viernes, 26 de febrero de 2021

La parábola del Hijo Pródigo y la confesión



En la Confesión normalmente se presenta un hijo u otro en los que vienen a ella. Por un lado, está el fiel que acude como el hijo pródigo, y es de esta manera como hemos de acudir: confesamos nuestro pecado, estamos arrepentidos y humildemente pedimos perdón y clemencia; por otro lado, están los que acuden como el hijo mayor, contando todo lo que él ha hecho, sus victorias: “Te he servido durante tantos años y nunca he roto tus mandamientos”; sigue acusando: “Nunca me diste ni un cabrito”; y termina contando los pecados de los demás: “Este hijo tuyo que se gastó tu fortuna con prostitutas”. Y si aparecen en la confesión es porque son normales en la vida diaria, lo que provoca el endurecimiento del corazón.

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