miércoles, 1 de octubre de 2008

PAPAROCKADES O LOS MONJES ROCKEROS GRIEGOS

Hace tres años fui a Grecia de viaje. El objetivo del viaje era peregrinar a la tumba de San Nectario de Egina y a la Iglesia de la Panaghia Evangelistra de Tinos. Fue para mí también una suerte venerar las reliquias de San Haralambos en Meteora y las de San Jorge el nuevo mártir en la ciudad de Ianina.

Para un ortodoxo convertido un viaje a Grecia es algo importante, por lo menos para mí lo era. Una vez allí y quitando estos sitios que son emblemáticos al ser lugares de peregrinación, vi con asombro que la situación en las iglesias griegas no era muy diferente a la situación en España. Iglesias mucho más llenas que aquí, pero con una edad media que rondaba los sesenta años, más o menos.

Por desgracia comprobé que cuanto más occidentalizada está una sociedad ortodoxa más incompatible se hace el ritmo de vida de los jóvenes con las prácticas propias de un cristiano ortodoxo. ¿Cómo va a asistir un joven ortodoxo que ha estado toda la noche bebiendo y bailando en el Pireo a la Divina Liturgia un domingo por la mañana? Participé en la Divina Liturgia en la Iglesia de San Pantaleimón en Atenas y las personas más jóvenes eran las madres que llevaban a sus niños a comulgar, cosa que poco a poco van delegando también en las abuelas, porque es mucho esfuerzo el madrugar para que el niño reciba los Santos Dones.

El proceso en España se produjo en los años 80, cuando comenzó la famosa “movida”. Salías por la noche y el domingo se rompía la dinámica secular de ir a “misa mayor” la familia entera, luego tomar el aperitivo e ir a comer a casa de los abuelos. Hubo muchos disgustos en las familias, incluida la mía por mi inconsciencia de aquellos años. Se siguió una estrategia diabólica para poco a poco ir minando las costumbres familiares dominicales. Y se consiguió, vaya que si se consiguió, para alegría del maligno y sus secuaces socialistas, incluido el alcalde de Madrid de nefasta memoria llamado Tierno Galván, promotor de dicha movida, que en aras de una modernidad del demonio, fomentó el alcohol, las drogas, el permisivismo sexual y toda clase de infamias nocturnas.

En aquellos años yo asistía al colegio de los Salesianos. Estos no sabían que hacer para retener a los jóvenes. Se llegó a organizar una discoteca en el colegio, que llego a ser una de las más famosas de la ciudad, donde se vendía alcohol a menores, la maría y el hachís corrían a sus anchas y el los pinos del colegio se hacía de todo menos rezar el rosario. Los buenos de los padres salesianos organizaban conciertos de rock “cristiano” con grupos que siguen deambulando por ahí, para asombro mío, en los cuales un tal Migueli emulaba a Miguel Ríos pero con letras de supuesto contenido cristiano en las que se llamaba a Cristo “colega” y demás lindezas del vocabulario vulgar que utilizaba la chusma. No dudaban ellos mismos de subirse al escenario melenudos y en vaqueros, todo para intentar atraer a unos jóvenes que se les iban.

La capilla del colegio siempre estaba cerrada, por lo que se abandonó la costumbre de hacer la “Visita” cuando se pasaba por delante. Los 24 de cada mes ya no se hacían las celebraciones en honor de María auxiliadora, dejándose de celebrar también la misa diaria. Y los domingos las misas a las que acudían las familias se convertían en insufribles conciertos de rock con guitarras eléctricas, baterías y curas-clown en vaqueros. Todo esto le parecía “guay” a determinados progres y con ello consiguieron que muchos dejaran de ir para que aquellos progres que les aplaudían por su modernidad, y que no pisan una iglesia desde hace 20 años, en aquellos momentos fueran.

Misas en los campamentos con un vaso de vino de tetrabrik y un trozo de pan cogido de la cocina. Posters de un pseudo Cristo melenudo parecido a la Che Guevara, Dios Padre en zapatillas de andar por casa… Despropósito tras despropósito.

¿Qué consiguieron? NADA. Las iglesias se vaciaron de aquellos jóvenes que seguían a los curas-clown-rockeros de igual forma que al crecer dejaron de interesarse por AC/DC o Alaska y los Pegamoides. La gente harta de tanto desmán dejó de ir a estas iglesias que andaban entre el almacén de patatas por su arquitectura y el pub cutre por su música. Siguen fieles las ancianas que pasaron de los curas y a pesar de ellos continuaron rezando sus rosarios y novenas y bajando los 24 de cada mes a besarle el pie a María Auxiliadora, pidiéndole por sus hijos y nietos que cuando eran niños también iban pero que dejaron de hacerlo porque a unos señores curas les dio la gana para ser modernos.

Ellos siguen intentándolo, cada vez más "horteras", porque ya son mayores y se disfrazan de “jovencitos” para intentar atraer a unos jóvenes que se ríen de ellos por el ridículo que hacen.

Si estos monjes rockeros aparecidos en Grecia pretenden lo mismo que pretendían ellos hace 25 años que Dios los ampare, y nos ampare a nosotros. Si quieren atraer a los jóvenes con el mensaje de “mira que guays que somos los monjes rockeros que en vez de estar en el monasterio estamos de gira” que Dios tenga misericordia de ellos y del ridículo que van a hacer.

Si estos monjes supieran algo y tuvieran fe, sabrían que el monje atrae como atrae el nectar escondido a la abeja, que cuando más austera es su vida, más discípulos acuden a él a pesar suyo, que cuando más cerca está de Dios, si es su voluntad, mejor ayudará a otros como padre espiritual a acercarse al Inefable.

Que no pretendan acercar estos monjes a los jóvenes griegos a Dios con guitarras eléctricas y baterías porque otros ya anduvieron ese camino y fracasaron.

Que Él tenga misericordia de nosotros y la Toda Santa Theotokos interceda por estos jóvenes ante el Trono de su Hijo, nuestro Señor.

Por si alguien quiere ver el despropósito:

http://es.youtube.com/watch?v=Cu54MtDi3iQ

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