rigoare.

Parintii Fecioarei Maria - Ioachim si Ana

Tatal Fecioarei Maria se numea Ioachim si era din semintia lui Iuda. Sotia lui Ioachim se numea Ana si era fiica preotului Matthan. Astfel, tatal Fecioarei Maria era un urmas al regelui David, iar mama, o descendenta din familia preoteasca a lui Aaron, implinindu-se prin aceasta proorocia ca Mesia va avea o dubla descendenta: imparateasca si preoteasca.

Arhanghelul Gavriil aduce vestea cea buna

Pentru ca nu aveau copii, Ioachim si Ana au inceput sa fie ironizati si batjocoriti de oameni. Lipsa copiilor era considerata un blestem din partea lui Dumnezeu. Si totusi, Ioachim si Ana nu s-au razvratit impotriva lui Dumnezeu, nici nu au renuntat la viata lor virtuoasa, rugandu-se in continuare cu lacrimi si nadajduind in bunatatea lui Dumnezeu. Traditia spune ca in al cincizecilea an al casatoriei lor Marele Preot de la Templu a refuzat in public jertfa lor, numindu-i blestemati.

Intristati, cei doi parinti s-au indreptat spre casa lor din Seforis si au hotarat sa se retraga fiecare pentru post si rugaciune. Ioachim a zis catre sotia sa Ana: "Pe mine nu ma indeamna inima sa mai intru in casa mea, caci noi suntem urgisiti de Dumnezeu. Iata eu ma duc la munte si acolo voi posti si ma voi ruga lui Dumnezeu, doar se va milostivi si ne va da noua un copil". Iar Ana a inceput sa se roage lui Dumnezeu cu durere si cu multe lacrimi, zicand: "Doamne, Atottiitorule, Cela ce numai cu cuvantul ai facut cerul si pamantul si toate cate se vad; Cela ce ai zis fapturilor Tale sa traiasca si sa se inmulteasca; Cela ce ai binecuvantat pe Sarra, femeia lui Avraam si a nascut pe Isaac la batranete si ai daruit Anei fiu, de a nascut pe Samuel proorocul, da-mi si mie roada pantecelui meu si nu lasa sa fiu de ocara intre oameni, ca de voi naste fiu, sau fiica, il voi inchina Tie cu toata inima si-l voi da sa slujeasca in biserica slavei Tale" (I Regi 1, 11).

Ingerul Gavriil se va arata fiecaruia, spunandu-le ca rugaciunea lor nu a fost trecuta cu vederea si ca Dumnezeu le va trimite binecuvantarea Sa. Tot el le-a vestit ca acest prunc se va umple de Duh Sfant din pantecele mamei sale si ca va fi un vas ales lui Dumnezeu. (Luca 1, 4-23).

Praznicul liturgic al Nasterii Maicii Domnului

Sarbatoarea Nasterii Maicii Domnului exista si la coptii egipteni si la iacobitii sirieni separati de Biserica Ortodoxa dupa Sinodul al patrulea ecumenic. Avand in vedere ca acestia n-au imprumutat mai nimic de la ortodocsi dupa despartirea lor de Biserica Ecumenica, inseamna ca sarbatoarea respectiva era deja in uz si la ei inainte de aceasta despartire. Deci, inceputul ei trebuie pus intre Sinodul III ecumenic (431) si Sinodul IV ecumenic (451).

In Apus, sarbatoarea este adoptata in timpul papei Serghie I (687-701). In sec. al VI-lea, Sf. Roman Melodul a compus Condacul si Icosul acestui praznic, iar in sec al VIII-lea, Sf. Ioan Damaschin a alcatuit Canonul ce se canta la slujba Utreniei. Data de 8 septembrie aleasa pentru praznuire reprezinta ziua sfintirii unei biserici dedicate Fecioarei Maria, construita la Ierusalim de catre imparateasa Eudoxia la inceputul sec. al V-lea.

Natividad de la Madre de Dios



El justo Joaquín era un hombre que estaba en una acomodada situación económica, y tenía mucha cantidad de ganado. A pesar de la abundancia, toda la vida de esta justa pareja, estaba impregnada por el espíritu de un devoto amor a Dios y por la caridad hacia el prójimo. Por estas cualidades ellos gozaban del respeto y el amor de todos. Los mortificaba, sin embargo, una pena: no tenían descendencia, lo cual entre los hebreos se consideraba como indicio de castigo Divino. Ellos pedían incesantemente a Dios que les enviare un hijo para su alegría, aunque hacia la vejez tenían ya poca esperanza de ello. Joaquín estaba muy apesadumbrado por la falta de hijos y una vez, trayendo sus ofrendas a Dios, escuchó de cierto Rabí un duro reproche: "¿Por qué razón quieres ofrecer tus dones a Dios antes que otros? ¡Pues tú no eres digno, por no tener descendencia (ser estéril)!" Por causa de tan grande aflicción el justo Joaquín se alejó al desierto para ayunar y rezar.

