El día después de cada gran fiesta, la iglesia ortodoxa honra a los que hicieron la fiesta posible. Por ejemplo, el día después de la Natividad del Señor, celebramos el Synaxis de la Santísima Theotokos (26 de diciembre). El día después de Teofanía, conmemoramos a San Juan el Bautista (7 de enero)...
Hoy honramos al Santísimo, Bueno y Vivificador Espíritu, que descendió sobre los Apóstoles en Pentecostés en forma de lenguas de fuego cumpliendo así la promesa del Señor de mandar al Consolador a sus discípulos (Jn 14, 16). El mismo Espíritu permanece en la iglesia por los siglos de los siglos, guiándola “a la Verdad plena” (Jn 16, 13).
Unos de los himnos cantados en las Vísperas del sábado al anochecer nos dice que el Espíritu Santo “Provee todo. De Él brota profecía, Él perfecciona el sacerdocio, sostiene a la Iglesia.”
En los servicios del día, cantamos los mismos himnos de Pentecostés, menos el canon del Espíritu Santo, que se canta en Completas. La vigilia no se prescribe para la víspera de la fiesta de hoy. Cantamos la Gran Doxología en maitines, pero no el Polielos. El Irmoi de la novena oda (Salve, oh Reina, gloria de madres y vírgenes…”) se canta en vez de el canto de la Theotokos (Mi alma magnifica al Señor…)
En la Liturgia, el sacerdote o el diacono, canta el verso de la entrada (“Elévate oh Dios.”) como se hace en el día de Pentecostés.
Esta semana no se ayuna, y el sábado se hace la despedida de la fiesta.
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