Condaquio I
Oh Mártir Catalina, digna de alabanza, con
tu ciencia y sabiduría recibida como un don de Dios, asombraste a los sabios de
tu tiempo y superaste con tu elocuencia a los oradores paganos; nosotros te
traemos nuestros cantos de victoria para que por tus oraciones nos veamos
libres de las tentaciones de nuestros enemigos y podamos cantar:
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Icos I
Imitaste y amaste profundamente a la
Soberana Madre de Dios y te has mostrado digna de su amor, oh sapientísima
Catalina, y ayudada por la gracia del Espíritu Santo, renunciaste a todo deseo
terrenal comprometiéndote con el Esposo Divino para alcanzar la vida celestial
y por ello te cantamos:
Alégrate, paloma sapientísima.
Alégrate, dulce ruiseñor.
Alégrate, belleza imperecedera.
Alégrate, hermosa cordera.
Alégrate, mente privilegiada.
Alégrate, virgen castísima.
Alégrate, doncella dulce y sabia.
Alégrate, corazón fuerte e impecable.
Alégrate, alabanza de los sabios.
Alégrate, dulzura de las madres.
Alégrate, consuelo de los pobres.
Alégrate, defensora de los ancianos.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio II
Renunciado a las glorias de este mundo y a
la riqueza paterna, viviste una vida pura, oh Santa Mártir Catalina,
comprometiéndote con la recta fe y tomando el camino de Cristo a quien adorabas
cantando: ¡Aleluya!
Icos II
Al llegar a los dieciocho años, tu belleza
atrajo a muchos jóvenes que deseaban casarse contigo, más tú los rechazabas con
palabras sapientísimas, reprendiéndose a ellos mismos por su incompetencia;
nosotros alabamos tu prudencia diciendo:
Alégrate, la más hermosa de las jóvenes.
Alégrate, entre ellas, la más rica.
Alégrate, llena de virginal riqueza.
Alégrate, pórfido que adorna el
conocimiento.
Alégrate, corona que premia la dignidad.
Alégrate, fortalecedora de los buenos
hábitos;
Alégrate, oradora superior a los retóricos
paganos.
Alégrate, juez que juzga sobre los jueces
terrenales.
Alégrate, invencible en consejos y guía.
Alégrate, luz que humilla los ojos de los
insensatos.
Alégrate, tesoro de divino conocimiento;
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio III
Rechazaste los ídolos paganos sin poder
creer que esas imágenes modeladas y esculpidas por manos humanas pudieran ser
los creadores del cielo y la tierra; fuiste iluminada por el Espíritu Santo y
conociste al Dios verdadero y postrada humildemente ante Él cantaste: ¡Aleluya!
Icos III
Los eruditos se reunieron a instancias del
emperador, para apartarte de tu fe y viendo como rechazabas el culto a los
ídolos, te pidieron que te presentaras ante ellos. Disputando con el más sabio,
te mostraste superior a todos ellos; asombrados por tu santa elocuencia te
decimos:
Alégrate, adoradora del Dios verdadero.
Alégrate, discernimiento de la verdadera
religión.
Alégrate, iluminación de los inmersos en las
herejías.
Alégrate, maestra de los perdidos
Alégrate, arma de la verdad divina.
Alégrate, causa de la caída del engaño de
los ídolos.
Alégrate, prueba de su desamparo.
Alégrate, digna de todo honor.
Alégrate, porque con tu sabiduría has
ahuyentado el pensamiento errático.
Alégrate, porque el Altísimo te nos ha
dado como regalo.
Alégrate, tú que conoces la santidad
celestial;
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio IV
Las bocas de los herejes que antes
blasfemaban contra la Iglesia de Cristo se abrieron entonces, por primera vez,
para bendecir tu voz virginal, y despreciando las ideas de los idólatras, confesaron
que Dios es uno mientras cantaban: ¡Aleluya!
Alégrate, mártir gloriosa.
Alégrate, esposa virgen.
Alégrate, mártir invencible.
Alégrate, adorno de la Iglesia.
Alégrate, voz de Dios.
Alégrate, sierva de la ortodoxia.
Alégrate, corona de la enseñanza.
Alégrate, gloria de Alejandría;
Alégrate, defensora de esa ciudad.
Alégrate, tesoro de milagros.
Alégrate, reprensión del emperador.
Alégrate, maestra de la emperatriz Augusta.
¡Alégrate, oh Catalina, gran mártir de
Cristo!
Condaquio V
El corazón de Constantino, tu padre, se
entristeció al ver como rechazabas a los dioses que él veneraba y predicabas a
un Dios desconocido. Maximiano quería profundizar en el paganismo por medio de
los maestros más eruditos de su tiempo y grande fue su asombro al ver que ellos
se inclinaban ante tus palabras y cantaban a Dios: ¡Aleluya!
Icos V
Los jueces injustos, al conocer tu fe en
Cristo, decidieron que fueras castigada y soportando los más amargos tormentos,
los sufriste glorificando el nombre de nuestro Señor Jesucristo y de su
Santísima Madre que se te apareció en una visión. Nosotros, alabando la fuerza
de tu fe, te decimos:
Alégrate, vencedora sobre de los jueces
tiránicos.