Al conocer esto, la justa Ana, considerándose a si misma culpable por la falta de descendencia, se angustió también y comenzó a orar a Dios todavía con mayor fervor, para que Él la escuchara y le mandara un niño. En uno de estos estados de oración, se le apareció un Ángel de Dios y le dijo: "Tu oración ha sido escuchada por Dios, y tu concebirás y de ti nacerá una hija bendita, superior a todas las hijas de la tierra. Por causa de Ella se bendecirán todas las razas de la tierra. Ponle por nombre María."

Habiendo escuchado estas dichosas palabras, la justa Ana inclinándose ante el Ángel le dijo: "¡Vive el Señor Mi Dios! ¡Si realmente naciera de mí un niño, lo entregaré al Señor para que esté a Su servicio! ¡Que Lo sirva, glorificando Su nombre durante toda su vida!"

Ese mismo Ángel del Señor se le apareció también al justo Joaquín, diciéndole: "Dios aceptó tus oraciones con benevolencia. Tu esposa Ana concebirá y alumbrará una hija, por Quien todo el mundo se regocijará. He aquí también la señal de la veracidad de mis palabras: ve a Jerusalén, y allí encontrarás a tu esposa en las puertas doradas."

San Joaquín se dirigió sin demora a Jerusalén, llevando consigo presentes para ofrecerlos a Dios, y también para los sacerdotes.

Llegado a Jerusalén, encontró a su esposa Ana, como lo predijo el Ángel, y relataron el uno al otro, todo lo que les fue anunciado, y, después de pasar un tiempo más en Jerusalén regresaron a su casa, en Nazaret. Pasado el tiempo establecido de su embarazo, la justa Ana dio a luz una hija, a la Cual llamó María, como lo ordenó el Ángel.

Después de pasado un año, Joaquín organizó un banquete, para el cual invitó a los sacerdotes, ancianos y a todos sus conocidos. Durante el banquete alzó a su Bendita Hija y, mostrándola a todos, pidió a los sacerdotes que La bendijeran.

La concepción por santa Ana se festeja por la Iglesia el nueve de Diciembre, llamando esta concepción como gloriosa y santa. Pero sin embargo la Iglesia Ortodoxa no acepta esta concepción como aspermática e inmaculada, como lo enseña la iglesia católica romana, que en el siglo XIX promulgó el dogma de la "concepción inmaculada." Entre los católicos se expresaban objeciones, dirigidas contra esta enseñanza, porque en el concilio de Tridensk se le consideraba solo como una opinión. Mas en el año 1854, Pío IX elevó esta opinión de la concepción inmaculada de la Virgen María al grado de un dogma, no teniendo para ello datos algunos ni en las Sagradas Escrituras, ni en las enseñanzas de los Santos Padres de la Iglesia.

La iglesia Ortodoxa solo acepta como inmaculado el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, ya que Él fue dado a luz milagrosamente — del Espíritu Santo y la Virgen María.

La Virgen María por su parte, nació por medios naturales y, aunque Ella personalmente era sin pecado, pero sin embargo, como todos, tenía la naturaleza dañada por el pecado original, por lo cual Ella misma necesitaba ser redimida. Según las palabras de San Ambrosio: "de todas los nacidos por mujeres, es completamente Santo sólo nuestro Señor Jesucristo, Quien por un especial, nuevo modo de inmaculado nacimiento, no experimentó la corrupción terrenal."

En la literatura teológica ortodoxa hay muchos tratados, orientados en contra de la inmaculada concepción de la Virgen María por la santa Ana. Vamos a mencionar solo la opinión del protopresbítero Y. M. Skvortsov, profesor de la Academia Espiritual de Kiev que dice: "El Evangelio atestigua que el Espíritu Santo bajó sobre la Santa Virgen y la cubrió, y en consecuencia de ello, lo nacido de Ella era — santo, perfectamente limpio, sin pecado. ¿Era por ello necesario que la Virgen naciera ella Misma sin defecto? No fue por causa, de que Ella era santa desde su nacimiento, sino por que el Espíritu Santo descendió sobre Ella y la purificó. La Tradición testifica, que era necesaria para la Madre de Dios la preparación en el Templo desde los tres años de edad. El pecado original no podía desarrollarse en Ella. Su educación en el templo y la oración purificaban toda Su alma. Su completa santificación sucedió en el día de la Anunciación. ¿Mas cómo pudo haberse limpiado el pecado original, si aún no se había ejecutado la redención? Este es el misterio del Bendito Fruto de la Mujer, preparado desde los siglos. La Gracia del Espíritu Santo pudo haber colocado todo el ser de la Madre de Dios, en tal altura de humildad y devoción en el momento de la concepción del Hijo de Dios, que en ella no intervino nada humanamente defectuoso."

