Es evidente, como ha sido el comentario de muchos Padres, que la razón principal de la crisis que estamos viviendo, está en el pecado de los hombres. Nada más tenemos que ver lo que está ocurriendo en nuestro país. El egoísmo desmesurado de los especuladores que inflaron la burbuja inmobiliaria, los gastos innecesarios que han llevado a muchos a gastar muy por encima de sus posibilidades, la usura encubierta practicada por los banqueros, la corrupción de politicuchos de tres al cuarto cuyo único afán no es servir a la “res publica” sino dejar nuestros bolsillos lo más vacíos posibles… Y así podríamos seguir con un triste largo etcétera. El pecado del hombre que se aparta del camino de los mandamientos puestos por Dios, que incluso lo rechaza como el niño que cree que su padre va a dejar de estar delante de él si cierra los ojos, es lo que nos lleva a la situación, desesperante para muchas familias, que vivimos.
Y la solución que encuentran los impíos gobernantes es exprimir al pueblo hasta su última gota, como si fuera un limón, para poder aliñar la ensalada formada por sus nefasta gestión mediante la subida de impuestos directos e indirectos que en definitiva terminan pagándolos los de siempre. No son los más ricos los que más pagan, no, eso nunca, ya tienen ellos sus artimañas legales para escurrir el bulto; lo pagan los jubilados que ven como sube el recibo de la luz y tienen que renunciar a encender la calefacción; lo paga el ama de casa que ve como gracias a la subida del IVA, sube la cesta de la compra; lo ve el padre de familia que tienen que repostar una gasolina cada vez más cara para poder llegar al trabajo; lo ven aquellos que compraron una casa y temén el ajuste del Euribor y la subida consiguiente de la hipoteca; lo ven los estudiantes en la subida de las tasas de matriculación; lo ven los pequeños empresarios que son los que de verdad generan empleo, que tienen que cerrar las empresas por la política de convenios laborales propia de los sindicatos laborales y la subida de la presión fiscal.
Y mientras tanto, los políticos juegan a ser dioses que gobiernan los destinos den los hombres, los ricos siguen siendo más ricos, las clases medias tienen que recurrir a veces a los bancos de alimentos o echar mano de la solidaridad familiar para llegar a fin de mes y los pobres caen en la miseria más absoluta.
En Grecia la situación es peor que la nuestra si cabe. La coincidencia es además bochornosa por los dos gobiernos socialistas. Y estos señores, por llamarlos de alguna manera se han atrevido, en su afán de rapiña para poder salvar sus pellejos en medios del caos económico y social, a desafiar a la Santa Montaña.
Desde hace más de mil años, el Monte Athos ha mantenido un estatus autónomo que incluso fue respetado por la Sublime Puerta en tiempos de la dominación otomana. El Estado griego, reconoce en la Constitución la total autonomía de la Santa República de Athos que es el Jardín de la Madre de Dios a pesar de los gritos de protesta de las diputadas socialistas griegas y de la chusma vocinglera de sus periodistas.
Ahora el gobierno quiere sacar tajada de la excelente gestión económica de los recursos de Athos y sus dependencias. Estos beneficios no son buscados por los monjes ya que un monasterio no es un negocio secular, sino que Dios hace que fructifique el ciento por uno en el trabajo de los monjes que llevan una vida totalmente consagrada a Dios. Ahora quieren hacer pagar a los monasterios impuestos a un gobierno corrupto que durante años ha dilapidado los bienes del Estado para tapar así el agujero que tiene la economía griega.
Pero si el nefasto Papandreu creía que se iba a encontrar con borregos sumisos se ha equivocado y con lo que se ha encontrado es con 2600 monjes amenazando con romper con el gobierno de Grecia quienes por cierto, aparte de sumir al país en la bancarrota, pretenden borrar a la influencia de la Iglesia Ortodoxa en Grecia no dudando, como hace la Ministra de educación, en alterar la historia del país en los libros de Historia y pretender quitar la clase de religión de las escuelas.
Como siempre, que la crisis la pague los otros y mis errores en el gobierno que los asuma el pueblo.
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