Condaquio I
Venid creyentes y
alabemos a Andrés el Apóstol, el hermano de Pedro, el primero de entre los
llamados, el que imitó en su pasión a Cristo subiendo como Él a la cruz; venid
creyentes y alabémosle porque sacó a los paganos del error de los ídolos convirtiéndolos
a Cristo mediante el Santo Bautismo y digámosle:
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Icos I
Oh Andrés, Predicador de Cristo, por el don que te fue concedido de lo alto
purifica mi alma atormentada por multitud de pensamientos pecaminosos, para que
limpio de toda mancha pueda cantarte diciendo:
Alégrate, tú que te convertiste de pescador en Apóstol.
Alégrate, tú que
tuviste como primer maestro a San Juan Bautista.
Alégrate, tú que
fuiste el primero en ser elegido por el Redentor de entre el grupo de los Apóstoles.
Alégrate, porque
lleno de fe te convertiste en discípulo de Cristo.
Alégrate, tú que
llevaste a tu hermano Pedro al Salvador.
Alégrate, pues con
el coro de los Apóstoles seguiste al Señor.
Alégrate, tú que
eres el primero de los Apóstoles.
Alégrate, pues
conservaste hasta la muerte en la cruz en tu alma el amor de Dios.
Alégrate, tú que
lleno de este amor, anunciaste a multitud de naciones a Cristo, el dador de
Alégrate, pues en
medio de tus trabajos apostólicos sufriste multitud de tribulaciones.
Alégrate, tú que
fuiste golpeado por los impíos con piedras y palos.
Alégrate, tú que
fuiste mordido por los salvajes de afilados dientes.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio II
Siguiendo la
promesa hecha al Señor, con las redes del Evangelio Divino, sacaste del abismo
del error a multitud de pueblos. El que de pescadores de peces os convirtió en
pescadores de hombres, os enseñó a pescarlos para la verdadera fe. Por eso
llenos de alegría decimos al que es nuestro Dios: ¡Aleluya!
Icos II
A ti que conoces
los misterios inenarrables de Cristo, y puedes por ello predicárnoslos; a ti
que recibiste desde los cielos el don del Espíritu Santo y hablas con palabras
inefables; A ti te alabamos diciendo:
Alégrate, tú que
recibiste el día de Pentecostés al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
Alégrate, tú que
extendiste incansablemente el Evangelio por muchas naciones.
Alégrate, pues
habiendo sido desgarrado por los paganos fuiste curado por Cristo.
Alégrate, tú que
de entre los mejores y más piadosos cristianos consagraste obispos y
sacerdotes.
Alégrate, pues en
tu labor misionera por pueblos y ciudades convertiste a las gentes a la
verdadera fe.
Alégrate, pues el
martirio fue la corona por tus muchos años de predicación evangélica.
Alégrate, tú que
fuiste crucificado cabeza abajo por los paganos incrédulos.
Alégrate, pues tu
santa alma fue llevada a los cielos.
pues Cristo te
coronó con una corona preciosa e inmarcesible.
Alégrate, pues todos
los coros de los ángeles cantaban himnos de gloria mientras eras coronado.
Alégrate, pues
fuiste llevado al palacio celestial por los Ángeles y los Santos.
Alégrate, tú que
lleno de humildad glorificas a
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio III
Lleno de sed
divina corriste a responder a la llamada del Redentor, oh Santo Apóstol Andrés
y bebiste en sus enseñanzas como el ciervo que se sacia en los manantiales de
agua pura, predicando después a Cristo, verdadero Dios, a todos. Por ello te
decimos: ¡Aleluya!
Icos III
Alégrate, tú que
alabas en el cielo a Dios junto a su purísima Madre.
Alégrate, tú que, junto
a los Ángeles y los Santos, cantas continuamente himnos a
Alégrate, tú que
eres nuestro guardián y protector.
Alégrate, tú que eres
nuestro intercesor ante la santísima Madre de Dios.
Alégrate, tú que
eres nuestro intercesor delante del trono del Señor.
Alégrate, servidor
de los Misterios de Cristo.
Alégrate, predicador
de la fe que nos dio nuestro Señor.