Alégrate, reprensión de la herejía.
Alégrate, tú que brillaste en medio del
pueblo.
Alégrate, porque con tus tormentos venciste
el paganismo
Alégrate, porque la esperanza de la
salvación te llenó de felicidad.
Alégrate, porque con tu paciencia los has derrotado
Alégrate, porque por tu amor a Dios no has
sentido los dolores.
Alégrate, porque tus palabras callaron a
los paganos.
Alégrate, pues tu juventud resplandecía
llena de sabiduría.
Alégrate, tú que saliste victoriosa del
martirio.
Alégrate, pues por tu sufrimiento te has
convertido en una fuente de sanación.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio VI
Llenos de profunda humildad te traemos
cantos de acción de gracias, a ti que te has sacrificado, llena de amor a
Cristo, por la fe verdadera. Oh Mártir Gloriosa, recibe nuestra oración y sana
nuestras dolencias para que, junto contigo, bendigamos a Dios cantándole:
¡Aleluya!
Icos VI
Los más de cien eruditos que escucharon
las palabras con las que interpretaste el Evangelio de Cristo, iluminados por
el Espíritu Santo, se hicieron cristianos, y el emperador, aterrorizado por
este milagro, ordenó que fueran quemados, no fuera que difundieran la fe
cristiana allí donde fueran. Así fue glorificada esta multitud de sabios que te
cantan así.
Alégrate, Catalina, por los martirios que
sufriste.
Alégrate, iluminadora sapientísima
Alégrate, auxilio en nuestras necesidades.
Alégrate, flor de sobrecogedora belleza.
Alégrate, bondad que borra nuestras
preocupaciones
Alégrate, heroína victoriosa
Alégrate, paciente en los martirios.
Alégrate, alabada por cantos resonantes;
Alégrate, mártir de la que brotan los
milagros.
Alégrate, lirio de hermoso perfume.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio VII
Los coros de los ángeles viendo la
multitud de mártires ardiendo en medio de las llamas, los recibió con cánticos,
y tú, Santa Mártir Catalina los seguiste padeciendo terribles tormentos, por lo
que te recordamos llenos de devoción cantando a Dios: ¡Aleluya!
Icos VII
Todos se maravillaron ante la gran
paciencia que demostraste, permaneciendo firme en la confesión de la fe de que
Dios es uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad única e indivisible a la
que confesamos y adoramos; y a ti, su testigo insigne, te decimos:
Alégrate, pues predicaste al Padre
celestial.
Alégrate, pues adoraste al Hijo y Verbo de
Dios.
Alégrate, discípula del Espíritu Santo.
Alégrate, confesora de la Trinidad.
Alégrate, portadora de la fe de la Santa
Cruz.
Alégrate, seguidora de la pasión de Cristo.
Alégrate, buen intérprete del Santo
Evangelio.
Alégrate, receptora del bautismo de Dios.
Alégrate, oyente de la Madre de Dios.
Alégrate, hija de la Iglesia ortodoxa.
Alégrate, una con los poderes celestiales.
Alégrate, digna guardiana de los
cristianos.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio VIII
Tu Esposo celestial te amó dulcemente, oh
alabadísima Mártir, y te presentaste ante Él adornada de toda clase de
virtudes. Él te hizo un vaso escogido para fortalecer la fe de muchos,
iluminando a los incrédulos que aprendieron a cantar a Dios: ¡Aleluya!
Icos VIII
Sana las heridas de nuestras almas, oh
Gran Mártir, pues grandes son nuestros sufrimientos y ruega por nosotros a
Cristo para que nos libere de las tentaciones y peligros con los que nos
aterroriza el enemigo; sabiendo que eres nuestra rápida intercesora frente a
los enemigos, te decimos:
Alégrate, pues tus oraciones nos libras de
los enemigos.
Alégrate, rápida defensora en los
peligros.
Alégrate, protectora frente a los venenos.
Alégrate, sanadora de males incurables.
Alégrate, pues nos libras de los encantos
y hechicerías.
Alégrate, tú que disipas los engaños.
Alégrate, tú que derrotas las herejías.
Alégrate, fuerte guardiana frente a los
problemas.
Alégrate, tú que proteges los matrimonios
Alégrate, tú que reconcilias a los
enemigos.
Alégrate, tú que solucionas los problemas.
Alégrate, tú que sanas a los enfermos.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio IX
Te has entregado al Salvador como una rama
de palmera, adornando a la Iglesia con tu victoria gloriosa y con tu sangre
virginal has lavado el oprobio de los fieles y hasta los perseguidores se
avergonzaban al ver la gloria de tus maravillas, y cantaban a Dios: ¡Aleluya!
Icos IX
La tierra se llenó de dulce fragancia,
recibiendo tu cuerpo, y el cielo se regocijó al ver que tu espíritu se elevaba
hacia él rodeada de los poderes angélicos. Por esta obra gloriosa del misterio
de Dios todos los creyentes te alaban, cantándote así:
Alégrate, ayuda de las vírgenes prudentes.
Alégrate, consuelo de las viudas afligidas.
