sábado, 28 de junio de 2008

Textos litúrgicos del 29 de Junio

Estíjeras del Salmo Lucernario
en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

Tono 2º

¿Qué guirnalda tejeremos con nuestros himnos para Pedro y Pablo?
Aunque separados estaban unidos por el Espíritu;
fueron los primeros entre los que anunciaron el Evangelio:
Pedro, el primero entre los apóstoles,
Pablo, el más esforzado predicador de la Palabra.
¡Verdaderamente, Cristo nuestro Dios Misericordioso,
los ha adornado con coronas de gloria inmortal! (3 veces)

¿Qué himnos cantaremos para honrar como se merecen a Pedro y Pablo?
Sus manos estaban llenas de gracia y verdad;
sus pies los llevaron hasta los extremos de la tierra,
predicando el Evangelio de la paz.
Conducidos por el viento del Espíritu,
fueron llevados al cielo.
¡Verdaderamente son ríos de sabiduría y portadores de la Cruz!
Por su intercesión, Cristo, nuestro Dios Misericordioso,
líbranos de la arrogancia de los demonios. (3 veces)

¿Qué himnos espirituales entonaremos en honor de Pedro y Pablo?
Ellos han impuesto silencio a las lenguas afiladas de los ateos.
Ellos son espadas imponentes del Espíritu.
el adorno de la Iglesia;
ellos han nutrido al mundo entero con la Palabra de Dios,
piedras vivas del Nuevo Testamento
escrito por la mano de Dios
y Cristo, nuestro Dios Misericordioso,
los ha exaltado en Sión. (2 veces)

Gloria al Padre…

Tono 4º

Tres veces Cristo le preguntó a Pedro: ¿Me amas?
De esta manera fueron invertidas sus tres negaciones,
encomendándole el pastorear a aquellos
a los que dio testimonio de los misterios de Dios.
Él clamó al Señor:
¡Tú lo sabes todo!, ¡Tú sabes que te amo!
“Apacienta a mis ovejas, cuida mi rebaño” le dijo el Salvador,
“apacienta mis corderos cuya salvación compré con mi propia sangre”.
¡Oh Apóstol bendito, intercede por nosotros para que nos conceda su gran misericordia!

Ahora y siempre…

Teotoquio

Por medio de ti, oh Virgen Madre de Dios,
el profeta David se convirtió en antepasado del Señor.
Anunció tus maravillas en sus salmos cantándote así:
De pie a tu derecha está hermosísima la Reina,
tu Madre, la Mediadora de la Vida,
de la que nació Dios sin concurso de varón.
El quiso renovar su imagen caída sufriendo la pasión,
lo tomó en sus hombros como a la oveja perdida
y lo llevó ante su Padre
uniéndolo a los coros de los ángeles.

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