martes, 19 de enero de 2010

POR QUÉ NO PARTICIPAMOS EN LAS REUNIONES DE ORACIÓN QUE SE ORGANIZAN EN EL LLAMADO "OCTAVARIO POR LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS"


Ya desde tiempos apostólicos, según la doctrina de la Iglesia, la herejía ha tenido efectos devastadores sobre el hombre. Le ha aislado de Dios y lo ha llevado a la perdición. Por eso el Señor mismo y sus Apóstoles son especialmente restrictivos en la relacción con las « herejías de la perdición ».


Los Padres de la Iglesia siempre nos han alertado a este gran peligro, y, en adhesión a todas las advertencias apostólicas, hacen un llamamiento a los Cristianos, en especial con aquellos que no están familiarizados totalmente con la fe, a que no se asocien con los herejes, porque el peligro que amenaza su salvación es muy grande si lo hacen.


Lamentablemente, hay muchos que –aunque carentes de toda asociación esencial con el espíritu de los padres y con la vida de la Iglesia– imaginan que detrás de estas prohibiciones se esconde el odio y la hostilidad de la Iglesia hacia los herejes. San Nectario de Egina nos resume la enseñanza ortodoxa: “Hay que apartarse de la increencia, de la herejía y del cisma, no de los herejes, los cismáticos o los incrédulos. Hay que abstenerse de la opinión, no de la naturaleza. En cuanto a sus opiniones han de ser condenados, más por su naturaleza son merecedores de misericordia y merecedores de tutela y cuidado. Las prohibiciones de las diversas formas de relacción con los ejeres surge a partir del amor maternal de la Iglesia. La Iglesia lucha por proteger las almas de sus hijos, destruyendo la enfermedad de la cacodoxia y por otra parte, con esta postura, espera alertar a los que se encuentran en la cacodoxia, y hacerles comprender que se encuentran en el camino equivocado. Por lo tanto la abstención de cualquier relación con los herejes tiene simultaneamente también un carácter educativo."

Cuando se estudia en la Patrística la enseñanza sobre la asociación o relacción con los herejes, observamos que nuestros Santos Padres son especialmente austeros y categóricos en su prohibición de comunión con herejes o cismáticos en cuestiones de culto y oración común. Las referencias patrísticas sobre la cuestión son innumerables. No vamos a hacer referencia a los testimonios de la Patrística ene ste artículo sino a la tradición canónica d ela Iglesia Ortodoxa sobre la cuestión de la oración en común con herejes; en otras palabras, nos centraremos en la adherencia (akrivia) a los Sagrados Cánones.

¿Qué es oración común es y qué no lo es?


Pero, ¿qué significa el término "oración común"? En la antigua literatura griega, según John Stamatakos, el término " συνεύχομαι " significa "deseo (orar) en común con alguien; sumo a mis deseos los suyos" . En la literatura Patrística, según G. W. H. Lampe el término "συμπροσεύχομαι" significa "orar juntos, orar con ", mientras que el término " συνεύχομαι " significa "Yo rezo con" (orar junto con )

Además, podemos decir que tenemos un caso de "oración común" cuando :

1. Hay coincidencia en el lugar y el tiempo de la oración.

2. Hay un deseo común y el mismo fin de realizar la oración.

3. Que participen en el desarrollo de la oración , siguiendo el mismo esquema común de culto; es decir, cuando el contenido de la bendiciones o himnos es común; cuando hay una respuesta común a las peticiones u oraciones del presidente, y también cuando los clérigos llevan las vestiduras litúrgicas propias de la oración

4. En conclusión: Cuando , con nuestra posición global ( palabras , obras y comportamiento ), nos esforzamos para dar la impresión a otros de que nosotros también tenemos el deseo de participar en su adoración.


Siguiendo lo anteriormente dicho no podemos decir que hay oración común en el caso de que alguien observe una determinada ceremonia religiosa con finalidad científica, turística o social.

Los Sagrados Cánones relativos a oración común con herejes

Los Sagrados Cánones de la Iglesia con autoridad universal sobre la cuestión de la oración común son lso siguientes:

1. Cánon 10 de los Santos Apóstoles: Si uno reza con uno que no puede recibir la Comunión aunque sea en una casa particular, sea excomulgado él también.

2. Canon 11 de los Santos Apóstoles: Si uno que pertenece al clero, reza con otro que fue destituido, que el mismo sea destituido.

3. Canon 45 de los Santos Apóstoles: Si un Obispo, sacerdote o diácono se une a la oración de los herejes que sea destituido, y si ellos permiten que un hereje realice las funciones de clérigo en una Iglesia, sea excomulgado.

