jueves, 11 de octubre de 2007

Día 12 de Octubre Fiesta de la Virgen del Pilar



La tradición, tal como ha surgido de unos documentos del siglo XII que se conservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, cuando los Apóstoles, fortalecidos con el Espíritu Santo, predicaban el Evangelio. Se dice que, por entonces (año 40 después de Cristo), el Apóstol Santiago el Mayor, hermano de San Juan e hijo de Zebedeo, predicaba en España. Aquellas tierras no habían recibido el evangelio, por lo que se encontraban atadas al paganismo.
Los documentos dicen textualmente que Santiago, "pasando por Asturias, llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, el territorio que se llamaba Celtiberia, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres, con los cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche, recorría las riberas para tomar algún descanso".
En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando "oyó voces de ángeles que cantaban y vio aparecer a la Madre de Dios, de pie sobre un pilar de mármol". La Santísima Virgen, que aún vivía, le prometió al Apóstol que el pilar "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio".
Muchos historiadores e investigadores defienden esta tradición y aducen que hay una serie de monumentos y testimonios que demuestran la existencia de una iglesia dedicada a la Virgen de Zaragoza ya en el siglo IV. El más antiguo de estos testimonios es el famoso sarcófago de Santa Engracia, que se conserva en Zaragoza desde el siglo IV, cuando la santa fue martirizada. El sarcófago representa, en un bajo relieve, el descenso de la Virgen de los cielos para aparecerse al Apóstol Santiago.
Asimismo, hacia el año 835, un monje de San Germán de París, llamado Almoino, redactó unos escritos en los que habla de la Iglesia de la Virgen María de Zaragoza, "donde había servido en el siglo III el gran mártir San Vicente", cuyos restos fueron depositados por el obispo de Zaragoza, en la iglesia de la Virgen María. También está atestiguado que antes de la ocupación musulmana de Zaragoza (714) había allí un templo dedicado a la Virgen.
Todo esto nos habla de una tradición de la Iglesia española indivisa que tendríamos que tener en cuenta todos los cristianos ortodoxos que somos españoles o vivimos en España ya que este nombre del Pilar podría ser el título más antiguo de la Madre de Dios en estas tierras y que quizás esté relacionado con el antiguo icono de la Madre de Dios de Hispania presente en el calendario general de la Iglesia Ortodoxa.

Cierta o no cierta, no es mi intención ponerla en duda en estos momentos, al contrario, como cristiano ortodoxo español tomo esta venerable tradición de la Iglesia Hispana en la cual queda presente la protección de la Madre de Dios sobre la Iglesia. Ella es el Pilar firme que la sostiene como frecuentemente aparece en muchos textos de la liturgia y de los Padres. La Madre de Dios es “la columna que guiaba y sostenía día y noche al pueblo en el desierto” (cf Sabiduría 18, 3; Éxodo 13, 21-22). A la salida de la esclavitud de Egipto, en la travesía del desierto, Dios no abandonó a los suyos. El Señor caminaba “delante de ellos”, guiándolos y alumbrándolos, con una columna de nube y de fuego. La Virgen, en el pueblo peregrino que es la Iglesia, es signo permanente de la presencia y de la compañía de Dios. Ella es la que nos anima, como al apóstol Santiago, en el trabajo de dar testimonio con nuestras vidas de nuestra fe en una sociedad si no pagana como aquella, si totalmente indiferente ante el mensaje del Evangelio.

Hoy día de la madre de Dios del Pilar, fiesta nacional, pidámosle a ella que nos guarde y proteja siempre que ilumine a nuestros gobernantes (que bien necesitados están) y guarde y proteja a todos los españoles, ortodoxos o no y a todos los que residen en esta hermosa tierra que fue iluminada por los Santos Apóstoles Santiago y Pablo.

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