Tropario, tono 4º
Tu nacimiento oh Madre de Dios Virgen, anunció la alegría a todo el universo. Porque de Ti resplandeció el sol de verdad, Cristo nuestro Dios, destruyendo la maldición, Él nos concedió la bendición y destruyendo la muerte, nos otorgó la vida eterna.

Condaquio, tono 4º

Joaquín y Ana fueron liberados del reproche de la esterilidad, Adán y Eva de la corrupción de la muerte, oh Purísima, por tu santa Natividad, por eso tu pueblo celebra este acontecimiento, por haber sido redimido de la culpa del pecado, celebra exclamándote: la estéril da a luz a la Madre de Dios, nutridora de nuestra vida.



El nacimiento de la Madre de Dios es para nosotros un día especialmente gozoso, porque con él se hizo realidad toda una serie de importantísimas profecías y pronósticos del Antiguo Testamento. Precisamente a Ella Dios La eligió para que fuera Aquella Virgen, Quien de acuerdo a las predicciones de Isaías, tenía que concebir sin semen del Espíritu Santo y dar a luz al Hijo-Emanuel, destinado a salvar al género humano de la maldición y muerte que pendían sobre él. Ella se convirtió en la misteriosa "escalera" que unió al Cielo con la tierra, vista en sueños por el patriarca Jacob (Hechos 28:12). Ella se hizo también "la puerta cerrada" quien según la visión del profeta Ezequiel (Ez. 44:2) traspasó el Señor Dios de Israel para visitar y liberar a su gente. Es también Ella la creación de la casa de la sabiduría de Dios (Prov. 9:1), que alumbra a todo hombre, que viene a este mundo (Juan 1:9), y que disipa las tinieblas de la incredulidad y el extravío.

En una palabra, el nacimiento de la Santísima Virgen María es para nosotros el comienzo del cumplimiento de todas las promesas Divinas, con las cuales vivió y se consoló la humanidad durante muchos milenios, — la manifestación al mundo de Aquel misterio oculto por siglos y generaciones, que estaba preparado desde la eternidad para la salvación y gloria del caído género humano.

Es por eso, que esta celebración, como enseña San Andrés de Creta es, "el principio de las festividades y sirve como puerta hacia la gracia y la verdad." San Juan Damasceno dijo: "el día de la natividad de la Madre de Dios es festividad de alegría universal, pues a través de Ella se renovó todo el género humano, y la aflicción de la madre Eva se convirtió en alegría."

Dan largas a la reconstrucción de la Iglesia de San Nicolás en la "Zona 0"


NUEVA YORK, lunes 6 de septiembre de 2010.- Las autoridades de la ciudad de Nueva York no están apoyando la reconstrucción de la iglesia ortodoxa griega de San Nicolás en Manhattan, el único lugar de culto destruido en el atentado del 11 de septiembre de 2001.

Esta es la denuncia de la Archidiócesis Griega de América (del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla), que lleva años pidiendo la reconstrucción del templo.

Mientras el proyecto para edificar un centro cultural islámico y la mezquita cerca de la Zona Cero ha recibido la autorización del alcalde de Nueva York, las autoridades siguen sin comprometerse en la reconstrucción del templo.

La archidiócesis greco-ortodoxa de América, de la que depende la parroquia, y la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, propietaria del terreno en el que se encontraba el World Trade Center, llevan tiempo en conversaciones para que pueda volver a construirse la iglesia de San Nicolás en un lugar cercano a su ubicación original.

Pero desde el año pasado no ha habido ningún paso adelante, por lo que los responsables eclesiales han decidido relanzar el debate.

Además, en el marco de la polémica sobre la construcción de un centro islámico no lejos del lugar del atentado perpetrado por extremistas islámicos, los representantes municipales han dicho que el acuerdo está cerrado.

El portavoz de la archidiócesis, el padre Alexis Karloutsos, ha declarado que las autoridades de Nueva York sencillamente han "olvidado" esta iglesia cercana a la Zona Cero.

La iglesia ortodoxa de San Nicolás fue fundada por griegos inmigrantes en 1916. Era un edificio de cuatro plantas que quedó completamente destruido con la caída de la torre sur de las Torres Gemelas de Nueva York.