Alégrate, tú que nos
iluminas con el conocimiento celestial.
Alégrate, tú que
nos enseñas la verdadera fe ortodoxa.
Alégrate, tú que
nos traes a Jesucristo.
Alégrate, tú que
pisoteas a Satán.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio IV
Tomando en tus
manos
Icos IV
Los templos
paganos fueron convertidos en Iglesias de Dios, oh bienaventurado Apóstol
Andrés, y en ellas santificaste a los hombres por medio del Bautismo
convirtiéndolos por él en hijos de Dios, renovados por medio del agua y del don
del Espíritu Santo. Por ello te alabamos diciendo:
Alégrate, tú que durante
tu martirio escuchaste los himnos celestiales.
Alégrate, pues
crucificaste las cosas de este mundo para que en ti habitara Jesucristo.
Alégrate, pues por
ti fue vencida la oscuridad.
Alégrate, pues por
ti fue iluminada la humanidad.
Alégrate, tú que
unido a Dios has sido deificado.
Alégrate, tú que
subiste al cielo por la santa escalera de la cruz.
Alégrate, tú que
has sido iluminado con la luz increada.
Alégrate, pues has
llevado a Dios a los hijos de este mundo.
Alégrate, divino servidor
de
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio V
Al conocer el
misterio de Cristo, Glorioso Andrés, fuiste corriendo a anunciárselo a tu
hermano Pedro y una vez que lo habías encontrado le dijiste: ¡He encontrado al
que esperábamos!, mostrándole el conocimiento del Espíritu, por ello cantamos a
Dios diciendo: ¡Aleluya!
Icos V
Con la red de las
Divinas Palabras, pescaste del abismo a los peces racionales, oh dichoso
Apóstol, sirviéndolos en la mesa de Cristo como alimento puro e iluminado, por
ello te decimos:
Alégrate, oh Andrés,
dulzura de la razón.
Alégrate, divino
deleite de la humanidad.
Alégrate, pues por
ti la fe se extendió.
Alégrate, pues
comparadas con el amor de Dios consideraste las cosas de este mundo como basura.
Alégrate, pues te
serviste de múltiples modos para salvar a muchos.
Alégrate, vaso
escogido de la sabiduría de Dios.
Alégrate, dulce
mensajero del Logos.
Alégrate, divino
ungüento para los ciegos.
Alégrate, milagrosa
medicina para los enfermos.
Alégrate, pregonero
de las palabras divinamente inspiradas.
Alégrate, pues nos
abres el entendimiento iluminándolo con la luz de Cristo.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio VI
Puente que nos
conduce a Dios, luz brillante del Espíritu que habitaba dentro de ti por
voluntad divina y que te reveló como predicador de las cosas inefables, oh
glorioso Apóstol Andrés, por ti, nosotros cantamos a Dios diciéndole: ¡Aleluya!
Icos VI
Abandonando las
redes de pescador y tomando la cruz seguiste a Cristo que te llamó y lanzando
las redes del Espíritu, pescaste hombres en vez de peces. ¡Gloria al Espíritu
Santo que te fue dado y al que recibiste! Por eso te alabamos diciendo:
Alégrate, tú que
nos revelas
Alégrate, tú que
nos muestras las Palabras divinas del Evangelio.
Alégrate, divino
tesoro de los tesoros celestiales.
Alégrate, tú que
enseñas a los maestros desterrando los falsos conocimientos.
Alégrate, pues
aceptaste con gozo las tierras que te fueron encomendadas para tu predicación
del Evangelio.
Alégrate, pues
hiciste grandes milagros entre los débiles.
Alégrate, tú que
disipaste la oscuridad de la antigua ley.
Alégrate, firme
columna de la verdad.
Alégrate, tú que
nos enriqueces con sabias y divinas palabras.
Alégrate, tú que
con paciencia anunciantes el Evangelio a los paganos convirtiéndolos en fieles
creyentes.
Alégrate, templo
venerable de
iglesia para tus
hijos espirituales.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio VII
Conseguiste al que
anhelabas, bienaventurado apóstol Andrés y ahora habitas con Él en las moradas
celestiales después de haber cosechado las gavillas de tus esfuerzos
evangélicos; por ello glorificamos a Dios diciendo: ¡Aleluya!
