Oh Señora, Madre, la Protectora de los pecadores, Puente de los sufrientes en el mar de la vida, ancla de aquellos en tormentas y libertadora de aquellos en peligro, desde lo más profundo de mi corazón y alma contrita, en humildad, dolor, sollozos y lágrimas, yo un miserable, me refugio en ti como mi sola esperanza y mediadora. Me aferro a tu Hijo y Creador, conviértete en mi protección, no me dejes perecer, reconcíliame con tu Hijo que está enojado conmigo. Para la ira que él tiene justamente hacia mí. He pecado contra ti, desdichado de mí, te he insultado.Toda mi vida y he cometido iniquidades, por pensamientos y palabras y en mis sucias pasiones. He infectado mi alma y me he llegado a ensuciar completamente, he ennegrecido la belleza de mi alma. He deshonrado la imagen de Dios en mí. Lluvia de lágrimas caen de mis ojos, y si ellas corren perpetuamente como ríos y también fuentes, la dificultad de limpiar la vergüenza de mi alma contaminada. ¿Cómo puedo prevenirlo? ¿Cómo me limpiaré? ¡Soy culpable, irritando al Juez! tiemblo ante el infierno y los castigos futuros. ¿Quién puede salvar a éste hombre miserable de la terrible condena? ¡Nadie, excepto Tú, Bienaventurada Virgen María! Señora, Oh Señora, sálvame.
+ Padre Evgénios Boúlgaris
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