lunes, 29 de octubre de 2007

Epilogo de la fiesta de San Crispín en Elche

Y algunos pensaron que la culpa de que no se celebrara ayer la Misa en la ermita de San Crispín de Elche la tienen "los rumanos". Pues no, ellos no tuvieron la culpa. La ermita estaba vacía de iconos y elementos de culto propios de nuestra Iglesia Ortodoxa según lo estipulado en el acuerdo con el Gremio de Zapateros, la culpa no fue de ellos. La ermita de San Crispín nunca ha dejado de ser un templo católico, era una iglesia cedida a los ortodoxos temporalmente hasta que ellos puedan tener su propio templo que no es cosa fácil. Sobra cualquier comentario más.

Diario "INFORMACIÓN" ed. ELCHE 29 de octubre 2007. M. J. SANMARTÍN: Los ilicitanos celebraron ayer San Crispín participando activamente en la romería acompañando al Santo en su recorrido por las calles del barrio o, como hizo una gran multitud La romería, que estuvo muy concurrida, partió a las 9.30 horas de la misma ermita y llevó al Patrón de los zapateros por diversas calles del barrio para volver al punto de partida. A su llegada a la ermita, no se celebró la tradicional misa por decisión del vicario episcopal, que consideró que el lugar no era el adecuado al estar dedicado al culto ortodoxo y el Santo se expuso directamente al público. La imposibilidad de celebrar la misa causó un pequeño revuelo provocado por alguno de los asistentes, que mostró en público su disconformidad e incluso culpó de ello «a los rumanos» ante el resto de personas que formaban cola para ver de cerca al Santo, según indico el presidente de la Asociación de Amigos de San Crispín, Tomás Mora, que tuvo que explicar personalmente a quienes lo requerían las circunstancias por las que no se ofició la misa. Pese a este incidente, el público abarrotó un año más la ermita para ver al Santo y hacerse con alguna de las típicas «chinchetas» que se utilizaban antes en el oficio zapatero y con uno de los cerca de 20.000 calendarios de bolsillo que repartió Además, la gente abarrotó todo el recinto en una soleada mañana y cumplió también con la tradición de almorzar y compartir la típica coca en familia o con amigos. El ambiente festivo lo completaban la gran cantidad de puestos que ofrecían desdes los típicos dulces propios de la romería hasta tapas elaboradas; además de las animadas tómbolas y una amplia oferta de bisutería y bolsos, entre otros artículos.

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