lunes, 14 de julio de 2008

No hay lenguas sagradas en la Ortodoxia

Vladika Hilarion (Alfeyev) declaraba hoy que es el Espíritu Santo el que ha de decir cuál es el momento para introducir la utilización del ruso moderno en los oficios eclesiásticos en una entrevista dada a la agencia BLAGOVEST.

Desde luego es este un tema delicado para la Iglesia Rusa que puede crear muchos problemas pero es algo que no se debería de dejar. Este fin de semana hubo un bautizo de un niño ruso en la parroquia. Ellos conocían la existencia de la parroquia rusa de Altea pero decidieron venir a celebrarlo en la nuestra. El padre del niño me daba los siguientes argumentos: Lo primero es que vivimos en Alicante y aquí hay una Iglesia Ortodoxa que es a la que normalmente asistimos y lo segundo porque no nos enteramos de nada en la Parroquia rusa, no entendemos los oficios, nos cuesta mucho comprender el Evangelio que tenemos que leer antes en casa en un Evangelio en ruso y los oficios en castellano los comprendemos mejor que los que se hacen en eslavón. Lo mismo ocurrió hace unos meses con el bautizo de una niña griega. La madrina confesaba: aunque se haga alguna letanía en griego me alegro de que se celebre en castellano, por lo menos comprenderemos algo del oficio.

Estas reacciones te hacen pensar si el deseo, por una parte laudable, de conservar tanto el eslavón como el griego eclesiástico, no estarán privando a los fieles de uno de los mayores tesoros de la Iglesia Ortodoxa que son sus textos litúrgicos donde está expresada de manera incomparable toda nuestra teología.

Recuerda esto el problema que surgió con Roma cuando los santos hermanos Cirilo y Metodio tradujeron del griego al eslavo los textos de la liturgia para una mejor evangelización de aquellos pueblos que comenzaban a convertirse al cristianismo. Desde Roma les decían que en la Iglesia solo se podía rezar en las lenguas en que había sido escrito el cartel de la cruz: hebreo, griego y latín, lo cual es una barbaridad. Con buen criterio los Hermanos tradujeron al eslavo los textos y aquellos pueblos comprendieron el mensaje del Evangelio ya que éste era expresado en su lengua.

La Iglesia Rusa ha dado también ejemplo de esto. San Germán de Alaska, evangelizador de esta tierra americana, tradujo las Escrituras al aleutiano para que los esquimales que estaban entrando en la Iglesia pudieran entender sus palabras, así mismo tradujo los textos litúrgicos y lo mismo hizo San Nicolás en Japón. ¿Por qué entonces no traducir los textos en eslavo al ruso moderno para que el pueblo comprenda aquello que celebra. Lo sagrado es lo que trasmiten los textos, no la lengua en que se expresa. Lo divino es el mensaje de Cristo que nos dejó en su Evangelio. No hay lenguas sagradas.

Lo que se ha de evitar es que la Iglesia se divida como ya ocurrió en tiempos del Patriarca Nikon, pero es necesario que el pueblo pueda nutrirse este santo alimento que son los textos venerables de nuestra Liturgia Ortodoxa.

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