martes, 19 de enero de 2010

POR QUÉ NO PARTICIPAMOS EN LAS REUNIONES DE ORACIÓN QUE SE ORGANIZAN EN EL LLAMADO "OCTAVARIO POR LA UNIÓN DE LOS CRISTIANOS" II

1. Roma se fue de la Iglesia Ortodoxa Indivisa con la intención no solo para tener autonomía sino por la primacía universal proclamándose “católica” en esta acepción.

2. La Iglesia reformada es parte de la casa romana con el mismo deseo de autonomía, dividiéndose automáticamente en una multitud de iglesias y capillas con la misma preocupación y el deseo loable de reencontrar la fuente auténtica, pero sin llegar a la fuente viva, aferrándose simplemente bien pronto a la fuente textual

¿Cómo se puede llevar a cabo la unidad de los cristianos?

Es muy sencillo: Volviendo a la casa del Padre. Por etapas, o directamente los más valientes.

Esto exige humildad a Roma. Lo que posiblemente és difícil pues ella ha caído aún más bajo. El barco aún que esté en un terrible naufragio todavía tiene la popa por encima de las aguas y un paso suficiente para tener ilusión.

No se puede reducir las diferencias ni a puntos de doctrina que los queríamos ver como secundarios, ni a las diferencia históricas, políticas o culturales que serán asumibles, perdonables o olvidadas.

No podemos de ninguna forma, paradoxalmente y escandalosamente ( a primera vista solamente), reunirse sobre preceptos evangélicos como es propuesto siempre lógicamente por las asambleas acostumbradas después de siglos de fundamentarse sobre la “sola scriptura”.

Se trata de cosas bien profundas, bien encarnadas, se trata de un modo de vida, de una percepción, de una sensibilidad, de un modo de ser en el mundo. No se trata de exegesis de textos, ni del mismo retorno a los textos primitivos. Se trata de un modo de estar presente en lo divino que no concierne únicamente a los sabios teólogos sino a las personas sencillas. Una forma de estar delante de Dios y de vivir su vida de cristiano. Y esto, ninguna reunión la más bien intencionada no lo podrá tener. Es el “ordo” de la Tradición, es decir, de lo que se ha transmitido durante siglos.

¿Es que el tiempo es insuperable? No, la humildad, el amor, escuchar, la confianza y la audacia de cambiar con el tránsito obligado por la inseguridad del salto, que permite ir, o mejor, volver a casa.Propongo como tema de la semana por la unidad de 2011 el retorno del hijo pródigo a la Casa del Padre que es también la de la Madre de todos, la Iglesia Ortodoxa de siempre.

Jean-Claude López.-Gistiny

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