Icos VII
Lleno de amor
seguiste al Soberano de todas las cosas hasta la muerte en la cruz. En todo
seguiste los consejos evangélicos y no hubo nunca engaño en tu boca; por eso,
bienaventurado Apóstol Andrés te decimos:
Alégrate, tú que
predicaste sobre la grandeza insondable de Dios.
Alégrate, tú que
nos guías en la comprensión de los misterios divinos.
Alégrate, bendito
predicador del Paráclito.
boca sellada con
el fuego divino.
Alégrate, tú que
desbaratas a los sabios de este mundo.
Alégrate, tú que
pisas los demonios que habitan en los falsos ídolos.
Alégrate, tú que
nos ofreces el Reino celestial.
Alégrate, tú que
anuncias los misterios de Cristo.
Alégrate, lengua
de fuego que habla sobre las cosas divinas.
Alégrate, ruiseñor
celestial que canta con dulzura el Evangelio de Cristo.
Alégrate, tú que
deleitas nuestros oídos con las Palabras divinas.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio VIII
Por el don que te
fue concedido por Dios, derribabas a los espíritus demoniacos con la fuerza de
tu palabra inspirada. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo devolvías la
salud a los enfermos y apaciguabas las pasiones del alma; agradecidos por ello
decimos a Dios llenos de alegría: ¡Aleluya!
Icos VIII
Nos invitas al
banquete de tu conmemoración y pones sobre la mesa los platos de tus luchas y
trabajos por el Evangelio sazonados con la sal de Cristo. Dulces son para
nosotros tus palabras sobre las enseñanzas celestiales; por eso llenos de fe te
decimos:
Alégrate, tú que
iluminas a los que andaban en las tinieblas del paganismo.
Alégrate, recto
camino para los extraviados.
Alégrate, tú que
has visto y escuchado a Cristo.
bienaventurado
confesor de la pasión de Cristo.
Alégrate, testigo
de los milagros del Salvador.
Alégrate, tú que
anuncias a todos los pueblos su gloriosa Resurrección.
Alégrate, tú que
nos traes la fe ortodoxa.
Alégrate, tú que
nos muestras la gloria que le espera a los justos.
Alégrate, tú que
nos revelas los tormentos reservados para los pecadores.
Alégrate, tú que
anuncias a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
Alégrate, tú que
has contemplado a Dios.
Alégrate, tú que
escuchas lo que las gentes no oyen.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio IX
Se te mandó subir
al monte Sion, oh Apóstol Andrés, y tomando la copa de la salvación la bebiste
con alegría pasando de la muerte a la vida divina con Cristo al que cantas: ¡Aleluya!
Icos IX
El fuego del
Espíritu descendió desde el cielo sobre ti, Andrés, bienaventurado Apóstol de
Cristo, y te concedió el don de hablar en lenguas que no conocías para predicar
sus glorias hasta los confines del mundo. Nosotros asombrados ante tan gran
misterio te alabamos diciendo:
Alégrate, tú que
predicaste
Alégrate, pues
mandas al hades a los demonios.
Alégrate, tú que
estás lleno de los frutos del Espíritu Santo.
Alégrate, tú que
estás lleno de sus dones.
Alégrate, pues por
ti se nos reveló
pues por ti se
glorificó su indivisible unidad.
Alégrate, milagrosa
fuente que dispensa la salud a los creyentes.
Alégrate, tú que
infringes dolorosas heridas a los demonios.
Alégrate, lámpara
que contiene
guía y luz de los
ciegos.
Alégrate, tú que
iluminas con el Evangelio a toda la tierra.
Alégrate, tú que
vences a los enemigos de
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio X
¿Quién te enseño a
hablar con tales palabras?, ¿Quién iluminó tu mente para ver claramente el rayo
de la gloria divina que nos ilumina nuestros corazones con la luz de
Icos X
La razón humana es
desbaratada con tu divina predicación que extiendes por todo el orbe. A ti que
conoces los misterios de Cristo y que contemplas las cosas celestiales, a ti el
primer llamado de entre los doce Apóstoles por el Señor te decimos:
Alégrate, tú que
continuamente intercedes por nosotros ante Dios.