Alégrate, salvadora de los niños pobres.
Alégrate, protección de los que están en
peligro.
Alégrate, consuelo de los desamparados.
Alégrate, tú que libras a de las mujeres con
parto pesado.
Alégrate, sanadora de los niños enfermos
al nacer.
Alégrate, fortaleza de los bebés débiles.
Alégrate, sustento de los pobres huérfanos.
Alégrate, sosiego de las mentes
turbulentas.
Alégrate, confortadora de los afligidos.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio X
No somos dignos de agradecerte tus buenas
obras, oh Santa Mártir Catalina, porque no hemos hecho nada bueno que nos
acerque al amor de Dios y a nuestro prójimo; escucha nuestra súplica y pide
para nosotros la misericordia de Dios; ruégale que perdone nuestros pecados, y
reciba nuestro arrepentimiento para que podamos cantar: ¡Aleluya!
Icos X
Conoces las innumerables tentaciones del
diablo astuto, oh Santa Mártir, porque fuiste tentada, y saliste victorioso.
Nosotros, que estamos envueltos en las tentaciones, desamparados te rogamos que
nos fortalezcas con tu intercesión, y así lleguemos al arrepentimiento y obteniendo
el perdón de nuestras iniquidades podamos alabarte diciendo:
Alégrate, virgen de inmensa humildad.
Alégrate, ornamento precioso y ensalzado
Alégrate, tesoro repleto de virtudes.
Alégrate, misericordia inquebrantable.
Alégrate, mansedumbre inmutable.
Alégrate, luz de suave belleza
Alégrate, amor inocente y puro
Alégrate, paciencia incesante.
Alégrate, incomparable generosidad.
Alégrate, invencible esperanza.
Alégrate, sanadora bendita.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio XI
Te pusiste por encima de la debilidad de
tu naturaleza, oh Santa Mártir Catalina, fortaleciéndote en la fe de Cristo y
sirviendo al Creador de todas las cosas, y no a la creación. Él te concedió el
don de la curación y la corona angelical, los espíritus inmundos tiemblan ante
ti y alejándolos de las almas cristiana que cantan a Dios: ¡Aleluya!
Icos XI
Los coros de los justos se regocija hoy en
tu celebración, oh Mártir de Cristo, que, de un pueblo pagano y de los cultos
idólatras, viniste a la Iglesia de Cristo, Mártir Sapientísima, sufriendo los
dolores de la rueda y otros tormentos indecibles que te infringieron los
paganos, y que tú sufriste por amor del Salvador del mundo; por esto te
cantamos:
Alégrate, vencedora de los paganos.
Alégrate, tú que deshaces de los malos
hábitos.
Alégrate, pues luchaste por los dones
sagrados.
Alégrate, tú que doblegaste a los idólatras.
Alégrate, tú que te postraste ante la
imagen de Cristo.
Alégrate, pues desbaratas los males
diabólicos.
Alégrate, gloria y alabanza de los mártires.
Alégrate, tú que fuiste puesta sobre la
rueda.
Alégrate, pues has sido atravesada con
clavos.
Alégrate, pues has muerto a espada.
Alégrate, porque has sido ensalzada con
una corona de gloria.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio XII
Venid fieles y honremos a Catalina que
predico a Cristo ante los hombres, pisoteo la serpiente y avergonzó a los
sabios y cantemos a Dios: ¡Aleluya!
Icos XII
Luchaste por la fe y en medio de tu
martirio proclamaste tu amor a Cristo ante los hombres a los que iluminaste con
tu sabiduría, por eso te cantamos:
Alégrate, santa guardiana de los cánones
ortodoxos.
Alégrate, defensora de las leyes de la
iglesia.
Alégrate, digna predicadora del Evangelio
de Cristo.
Alégrate, perseguidora incondicional de
los pecados.
Alégrate, ejemplo de perfecta humildad.
Alégrate, hábil oradora de la gloria
celestial.
Alégrate, oración incansable de los
siervos devotos.
Alégrate, intercesora de los creyentes
ante Dios.
Alégrate, perla preciosa del reino
celestial.
Alégrate, piedra preciosa de la Iglesia.
Alégrate, liberación de los afligidos.
Alégrate, tú que sanas a los enfermos desahuciados.
¡Alégrate, oh Catalina, Gran Mártir de
Cristo!
Condaquio XIII
Oh Sapientísima Catalina, digna Mártir de Cristo,
recibe nuestras oraciones y ruega por nosotros para que Dios nos conceda el
perdón de los pecados, paz, salud y que nos ayudes en toda obra buena para que
podamos cantar a Dios: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Y el icos y el condaquio I
Santo Dios… Santísima Trinidad… Padre
nuestro…
Tropario, tono 5º
Alabemos a la gloriosa y noble Esposa de
Cristo, a Santa Catalina, la guardiana del Sinaí y su defensa que es nuestro
soporte, socorro y ayuda; porque con la espada del Espíritu Santo ha silenciado
brillantemente la astucia de los ateos; coronada como Mártir intercede pidiendo
misericordia para nosotros.
Traducido del rumano por el P Hm Nicolás (Vera)
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