lunes, 21 de marzo de 2011

II DOMINGO DE LA GRAN CUARESMA: DOMINGO DE SAN GREGORIO PALAMÁS, EL II TRIUNFO DE LA ORTODOXIA

San Gregorio Palamas Arzobispo de Tesalónica nació en el 1296 en Constantinopla. El padre de San Gregorio era un dignatario prominente en la corte de Andrónico II Paleólogos (1282-1328), pero falleció prematuramente y Andrónico tomo parte personal en la educación y preparación del huerfano.

Dotado con habilidades finas y gran diligencia, Gregorio aprendió las letras y ciencias de la época. El emperador esperaba que el joven se dedicaría a trabajo en el gobierno. Pero Gregorio, con solo veinte años, se fue a Monte Athos en el año 1316 y comenzó como novicio en el monasterio de Vatopedi bajo el guía del Geronta San Nicodemo de Vatopedí (11 de julio). Ahí fue tonsurado y comenzó su camino de asceta. Una año después, el santo Evangelista Juan el Teólogo se le apareció en una visión y le prometió su protección espiritual. La madre y hermana de Gregorio también hicieron votos monásticos.


Después de la muerte del anciano Nicodemo, San Gregorio paso ocho años batallano espiritualmente bajo la guía del anciano Nicéforo, y después que el murió, Gregorio pasó a la Lavra de San Atanasio (5 de julio). El sirvió en el comedor y después como cantor en la iglesia. Pero después de tres años se quedo en el pequeño skite de Glosia buscando mas perfección espiritual. El director de ese monasterio comenzó a enseñarle al joven el método de oración hesicasta y la actividad mental, que había sido cultivada por los monjes comenzando con los gran ascetas del desierto en el cuarto siglo: Evagrio de Ponto y San Macario de Egipto (19 de enero).

Después en el siglo once, San Simeón el Nuevo Teólogo (12 de marzo) dejo instrucciones detalladas sobre actividad mental (o la oración del corazón), que requiere soledad y quietud, llamada “Hesicasmo” ( del griego “hesichia” tranquilidad, silencio).

En su estadía en Glosia el futuro jerarca Gregorio se lleno en plenitud con el espíritu de hesicasmo y lo adopto como una parte esencial de su vida. En el año 1326, por el peligro de invasión de Turquía, él y sus hermanos se fueron a Tesalónica, donde lo ordenaron como sacerdote.

San Gregorio combinaba las obligaciones del sacerdocio con la vida de un ermitaño. Cinco días a la semana los pasaba en silencio y oración, y solo los sábados y domingos venia a ver su gente. Celebraba los divinos servicios y predicaba. Para los que estaban presente en la iglesia, sus enseñanzas inspiraban ternura y lagrimas. Aveces visitaba reuniones teológicas de la juventud de la ciudad, encabezado por el futuro patriarca Isidoro. Después de regresar de una visita a Constantinopla, encontró un lugar adecuado para la vida solitaria cerca de Tesalónica en la region de Berea. Pronto congrego una comunidad de monjes solitarios y los guío por cinco años.

En el año 1330 algunos eventos sucedieron en la vida de la Iglesia que convirtieron a San Gregorio entre uno de los mas significativos apologistas universal de la Ortodoxia, y le trajeron gran renombre como maestro del hesicasmo.

Por el año 1330 el monje Barlaam llego a Constantinopla de Calabria en Italia. Era el autor de tratados en lógica y astronomía, un orador adepto y muy preparado. Recibió un puesto universitario en la capital y comenzó a exponer sobre las obras de San Dionisio el Areopagita (3 de octubre), cuya teología apofatica (“negativa” en contraste a “Catafatica” o “positiva”) fue proclamada en igual para ambas iglesias del este como del oeste. Pronto Barlaam visito a Mt. Athos donde supo de la vida espiritual del hesicasta. Diciendo que es imposible conocer la esencia de Dios declaro que la oración mental era un error herético. Viajando de Monte Athos a Tesalónica, y de ahí hasta Constantinopla, y después a Tesalónica de nuevo, Barlaam, lleno de diabólica soberbia, discutía con los monjes e intentaba demostrar la naturaleza material y creada de la luz de Tabor (la de la Transfiguración) y se burlaba de las enseñanzas de los monjes sobre la forma de oración y la luz increada vista por los hesicastas.

San Gregorio, por la suplica de los monjes Athonitas, respondió con admoniciones verbales al principio. Pero al ver la futilidad de esos esfuerzos, el compuso sus pensamientos en escrito. Así apareció la “Las Triadas en Defensa de los Santos Hesicastas” (1338). Hacia los fines de 1340 los ascéticos Athonitas, con la asistencia del santo, recopilaron una respuesta general a los ataques de Barlaam, llamadas “El Tomo Hagioretico”. En el concilio de Constantinopla de 1341 en la iglesia de Hagia Sofía San Gregorio Palamas debato con Barlaam, enfocando en la naturaleza de la luz del Monte Tabor. El 27 de mayo, 1341 el concilio acepto la posición de San Gregorio Palamas, que Dios a quien uno no se puede acercar en su esencia, se revela por sus energías, las cuales son dirigidas al mundo, y se pueden percibir, como la luz de Tabor, pero ni son material o creada. Las enseñanzas de Barlaam fueron condenadas como herejía, el fue censurado y se fugo a Calabria.

Pero la disputa entre los Palamitas y los Barlamitas no terminaron ahí. A continuación siguieron los discípulos de Barlaam, el monje Búlgaro Akyndinos, y el Patriarca Juan XIV Kalekos (1341-1347); el emperador Andronico III Paleologos (1328-1341) también se inclinaba a esa opinión herética. Akyndinos, cuyo nombre indica “uno que no inflige daño”, causó mucho daño con sus enseñanzas heterodoxas. Akyndinos escribió varios folletos en el cual declaraba a San Gregorio y los monjes Athonitas culpables de causar gran desorden en la iglesia. En cambio el Santo escribió refutaciones detalladas contra los errores de Akyndinos. El patriarca apoyaba a Akyndinos y llamaba a San Gregorio la causa de todos los desordenes y disturbios en la Iglesia (1334) y lo encarcelo por cuatro años. En 1347, cuando Juan el XIV fue reemplazado en el trono patriarcal por Isidoro (1347-1349), San Gregorio Palamas fue liberado y lo hicieron Arzobispo de Tesalónica.

En 1351 el concilio de Blacharne solemnemente proclamó la ortodoxia de sus enseñanzas. Pero la gente de Tesalónica no acepto a San Gregorio de inmediato, y tuvo que vivir en varios lugares. En uno de sus viajes a Constantinopla su barco fue tomado por turcos. Aun mientras estaba en cautividad, San Gregorio le predicaba a los prisioneros Cristianos y hasta a su cautivadores musulmanes. Los hagarenos estaban asombrados por la sabiduría de su palabra. Algunos de los musulmanes no lo aguantaban, por eso lo torturaban y lo hubieran matado si no fuera porque esperaban una gran recompensa por el. Un año después, San Gregorio fue liberado y lo devolvieron a Tesalónica.

San Gregorio hizo muchos milagros en los tres años antes de morir, curando a los afligidos de sus enfermedades. En la víspera de su descanso, San Juan Crisóstomo se le apareció en una visión. Con las palabras “¡A las alturas. A las alturas!” San Gregorio se durmió en el Señor el 14 de noviembre, 1359. En 1368 fue canonizado en un concilió en Constantinopla bajo el Patriarca Filoteo (1354-1355, 1364-1376), quien recopilo la vida y los servicios del santo.

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