Alégrate, porque
por medio de tus santas oraciones Dios nos concede su infinita misericordia.
Alégrate, pues con
tu ayuda el pérfido Satán es expulsado lejos de nosotros.
Alégrate, tú que
apartas de nosotros los malos pensamientos y las enfermedades del cuerpo y del
alma.
Alégrate, brillante
perla de Cristo.
timonel que guías
a los que navegan sobre las aguas.
Alégrate, compañero
de viaje de los que caminan por la tierra.
Alégrate, ayuda de
los que te invocan cuando vuelan por el aire.
Alégrate, tú que
nos ofreces el alimento de las buenas obras.
Alégrate, tú que
ruegas con nosotros por nuestra salvación.
¡ Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio XI
El soplo del
Espíritu Divino te condujo hasta tierras lejanas plantando la cruz en los
extremos del Orbe y alcanzando hasta allí el pregón del Evangelio de Jesucristo
al que cantabas en medio de las gentes diciendo. ¡Aleluya!
Icos XI
Portador de
Alégrate, estrella
más luminosa que el sol.
Alégrate, lámpara
que brillas con rayos de oro.
Alégrate, dispensador
de los dones divinos a los creyentes.
Alégrate, ayuda en
las tribulaciones de los monjes afligidos.
Alégrate, tú que
expulsas a los demonios.
Alégrate, refulgente
belleza de
Alégrate, morada
venerable de Cristo.
Alégrate, joya del
Colegio Apostólico.
Alégrate, vencedor
de los crueles martirios.
Alégrate, fuente
de alegría para los justos.
Alégrate, alabanza
de los Santos.
Alégrate, tú que
intercedes y proteges a los cristianos ortodoxos.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio XII
Voluntariamente
aceptaste los martirios y como fiel Discípulo del Divino Maestro al que
seguiste, subiste lleno de alegría a la cruz, camino que te condujo al cielo
donde eres tres veces Bienaventurado. Llenos de alegría por tu intercesión,
cantamos Dios diciendo: ¡Aleluya!
Icos XII
Los pueblos, iluminados
por tu predicación evangélica, fuimos llevados de la tierra a las moradas
celestiales y dejando de servir al maligno enemigo, nos convertimos en
ciudadanos del cielo compartiendo la gloria de Dios junto con los ángeles.
Contemplando tus innumerables méritos te decimos:
Alégrate, Apóstol
Andrés, amado por los creyentes.
Alégrate, tú que
expulsas las herejías.
Alégrate, tú que
nos ayudas a guardar la pureza del cuerpo.
Alégrate, flor
hermosa y perfumada del Paraíso.
pues tus oraciones
son como una escalera que nos conduce al cielo.
Alégrate, arma
invencible del pueblo cristiano.
Alégrate, tú que
acompañas a los piadosos ejércitos intercediendo por su victoria frente a los
enemigos.
Alégrate, tú que
nos proteges de los peligros de los incendios.
Alégrate, tú que
nos libras de los engaños del enemigo.
Alégrate, tú que
nos ayudas por medio del arrepentimiento a salvar nuestras almas.
¡Alégrate, Santo Apóstol Andrés!
Condaquio XIII
Oh glorioso y
milagroso, santo y alabado Apóstol Andrés, con los ojos llenos de lágrimas
corremos presurosos a pedir tu ayuda para que intercedas por nosotros con tus
oraciones y nos veamos libres de los sufrimientos eternos. Oh Bienaventurado,
haznos dignos de la alegría del Paraíso para que junto a ti cantemos a Dios
diciendo: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Se repite el icos y el condaquio I
Oración
Señor y Dios
nuestro, creador nuestro y de todas las cosas, no apartes tu divino rostro de
nosotros los pecadores; líbranos de tu terrible ira de la que somos merecedores
por nuestros innumerables pecados que día a día hemos cometido. Nos reconocemos
pecadores, miserables y llenos de maldad, más tu eres
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