Injuriar a una persona por creer en Dios es un delito, en España y en cualquier lugar medianamente civilizado del mundo. ¿Por qué? Porque la libertad religiosa es uno de los pilares básicos de la paz social y porque su reverso, la intolerancia laicista, es el camino más seguro a la tiranía, según demuestra la Historia.
En Madrid, el próximo 21 de abril, Jueves Santo, varios grupos extremistas han convocado una "procesión atea" por el centro de la ciudad. Ahora falta por ver si la Sra. Delegada del Gobierno en Madrid, Dña Amparo Valcarce, va a cumplir la Ley e impide que este acto blasfemo se realice.
Además, se quiere recordar uno de los acontecimientos más bárbaros ocurridos en este país y que supuso una pérdida de un patrimonio cultural, del que éramos propietarios todos los españoles, de valor incalculable: la quema de Iglesias durante la Guerra Civil. Por eso la “procesión atea” parará en la plaza de Agustín Lara, en Lavapiés, donde se erigen las ruinas de las antiguas Escuelas Pías incendiadas por la CNT el 19 de julio de 1936. Todo un acto de tolerancia y respeto, sí señor.
Los organizadores de la procesión atea del Jueves Santo anuncian que exhibirán pasos burlescos con nombres hirientes y zafios como “Hermandad de la Santa Pedofilia”, “Cofradía del Papa del Santo Latrocinio” y algunos más que no menciono para no herir sensibilidades.
Al hacer esta burla del catolicismo, la hacen del cristianismo y nos afecta también a nosotros al realizarse en los días más santos del año, la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Ante tal despropósito me cuesta no escribir las cosas que se están pasando por la cabeza. Ya hay que soportar que en determinados desfiles de tipos muy orgullosos de enseñar los músculos que un día se pudrirán en la tierra, se haga burla de todo lo sagrado; no hay carnaval en el que no se haga mofa de Nuestro Señor y su Purísima Madre, como para que en los días de la Semana Santa, estos tipos, por llamarles de alguna manera, inspirados por el mismísimo Satanás se dediquen a despreciar la fe de millones de creyentes en todo el mundo.
Perfectamente respeto al ateo y agnóstico; Que no quieren creer en Dios, bendito sea, pero no me pongo a acordarme de la panadera madre del ateo, ni del fontanero de su padre (que políticamente correcto me ha salido, si señor). Pero como decía en un post anterior, los herederos de la CNT no saben lo que es la democracia, ni el respeto a las libertades, ni el derecho de libre conciencia, ni ellos, ni los comunistas, ni los de Esquerra, ni los socialistas, no, son hijos de Marx, Lenin, Stalin y Trosky, y estos señores, ni querían libertad, ni sabían lo que era, ni por supuesto sabían lo que era el respeto al ser humano, y si no que se lo pregunten a los millones de muertos del Gulag.
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