viernes, 25 de febrero de 2011

Sábado de las Almas: Sábado antes del Domingo del Juicio Final


Celebramos en este día la memoria de todos aquellos
que se han dormido piadosamente con la esperanza de la Resurrección.

Perdona, Oh Señor, a los difuntos y muéstrate compasivo,
Tú que eres Misericordioso, con los que han muerto.

Dado que a menudo sucede que algunos mueren de forma prematura en un país extranjero, en el mar, en las montañas, precipicios, abismos, en guerras, hambrunas, incendios, heladas y por todo tipo de muertes y tal vez no han tenido recursos, no se ha leído por ellos el Salterio y se han hecho los servicios conmemorativos, movido por el amor a la humanidad, los Padre Teoforos, han mandado a la Iglesia, que los Ortodoxos, conmemoren a todos aquellos que han muerto, tradición heredada de los Santos Apóstoles, con el fin de que los que no recibieron exequias por alguna razón, puedan ser incluidos en las conmemoraciones generales.

Esta es la Razón por la que la Iglesia celebra los Psicosábados o Sábados de las Almas. Una segunda razón es que los Padres, proveyendo la celebración de este Domingo en el que contemplamos la segunda venida de Cristo y el día terrible del Juicio Final, hace conmoración de las almas en este día, pidiendo la misericordia divina y mostrando la promesa del Paraíso para aquellos que superen el Juicio del Justo Juez que examinará nuestras obras, todas las acciones que hemos realizado en nuestra vida. Esto ha de movernos al Santo Temor de Dios que nos pide que estemos preparados para iniciar el Santo tiempo del ayuno

Se conmemora a los difuntos el sábado porque este nombre significa descanso y los difuntos son aquellos que descansan ya de las penalidades y trabajos de este mundo y reposan en espera de la resurrección. Los Padres prevén que se den limosas y se celebre por ellos la Divina Liturgia pidiendo a Dios por el perdón de los pecados de aquellos que ya no pueden rogar por si mismos tal y como nos lo dice San Dionisio Areopagita, recibiendo él la tradición d elos Apóstoles Bienaventurados.

De que todos los difuntos reciben el beneficio infinito de la oración tenemos constancia por diversas fuentes, pero sobre todo por un hecho ocurrido en vida de San Macario de Egipto que tenía costumbre de rezar por todos los difuntos. Pedía a Dios que le revelase si producía algún fruto su oración y un día mientras andaba por el desierto encontró el cráneo resecada de un pagano. Le preguntó al cráneo si recibían las almas algún consuelo y el cráneo le respondió: “Padre, cuando ruegas por los difuntos, recibimos un gran consuelo”.

La emperatriz Teodora, por las oraciones de muchos Padres y Confesores, libró del infierno al impío Teofilo. San Gregorio el Teólogo, en su oración fúnebre por su hermano Cesáreo afirmó que las suplicas por los difuntos son beneficiosas para ellos. San Juan Crisóstomo dice: “Vamos a darles a los difuntos toda la ayuda que podamos: limosnas y ofrendas en la Iglesia en su nombre, porque esto les proporciona grandes beneficios. De hecho estas prácticas se han transmitido a la Santa Iglesia de Dios por los Sapientísimos Apóstoles y el Sacerdote ha de recordar a los que han muerto en los divinos misterios

.
Designa un lugar en las tiendas de tu justicia para las almas
de aquellos que han partido antes que nosotros, oh Cristo nuestro Señor,
y ten misericordia de nosotros, porque Tú solo eres inmortal. Amén.

No hay comentarios: