El tercer domingo de la Gran Cuaresma se realiza la Veneración de la Santa Cruz. En el medio de la Gran Cuaresma, la iglesia nos ofrece la adoración de la preciosa y vivificadora Cruz, para que podamos renovar nuestras fuerzas y sobrellevar el ayuno debido a nuestras debilidades corporales.
Nuestra Santa Iglesia la ubica en medio del camino del ayuno para que la vivificadora Cruz sea la alegría del mundo, la fuerza del creyente, la esperanza del pecador, entonces prosternándonos ante ella, nos da bendición, regocijo fuerza para poder terminar el ayuno cantando: “Viendo, hoy, la preciosa Cruz de Cristo, nos prosternamos ante ella con fe y alegría, y abrasémosla con anhelo suplicando al Señor, que sobre ella fue crucificado por su propia voluntad, que nos haga dignos a todos los fieles de prosternarnos ante la venerable Cruz y de llegar al día de la Resurrección, sin condena!”
La Cruz es la fuerza divina de todos los sacramentos. Cuando el sacerdote santifica el agua durante el bautismo hace la señal de la cruz y bendice el agua diciendo: \"Que se destruyan, bajo la imagen de Tu Cruz, todas las fuerzas adversas.\" Al bautizado se le coloca una cruz con las siguientes palabras: \"El que quiera seguirme, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame\" (Mc. 8:34)
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