El primer sábado de la Gran Cuaresma se celebra en la Santa Iglesia Ortodoxa el milagro de las Colivas de San Teodoro. Con la conmemoración de este milagro de San Teodoro se cierran los tres primeros sábados en los que hemos conmemorado el primero a todos los difuntos, especialmente aquellos que murieron en medio de catástrofes, guerras y epidemias y a aquellos de lso cuales nos e hace memoria por no tener familaires vivos que los recuerden, el segundo a todos los santos hombres y mujeres que vivieron la ascesis y el tercero a todos los Santos y Mártires que dieron sus vidas por Cristo.
El origen de esta fiesta se sitúa cincuenta años después del martirio de San Teodoro. Reinaba el impío Juliano el Apóstata y después del ayuno estricto de la primera semana de la Gran Cuaresma, en su maldad concibió un plan diabólico. Ordenó al gobernador de la ciudad de Constantinopla que rociara todos los alimentos de los mercados de la ciudad con sangre de los sacrificios de a los ídolos paganos a los que adoraba para que así, los cristianos que podían mitigar la dura ascesis de los primeros cinco días penitenciales no tuvieran nada para comer o se vieran obligados a comer al abominación contaminada.
San Teodoro se apareció al obispo Eudoxio y le ordenó anunciar a los cristianos que no compraran nada en los mercados y que rompieran el ayuno comiendo trigo hervido con miel.
El colivo quedó primero como alimento y luego por sus ingredientes pasó a ser el elemento principal de las conmemoraciones por los difuntos ya que el trigo cocido recuerda al hombre porque este es su principal alimento, el grano que molido es amasado para hacer el pan.
La coliva expresión material de nuestra creencia en la inmortalidad y la Resurrección. Hecho con granos de trigo recuerda las palabras del Señor en el Evangelio de San Juan el Teólogo: “Si el grano de trigo no muere, no germinará y dará fruto” (Jn Jn 12, 24) Así de nuestra corrupción en la tierra surgirá la incorruptibilidad en el día de la Resurrección de los muertos. El azúcar, las pasas y las especies simbolizan la dulzura de la vida eterna, la verde y fragante hierbabuena la esperanza de la resurrección, los frutos secos los huesos de los que habla Isaías que serán revestidos de nuevo y los granos de granada la sangre redentora de Cristo
Al final de la liturgia, y después de ser bendecidas, los sacerdotes y los fieles hacen oscilar en alto las colivas mientras se canta el “Memoria eterna” simbolizando con ello los terremotos que ocurrieron durante la Muerte y Resurrección de Cristo.
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