4. Canon 65 de los Santos Apóstoles: Si alguien del clero o un laico, entra en una sinagoga judía o casa de reunión de los herejes y reza con ellos, que sea destituido del orden sagrado y sea excomulgado.

5. Canon 70 de los Santos Apóstoles: Si un Obispo, sacerdote o diácono, o alguien perteneciente al clero, ayuna con los judíos o celebra con ellos, o acepta de ellos ofrendas de sus fiestas, como el pan ácimo o algo semejante, que sea destituido y si es un laico, que sea excomulgado.

6. Canon 71 de los Santos Apóstoles:
Si un cristiano lleva aceite a un templo pagano o a una sinagoga judía, o si enciende lámparas en esos sitios sea excomulgado.

7. Canon 6 de Laodicea: Los herejes que persisten en su herejía no deben entrar en la casa de Dios.

8. Canon 9 de Laodicea: Que no les sea permitido a las personas que pertenecen a la Iglesia dirigirse a los cementerios de los herejes o a sus llamados lugares martiriales con el pretexto de orar o recibir curación. Si los fieles concurren allí que sean excomulgados por cierto tiempo, aquellos que se arrepientan y confiesen su pecado, que sean admitidos en la comunión.

9. Canon 32 de Laodicea: No se permite aceptar las bendiciones de herejes, que son tonterías, no bendiciones.

10. Canon 33 de Laodicea: No se debe orar junto con herejes o cismáticos.

11. Canon 34 de Laodicea: Ningún cristiano debe abandonar a los Mártires de Cristo y venerar a los pseudo mártires de los herejes o que hayan sido herejes ellos mismos. Ellos están alejados de Dios y, por consiguiente, quienes se acerquen a ellos están anatematizados.

12. Canon 37 de Laodicea: No se deben guardar las fiestas de los judíos ni de los herejes, ni recibir de manos de ellos ofrendas de sus festividades.

13. Canon 9 de Timoteo de Alejandría: ¿Puede el sacerdote, elevar sus oraciones en presencia de arrianos o de otros herejes? Durante la divina anáfora el diácono dice: “Aquellos que no estén en comunión, salgan fuera” Por lo tanto los herejes no pueden estar presentes salvo que hayan notificado su intención de arrepentirse y abandonar la herejía.

14. Canon 2 del Concilio de Antioquía: Aquellos que entren en el templo y escuchen las Sagradas Escrituras, pero no participen de la oración con el pueblo o desprecien la comunión de la Sagrada Eucaristía por alguna irregularidad, sean excomulgados hasta que se confiesen y demuestren frutos de arrepentimiento y pidan perdón para poder recibirlo. Decretamos que no se puede estar en comunión con los excomulgados, ni reunirse en oratorios con ellos, ni corresponde recibir en una iglesia a queines se alejan de otra. Si algún Onispo, presbítero o diácono, o algún miembro del clero es descubierto en comunión con un excomulgado, que sea él también excomulgado por producir confusión en el orden eclesiático.

En un simple examen de estos cánones, el siguiente resultado evidente:

1. Para los Padres, la cuestión de comunicarse con herejes en el contexto de oración y culto divino es de extrema importancia, desde un aspecto espiritual. Esto se hizo evidente, por el gran número de cánones que tratan de la cuestión.

2. La cuestión de oración en común con herejes ha sido preocupante para la Iglesia en todo momento. Por eso los cánones prohibitivos abarcar todo el período en que se está formando su corpus jurídico.

3. Igualmente obvio es el hecho de que las infracciones de estos cánones eran frecuentes. Sin embargo, la Iglesia persiste; ella vuelve y reformula las mismas prohibiciones.

4. Los cánones son explícitos, absolutos y categóricos al prohibir la participación en la oración común y el culto con herejes y cismáticos.


Si estos son los cánones por los que se rige la Santa Iglesia Ortodoxa, ningún fiel, monje o monja, diácono, sacerdote u obispo puede participar en ninguna de las llamadas reuniones de oración común y menos aún que dichas reuniones sean celebradas en los templos ortodoxos.


Dichos cánones promulgados en los Concilios Ecuménicos fueron promulgados por los Padres asistidos e iluminados con la gracia del Espíritu Santo y negar su validez es negar la asistencia del Espíritu Santo al Concilio Ecuménico.


De la misma forma negar un canon supone que cualquier canon puede ser negado aduciendo motivos tan peregrinos como el cambio del contexto histórico.


Esta prohibición rigurosa de los Canónes de los Concilios Ecuménicos y locales, así como el consenso de los Santos y Padres sobre el tema no quita que deba de existir un diálogo teológico por el cual se pueda confirmar y exponer con claridad la fe Ortodoxa, así como la cooperación en distintos campos dentro de la sociedad.

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