El 19 de junio la Iglesia Ortodoxa y de una forma especial el pueblo de Bulgaria veneramos a uno de los santos más venerados de esta nación, el monje Paisi de Hilandar, primer abanderado del su renacimiento nacional.
A los 23 años de edad el joven se establece en el célebre Monasterio serbio de Hilandar, en el Santo Monte Athos, hoy en la vecina Grecia y en aquel entonces en los límites del vasto Imperio Otomano que tenía dominada Bulgaria desde finales del siglo XIV.
Como enviado monástico, Paisi recorrió ciudades y pueblos para recopilar dádivas y atraer peregrinos. Estos viajes le permitieron conocer las penurias del pueblo búlgaro sojuzgado políticamente por los turcos y en dependencia espiritual por el patriarcado griego de Estambul. El padre Paisi se indignaba y apenaba por la apostasía de muchos búlgaros que, atraídos por la cultura griega, renegaban de su nacionalidad y alardeaban de sentirse griegos. A ellos, el patriótico monje contraponía a quienes llamó los sencillos labradores, pastores y simples artesanos. Eran los mártires de la época que sentían en carne propia las arbitrariedades, vejaciones y violencia de la dominación otomana.
A unos y otros dedicó Paisi un libro que escribió en su celda monástica, un libro nada voluminoso pero en cambio muy fogoso, lleno de amor por su pueblo búlgaro y de orgullo de pertenecer a él, un libro que describía la historia antigua de los búlgaros, la vida de sus reyes y clérigos más excelsos, destacando aquellos acontecimientos y períodos en que el reino medieval de Bulgaria había alcanzado la plenitud de su grandeza y gloria y había sido uno de los más importantes de Europa.
Se titula este libro “Historia Eslavo-Búlgara” . Paisi lo terminó en 1762 y recorrió otra vez las tierras búlgaras para darlo a conocer a sus compatriotas sumidos en las tinieblas del yugo turco y en la ignorancia.
Este libro fue copiado en múltiples ejemplares por su autor y por muchos otros patriotas búlgaros y se convirtió en la primera antorcha del Renacimiento nacional. Hasta entonces, los búlgaros no disponían de una obra completa que les permitiera conocer su historia, su pasado, y de esa manera empezar a luchar por su porvenir como nación libre. “¡Búlgaros, conoced vuestras raíces y aprended bien vuestra lengua!”, escribía Paisi. Y consiguió despertar la conciencia nacional. Sus compatriotas leían su “Historia Eslavo-Búlgara” , asombrados de saber que en el pasado habían tenido un estado extenso, poderoso y floreciente, un estado fuerte en armas, en cultura y en espíritu. Haciendo despertar esta conciencia nacional, el modesto monje sabía que su pueblo iba a tomar pronto por el camino de su independencia religiosa y política. Y así fue: no pasarían muchos años y el pueblo búlgaro emergería de la oscuridad del sinvivir histórico y asumiría toda la responsabilidad por su destino.
Al inicio de este viraje, en los albores de esta nueva época histórica, estaba un libro de pequeñas dimensiones pero de gran carga emocional y enorme significado.
Habiendo cumplido con su misión histórica, Paisi de Hilandar se perdió por los polvorientos caminos que surcaban las oprimidas tierras búlgaras. Pero su nombre y su obra perduraron en la conciencia de los búlgaros. Paisi permanece en la historia como el primer historiógrafo búlgaro moderno, y la memoria popular sigue llamándole EL PADRE Paísi, no sólo por haber sido monje, sino por haber sido el progenitor de la Bulgaria moderna, que mostró a sus compatriotas el camino al mundo y al futuro.
Así, pues, en la segunda mitad del siglo XVIII, una época en que los búlgaros llevaban tres siglos y medio en esclavitud e ignorancia, el monje Paisi, canonizado más tarde por la Iglesia Ortodoxa Búlgara, fue el promotor de la emancipación nacional.
A los 23 años de edad el joven se establece en el célebre Monasterio serbio de Hilandar, en el Santo Monte Athos, hoy en la vecina Grecia y en aquel entonces en los límites del vasto Imperio Otomano que tenía dominada Bulgaria desde finales del siglo XIV.
Como enviado monástico, Paisi recorrió ciudades y pueblos para recopilar dádivas y atraer peregrinos. Estos viajes le permitieron conocer las penurias del pueblo búlgaro sojuzgado políticamente por los turcos y en dependencia espiritual por el patriarcado griego de Estambul. El padre Paisi se indignaba y apenaba por la apostasía de muchos búlgaros que, atraídos por la cultura griega, renegaban de su nacionalidad y alardeaban de sentirse griegos. A ellos, el patriótico monje contraponía a quienes llamó los sencillos labradores, pastores y simples artesanos. Eran los mártires de la época que sentían en carne propia las arbitrariedades, vejaciones y violencia de la dominación otomana.
A unos y otros dedicó Paisi un libro que escribió en su celda monástica, un libro nada voluminoso pero en cambio muy fogoso, lleno de amor por su pueblo búlgaro y de orgullo de pertenecer a él, un libro que describía la historia antigua de los búlgaros, la vida de sus reyes y clérigos más excelsos, destacando aquellos acontecimientos y períodos en que el reino medieval de Bulgaria había alcanzado la plenitud de su grandeza y gloria y había sido uno de los más importantes de Europa.
Se titula este libro “Historia Eslavo-Búlgara” . Paisi lo terminó en 1762 y recorrió otra vez las tierras búlgaras para darlo a conocer a sus compatriotas sumidos en las tinieblas del yugo turco y en la ignorancia.
Este libro fue copiado en múltiples ejemplares por su autor y por muchos otros patriotas búlgaros y se convirtió en la primera antorcha del Renacimiento nacional. Hasta entonces, los búlgaros no disponían de una obra completa que les permitiera conocer su historia, su pasado, y de esa manera empezar a luchar por su porvenir como nación libre. “¡Búlgaros, conoced vuestras raíces y aprended bien vuestra lengua!”, escribía Paisi. Y consiguió despertar la conciencia nacional. Sus compatriotas leían su “Historia Eslavo-Búlgara” , asombrados de saber que en el pasado habían tenido un estado extenso, poderoso y floreciente, un estado fuerte en armas, en cultura y en espíritu. Haciendo despertar esta conciencia nacional, el modesto monje sabía que su pueblo iba a tomar pronto por el camino de su independencia religiosa y política. Y así fue: no pasarían muchos años y el pueblo búlgaro emergería de la oscuridad del sinvivir histórico y asumiría toda la responsabilidad por su destino.
Al inicio de este viraje, en los albores de esta nueva época histórica, estaba un libro de pequeñas dimensiones pero de gran carga emocional y enorme significado.
Habiendo cumplido con su misión histórica, Paisi de Hilandar se perdió por los polvorientos caminos que surcaban las oprimidas tierras búlgaras. Pero su nombre y su obra perduraron en la conciencia de los búlgaros. Paisi permanece en la historia como el primer historiógrafo búlgaro moderno, y la memoria popular sigue llamándole EL PADRE Paísi, no sólo por haber sido monje, sino por haber sido el progenitor de la Bulgaria moderna, que mostró a sus compatriotas el camino al mundo y al futuro.
Así, pues, en la segunda mitad del siglo XVIII, una época en que los búlgaros llevaban tres siglos y medio en esclavitud e ignorancia, el monje Paisi, canonizado más tarde por la Iglesia Ortodoxa Búlgara, fue el promotor de la emancipación nacional.
1 comentario:
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