lunes, 29 de noviembre de 2021

NOS HAN ROBADO LA NAVIDAD




Es muy triste contemplar lo que está sucediendo estos días en nuestras ciudades y pueblos. Cada vez se adelanta más el encendido de miles de bombillas y cuya única finalidad no es más que incitar al consumo con vistas al 24 de diciembre y el 6 de enero. No es cuestión de hacer un análisis demasiado exhaustivo, solo veamos algunos puntos.
Si nos fijamos en esa ornamentación urbana en las principales calles comerciales descubrimos luces que igual podrían ponerse en Hogueras, Moros y Cristianos o en la feria de abril, quitando alguna que otra estrella de nieve.
Hagamos un recorrido por las películas de supuesta temática navideña que ya se cuelan en los distintos canales de TV y sus diversas plataformas. El hilo argumental de las mismas se desarrolla en torno a dos ejes:
- Duendes, elfos, y su jefe gordinflón y vestido de rojo, al que, aunque en inglés se le llame Santa o Santa Klaus, en español, invariablemente se traduce por “Papa Noel”
- Solteronas que se enamoran de papis guapos y generalmente viudos y con hijos, o deseos cumplidos por muy disparatados que sean, terminando en un pasteleo intragable el día 25 de diciembre, en torno a un pavo mejor o peor horneado.
Si nos detenemos en los anuncios, que es el mayor programa de la TV, vemos que la mayoría son de colonias caras, comida especial, juguetes, juguetes y más juguetes.
La decoración “invernal”, preferentemente victoriana o escandinava, con abundancia de luces led, renos, ardillas, conejos, dorados “brilli-brilli”, verdes y rojos, los soldados de “Cascanueces” (La inmensa mayoría de los que los ponen en sus casas no saben que es un ballet) y el dichoso personaje de rojo en sus múltiples versiones. Ni un nacimiento, ni un Niño Jesús.
Si tenemos la paciencia de hacer la pregunta ¿Qué es la Navidad? a los niños, en una inmensa mayoría, la respuesta será que la Navidad es tiempo de regalos y juguetes, vacaciones y poco más. Los mayores se contentan con un “Tiempo de paz y felicidad” aunque tengan la tarjeta de crédito temblando por los gastos.
El cambio sistemático, del saludo “felices fiestas” abandonando el “Feliz Navidad”.
El Adviento, no existe y todo lo más es una sucesión interminable de cenas de empresas, de amigos, del grupo de encaje de bolillos, etc. etc.
Decir mentiras es un pecado, por lo que no vale decir que no caemos en ninguna de estas trampas. Hagamos examen de conciencia.
Hace un momento me daban una buena idea que creo que se podría poner en práctica estos días de diciembre antes del día santo de la Navidad. A partir de mañana, día 1 de diciembre, comenzar a leer un capítulo del Evangelio de San Lucas, de forma que el día 24 leamos el último. Podría ser muy interesante sobre todo si hay niños. Después de cenar, toda la familia se reúne, enciende una vela ante el icono de Cristo y se lee en familia, de manera que seamos conscientes al llegar el día de Navidad de la fiesta que vamos a celebrar y de lo que supone Cristo en nuestras vidas.

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